Por: Ricardo Robledo
Hay que rechazar el protocolo inducido al alcalde de Medellín, mediante el cual se habilita el ingreso de la policía a las instalaciones universitarias. Si bien pretende orientarse a combatir el uso irresponsable de explosivos, su aplicación queda a la interpretación de los agentes. Entonces, cuando cometan arbitrariedades, los comandantes dirán que lo que pasa es que los policías de estratos 1 y 2, son muy brutos (no hay policías de estratos 5 y 6, pero generales sí).
Desde la alcaldía se procede muy al estilo de la ultra derecha. En Colombia no está legalizada la pena de muerte; sin embargo, los falsos positivos se han justificado con frases tan groseras como «no estarían cogiendo café». Más aún cuando desde la Universidad se hacen comentarios explosivos; luego dirán que los universitarios «no estaban en la biblioteca, leyendo a Rin rin renacuajo».
Tan lamentables reglamentaciones, son una muestra de la incapacidad del alcalde para establecer un diálogo con los estudiantes, representarlos y ejercer sobre ellos un liderazgo que vaya más allá del pragmatismo electoral. En cambio, escoge la defensa del establecimiento.
La policía también usa explosivos y estos se aceptan porque van dirigidos contra los ciudadanos. Para esto también existen protoculos, pero se los pasan por…la faja, la muerte de Dylan Cruz y las lesiones oculares son evidencias de ello.
En el ajedrez de la política colombiana, los peones marchan paso a paso, despejando el camino para que los alfiles, las torres y las reinas puedan avanzar.


