Solidaridad con el pueblo boliviano

Por: Ricardo Robledo

Con profundo dolor, recibimos las noticias acerca de lo sucedido con motivo de la salida de Evo Morales como Presidente del gobierno de Bolivia. ¡Hasta dónde está dispuesta a llegar la burguesía en su ambición, avaricia y defensa de sus intereses individuales y mezquinos por encima de toda una nación próspera! Han regado terror, muerte y dolor en sus acciones golpistas, mostrando, una vez más, que los capitalistas sólo pueden actuar desde el crimen.

Otra vez rodeada de sangre y muerte, llevaron la biblia al palacio de gobierno, en un macabro ritual de brujería, que es a lo que queda reducido este libro cuando se actúa en contra de su doctrina de amor al prójimo y de los preceptos establecidos en sus mandamientos, que hablan de no matar, no robar, no mentir.

Como el 15 de noviembre de 15322, día de la muerte a traición del Gran Cacique  Atahualpa, quieren imponer de nuevo violentamente, la biblia a los pueblos indígenas; esta vez no pudieron repetir sus malvados propósitos, por que la población protegió a su líder Evo Morales, que era buscado también para asesinarlo.

Los que creemos en el humanismo, la democracia, la libertad y la fraternidad universales, respaldamos al Presidente Legítimo de Bolivia; tal como es el sentir de millones de personas y de los gobiernos demócratas en el mundo.

Repudiamos el terrorismo, el fascismo, los golpes de estado y las acciones desestabilizadoras de los países que defienden su soberanía y sus recursos ante la intervención imperialista.

Igualmente rechazamos la propaganda mentirosa que responsabiliza al Foro de Sao Paolo de acciones vandálicas en los países latinoamericanos, puesto que son contrarios a sus objetivos de paz, democracia y libertad de los pueblos del mundo; tales acciones violentas, son desarrolladas por los mismos grupos de derecha bajo la orientación imperialista.

Los golpes de estado, como el ocurrido en Bolivia, son una muestra del descalabro del capitalismo en el mundo, a tal punto que ya no puede reconocer los resultados de su propia institucionalidad, como los procesos electorales y organizaciones de gobierno.

De la lucha de los pueblos está naciendo un nuevo orden mundial, para que las personas puedan alcanzar la felicidad y el disfrute digno de su existencia.

Octubre 13 de 2019