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La habitación

LA HABITACIÓN

Ya no me hace gracia el rayo de luz mañanero que se mete por la teja de eternit dándome los buenos días. Ya no… ya no tiene encanto esta habitación para mí; la pared tiene una humedad, se empezó a podrir de dolor de ver lo que allí sucedió.

Las muñecas coloridas en la estantería cerraron sus ojos, aparentemente se volvieron aserrín.

Las paredes blancas quedaron manchadas por el deseo bestial de unas mentes retorcidas.

La ventana que daba a la luz principal no volvió a abrirse, se encogió de miedo; sus cerrojos se oxidaron al extremo, se redujeron de terror.

La vergüenza, la inseguridad, la burla son constantes en el espejo.

Los fantasmas de esa época a veces van y vienen como cortinas de humo.

Aborrezco donde duermo tanto como a mi colchón, siempre evoca los sucesos de junio; sólo el rechinar de mi cama al acomodarme trae a mi memoria el vaivén en mis oídos una vez y otra vez.

Ahí estaba yo, inconsciente con mi desnudez, frágil cual marioneta manejada por cinco pares de manos diferentes; desperté en plena función con vagos recuerdos, me manipulaban como querían; había sobre mi uno me oprimía con fuerza, los cuatro restantes ya habían acabado el acto. Me sentía adolorida y cansada mientras los demás observaban el festín con lascivia, fui objeto de escarnio…

Cuando recuperé un poco de fuerza me levante y caí sobre un líquido con restos de bilis; no sé si era mío pero aun así vomite allí observado mi inmundicia.

Me revolqué de rabia, mis piernas y caderas parecían púrpuras, mi busto aún tenían las secuelas de unas uñas eufóricas.

Grité, mordí mis labios, rechiné mis dientes de agonía y más tarde que pronto, esas cuatro paredes se convirtieron en montañas donde sólo se escuchaba el aullido de un lastimado lobo. Quise que la noche me abrazara y que su bruma me matara.

El camino al baño fue largo, aunque luego de llegar, en él me quedé y fue en ese instante donde tuvo lugar el primero de muchos intentos por volver a ser lo que alguna vez fui; me lavé a mí y a mis culpas, el espíritu abandonó la carne y quedaron las penurias.

Me lamenté como mandrágora al punto que mis ojos desencadenaban torrentes de agua salada, ese día me volví de cartón y finalmente me reduje a nada.

La ropa que usé la quemé en un intento desesperado de que con ella se quemaran también los recuerdos.

Esta casa era mi fortaleza, mi sitio favorito de bellos recuerdos en donde crie a mis hijos y compartí con el amor de mi vida, ahora veo la inseguridad merodeando por todas partes, en todos los momentos.

El pavor se clavó en mis costillas; la ansiedad va conmigo, ahora intrínseca a mi pecho y se cree con el derecho de robarme la respiración.

Lo que más quisiera es tener alas y volar tan alto, tan lejos, a tal punto que la tierra no parezca más que un grano de arena en la inmensidad del desierto; donde las manos humanas no me toquen y no osen hacerme daño

Hay algo que aún me duele y sé que en lo que me queda de vida, seguirá ahí, incrustada en mí, como una espina: Lo que hace la guerra no tiene límites, experimentar las secuelas que deja en nosotras es aterrador.

Lo insignificante que se vuelve la vida bajo esa tela roja no lo puedo describir, no encuentro las palabras, ¿Qué tan inhumano se puede llegar a ser por ello?, ¿Qué tantas semillas de miedo habrán sembrado en los corazones de personas inocentes? Y una pregunta que perturba: ¿Se detendrá?

Ustedes tienen acá, valiosos testimonios, rompecabezas vivos con piezas pérdidas. Por eso está la responsabilidad de unir las piezas, sin pensar que somos una cifra más.

Contar estas historias de vida es nuestro aporte, desde ahora esperamos que ustedes recojan estos hijos, y tejan con ellos un nuevo horizonte. Esperamos que se apropien de su dolor y de nuestras luchas, que ya no sean más las luchas solo de las mujeres.

Esperamos un real compromiso, que generemos cambios en la justicia, esa misma que a veces es tan injusta con nuestras historias, como en las políticas públicas que a veces son tan esquivas, pero sobretodo en la sociedad que a veces es tan mezquina y le falta memoria.

Este es nuestro llamado para que lo que se narra trascienda el papel y se convierta en hechos de verdad y justicia”.

Mariluz López

 Publicado en Noticias CNMH

Amo ser Mujer: Tatiana Milanesio

Amo mis pechos capaces de alimentar y mis hombros que han servido para consolar y para cargar el peso de los prejuicios;

amo mi cintura, mis caderas y mi vientre que se ha convertido en nido;

amo mi boca con sus palabras y sus silencios y mis pies empecinados en caminar persiguiendo utopías;

amo mi sangre, mi sudor y mis lágrimas…
Amo ser mujer y no he renegado jamás de ello…

Amé ser mujer con cólicos menstruales, con el dolor de contracciones y hasta en el grito del parto;

amé ser mujer, incluso, cuando me tocaron la cola y me gritaron barbaridades en la calle;

cuando me subestimaron y cuestionaron mis capacidades;

cuando me subí a un taxi y tuve el corazón a mil hasta que me bajé sana y salva en mi destino,

y en la espera lenta y tortuosa de la llamada de alguna amiga avisando que llegó a su casa y no fue violada o asesinada en el camino…

Amo ser mujer y, sin embargo, cuando me tocó ser madre, desee que mi bebé fuera un varón,

lo desee por miedo, para evitar lo difícil y peligroso que, a pesar de estar en pleno siglo XXI, es ser mujer…

Amo ser mujer y por eso me comprometo a luchar para que ser mujer no duela ni sea una condena;

me comprometo a enseñarle a mi hijo el valor de la mujer, con la esperanza de que en el futuro el género no sea un riesgo ni un padecimiento y se pueda amar sin «peros» el ser mujer…

 

DIA DE LA MUJER

MUJER

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