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Brasil: lo que está y lo que se viene

 | 25 julio, 2013 | Comentarios (0)

brasil protesta papa 2El paro general del 11 de julio no fue una continuidad de las masivas movilizaciones populares de junio. Muy parcial en la mayoría de las grandes ciudades, casi inexistente fuera de ellas, no consiguió parar -con excepción de Porto Alegre- el sistema de transportes. Los pocos cortes de rutas y avenidas fueron realizados por un número pequeño de personas. Las manifestaciones callejeras fueron muy bajas en relación a las multitudinarias marchas de junio: 8 mil personas, como máximo, en la Av. Paulista (San Pablo). Buena parte de los manifestantes había recibido dinero para participar y hasta un extra si ayudaba a cargar una bandera o cartel. La jornada, sin embargo, había sido convocada por las siete centrales sindicales del país, algunas (CUT, Fuerza Sindical) con enormes recursos financieros. En los pocos lugares en que hubo actividades combativas (Fortaleza, Porto Alegre, San José dos Campos, Belém, Natal), fue notoria la actividad de la CSP-Conlutas, a pesar de que sólo representa el 2 por ciento del movimiento sindical.

El PSTU, sin embargo, concluyó que “el 11 de julio fue la continuidad de las manifestaciones de junio” (Opinión Socialista, 17/7), lo que ni el estudiante menos informado se atrevería a decir. Los movimientos responsables de las jornadas de junio, el MPL en primer lugar, ignoraron el paro. La CUT, a su vez, pagó a sus “manifestantes” para que cargaran banderas (industrialmente confeccionadas) de apoyo al gobierno, las que dominaron los actos públicos (en junio, no se vio ninguna siquiera parecida).

La respuesta de Dilma Rousseff a “la voz de las calles” quedó reducida a la nada. La promesa de consagrar el 100 por ciento de los royalties del petróleo de alto mar (menos del 8 por ciento de la renta petrolera, en manos del capital privado internacional) fue mutilada y postergada por el Parlamento. La “reforma política”, anunciada como asamblea constituyente y después reducida a una modificación reaccionaria de un par de mecanismos electorales, fue simplemente enterrada en el Congreso Nacional. Dilma, que no tuvo tiempo para ir a la reunión de la Dirección Nacional del PT, lo tuvo para recibir públicamente a un representante parlamentario del PSOL, quien le manifestó su apoyo. Frente al obvio vendaval de críticas, el PSOL emitió un comunicado distanciándose de su diputado, pero apoyando la (enterrada) reforma política. Los principales partidos de izquierda se han puesto en la ruta de la divergencia o la colisión con el movimiento popular.

Lula salió de su mutismo (desde las páginas del New York Times), para caracterizar las movilizaciones como producto del progreso de la última década: los coches particulares habrían invadido las calles, entorpeciendo el transporte público. Ni una palabra sobre los lucros y los monopolios del transporte privatizado. Llamó también -era necesario- a una “renovación del PT”. La reunión de la dirección de éste, a mediados de julio, fue un episodio de crisis: manifestó su insatisfacción por la ausencia de Dilma y oficializó nueve listas para las elecciones internas del 10 de noviembre, con seis candidatos a presidente del partido. La izquierda del PT, un aparato ajeno al movimiento popular, apostó todas sus fichas en ese proceso.

Toda la porquería acumulada del Estado (régimen) brasileño está ahora apareciendo. Los poco más de 5.500 municipios del país usan nada menos que 510 mil “cargos de confianza” (ñoquis), muchos con salarios mensuales superiores a los 10 mil dólares. Mientras tanto, profesores y médicos municipales padecen salarios de hambre, para no hablar de la infraestructura. La corrupción y la crisis económica se cruzan en el BNDES, el banco estatal cuya cartera de créditos al sector privado aumentó de 25,7 mil millones de reales (12 mil millones de dólares) en 2001 a 168,4 mil millones de reales (84 mil millones de dólares) en 2010, con una tasa decreciente de la inversión privada, actualmente igual a cero. La mayoría de las empresas beneficiadas registra pérdidas o se encuentra en quiebra. La más importante es la EBX de Elke Batista, el “capitalista de Lula”, beneficiaria de 10,5 mil millones de reales de dinero público. La crisis capitalista está iluminando el agujero negro de la corrupción brasileña.

El papa Francisco viene al “más grande país católico del mundo”, en el que la proporción de católicos cayó del 92% en 1970 al 65% en 2010, en beneficio de las mafiosas sectas evangélicas que han gobernado el país en la última década junto al PT. Viene también a contener el movimiento juvenil, desviándolo. También para llamar al gobierno petista a “escuchar la voz de la calle” -abriendo más espacio para la Iglesia católica y reduciendo el de los evangélicos. Los “teólogos de la liberación” (los hermanos Boff, Frei Betto) se sumaron calurosamente a esa operación político-religiosa. El Vaticano le metió la cuenta de los inmensos gastos papales en Brasil al Estado y los evangélicos presionaron al gobierno para que los redujera, en una contienda pública. La izquierda, aquí, mira para otro lado.

Frente al inmovilismo político, el PMDB busca transformarse en el eje del régimen, reafirmando su alianza con el PT y el apoyo a Dilma, al mismo tiempo que bombardea en el parlamento todas sus iniciativas políticas. En las actuales condiciones, es casi un juego de ruleta rusa. Las centrales sindicales han marcado un nuevo paro general para el 30 de agosto. Aislado y sin conexión con cualquier plan de lucha de conjunto, la jornada será un nuevo saludo a la bandera. La juventud en lucha anda por otros caminos. Después de Belo Horizonte, los jóvenes de Porto Alegre -organizados en un “Bloque de Lucha”-, ocuparon la alcaldía, de la que sólo se retiraron mediante un compromiso escrito de pasaje gratuito en ómnibus y trenes para estudiantes y desempleados, sin desgravación impositiva de las empresas concesionarias. El caldo está fermentando. La victoria por puntos en el primer round puede transformarse en nocaut del gobierno en los próximos asaltos.

Osvaldo Coggiola

FUENTE: Partido Obrero http://po.org.ar/blog/2013/07/25/brasil-lo-que-esta-y-lo-que-se-viene/#sthash.EX6PLutU.dpuf

Brasil: Unidad en defensa de la libre manifestación de las organizaciones de la clase obrera y de la juventud

Escrito por:

Esquerda Marxista, Brasil

La derecha intenta cooptar las grandes manifestaciones que tomaron el país, introduciendo un sesgo nacionalista, contra la corrupción, contra la propuesta de enmienda constitucional PEC 37, etc. También se mostraron algunos carteles contra el aborto, por un golpe militar, a favor de que Joaquim Barbosa (Presidente del Tribunal Supremo que condenó a los líderes del PT sin pruebas en la causa penal 470) sea el nuevo presidente de la república. En este sentido, un componente más dio sus señales en la manifestación del 18 en la capital paulista, y de forma mucho más intensa el día 20 en varias ciudades: el ataque a la libre manifestación de las organizaciones de izquierda.

8677 673682875980111 2023633496 nLa Esquerda Marxista ha participado desde el inicio en los actos contra el aumento de tarifas en Sao Paulo, nuestros militantes también fueron reprimidos por la policía antidisturbios en los actos de la semana pasada, nuestras pancartas nos fueron arrebatadas por la policía camino al acto del día 13/06. Ahora, algunos «manifestantes» también intentaron tomar nuestras pancartas y banderas.

El martes (18/06), mientras marchábamos por la Avenida Paulista, recibimos graves amenazas por empuñar nuestras banderas en la manifestación, lo que comenzó con gritos de «baja esa bandera» y «fuera partidos», pasó a gritos furiosos de algunos provocadores vestidos de traje que estaban insuflando a los demás, que amenazaron con tirar nuestras pancartas y nos advirtieron que lo mejor era que las bajáramos para evitar enfrentamientos. Nos distanciamos de ese grupo y continuamos con nuestras pancartas erguidas.

El mismo día 18 nos enteramos de que otros militantes de grupos de izquierda fueron amenazados, sus banderas arrancadas de la mano de los manifestantes e, inclusive, de militantes expulsados de la ​​concentración en la Praça da Sé

En el acto del día 20, frente a las amenazas anteriores, las agrupaciones de izquierda caminaron en bloque para protegerse de los ataques. Pero el otro lado estaba muy bien preparado. Neofascistas armados con cuchillos, provocadores que parecían policías infiltrados con gas pimienta, todos exacerbaron a una juventud que despertó a la vida política, pero aún influenciada por las maniobras de los grandes medios de comunicación y de los provocadores, un conjunto que presionó durante toda la marcha al bloque formado por partidos y organizaciones de izquierda, sindicatos y organizaciones estudiantiles. Después de unos 2,5 km de marcha, con un servicio de orden poco organizado de forma unitaria, la inmensa presión expulsó a todos los que tenían algún rasgo de izquierda, además de nosotros, a militantes del PSTU, del PCO, PSOL, PT, UJS, UNE, CUT, Intersindical, Conlutas, etc., todos expulsados ​​fuera de la Avenida Paulista. Un grave atentado a la democracia, al derecho de organizarse y luchar.

Esto no ocurrió sólo en São Paulo, militantes que portaban banderas de la CUT fueron atacados en Río de Janeiro. En Belo Horizonte, militantes fueron hostigados y después de un choque se retiraron. En Florianópolis la manifestación se dividió.

Escuchamos consignas no solo contra el PT, sino contra los comunistas, contra los rojos. Hasta el sitio web del PCO (Partido da Causa Operária) fue invadido.

En esta situación, la dirección del PT tiene una gran responsabilidad, la política de colaboración de clases distanció al partido de las luchas del pueblo, dejó a las masas huérfanas de una dirección combativa, aplicando en los gobiernos que dirige una política que beneficia a los poderosos y no al pueblo, como el aumento del billete  en São Paulo hecho por Haddad (PT). Desmoralizó al partido y a los militantes. El jueves, llamó a la base a participar en las manifestaciones en una «Onda Roja», pero no movilizó nada, los dirigentes estuvieron ausentes. Arrojaron a los que respondieron al llamamiento, especialmente la juventud del PT, a sufrir las agresiones.

Esta grave situación exige que todos, todos los partidos y organizaciones de izquierda, los sindicatos, organizaciones estudiantiles, movimientos sociales, todos los que defienden el derecho democrático de libre organización y manifestación de la izquierda, que todos repudien en una sola voz este tipo de represión y organicemos la defensa conjunta contra estos ataques fascistas que solo interesan a la burguesía. Es urgente que nos reunamos para discutir acciones conjuntas de respuesta a esta situación. ¡Es preciso actuar en defensa de la libre manifestación de las organizaciones de la clase obrera y de  la juventud!

La división es lo que interesa a los enemigos. ¡Unidad! ¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos!

TOMADO DE: http://www.laizquierdasocialista.org/node/2957