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Rescatemos el ‘Sombrero Paisa’

Por: Ricardo Robledo

Es costumbre de los mafiosos, usar sombrero, tal vez como símbolo de su carácter finquero, poseedor de tierras, de poder económico, de su extracción popular, de su aspecto descomplicado, irreverente, extrovertido, como forma de figuración, de atraer la atención.

También en sus campañas, les ha dado a los políticos por copiar tal costumbre; para indicar a los electores a quienes representan y qué poderes están detrás de ellos; quizás para infundir temor y para indicar cómo se va a gobernar y a cobrar cuentas a los opositores.

Es una forma de atemorizar a la población recordándoles su estilo mafioso: “plomo es lo que hay”, “hacen silencio o los callamos”; como para dejar claro que las motosierras no han parado, que los hornos crematorios siguen humeantes, que continúan los ajusticiamientos extrajudiciales y las desapariciones.

Esa es la desgracia en la que ha caído uno de los atuendos que representa a la población paisa. “Del ahogado el sombrero”, dice un dicho popular. Los perjuicios son más profundos, por que se ha entendido que este accionar politiquero, más que las vestimentas, corresponde a proyectos antioqueños. Lamentable, real, pero con esos usos no se recoge el sentir de un pueblo con valores de paz, libertad, convivencia y respeto, tal como se encuentra en casi todos los campesinos colombianos. Falta que el poder de las mayorías, se exprese por encima del de las minorías que detentan el poder económico abusivo.

Es de esperar que, en las próximas elecciones del 27 de octubre, los electores comiencen a sanear la política nacional, votando acertadamente por candidatos ajenos a los partidos tradicionales, a los corruptos y corruptores, a los delincuentes que se han apoderado de las instituciones, a los poderes oscuros que deforman al país.

Octubre 24 de 2019

La destrucción de la cultura paisa

Por: Ricardo Robledo

Todavía no eran las cuatro de la mañana y ya se sentía el trajín en la casa campesina. Se podía escuchar el crujir de la leña en el fogón, que comenzaba a quebrarse por la acción de la candela. Cuando los muchachos se levantaban, el abuelo ya había partido para el surco, con el azadón al hombro y el machete al cinto. Sobre la florida colcha de retazos construida por la abuela, descansaba un bebé que rebosaba de salud.

De esa base sobre la que se construyó lo que se puede considerar como cultura paisa, sólo quedan los recuerdos.

Las novelas y películas como las de la serie narcos y el patrón del mal, que entretienen al pueblo colombiano, se han hecho gobierno. A muchos se les cumplió el sueño y materializaron de esta forma a sus héroes. Colombia pasa de las manos de la oligarquía más sanguinaria de América Latina, a los de la lumpen burguesía (¿Habrá existido una que no lo sea?), con lo que el país caerá en la oscuridad, puesto que nunca este sector podrá construir una sociedad basada en un estado de derecho.

En la sociedad se fue imponiendo el estilo de vida de los narcotraficantes; los mafiosos convirtieron en su clientela a la juventud paisa; se calcula que un treinta por ciento de los jóvenes antioqueños son consumidores habituales, quienes andan enloquecidos en motos, dispuestos a cualquier fechoría para poder acceder a la dosis; para cuando la vida los llame a cuentas, se comprenderán que llenaron su cuerpo y su mente de basura y que otros que no consumían, se enriquecieron con su lucha diaria para conseguir el billete para el bareto. La idea de un negocio es que crezca. A los mafiosos, de sombrero y poncho, sólo les gusta una línea del himno antioqueño: “deja que aspiren mis hijos tus olorosas esencias”

Hoy, el acento paisa, se identifica en lo nacional e internacional como la forma latina de hablar del hampón, el matón o la prepago; el sombrero y el poncho, símbolos de traquetos y paramilitares; las arepas y el aguardiente, negocio de los combos; los trovadores y la música parrandera, diversión de mafiosos; los campesinos, masacrados, despojados, desterrados y desplazados. Le dejan claro a la nación y al mundo que, cuando pasa un traqueto, es Antioquia la que pasa.

No es por tanto casual que en Antioquia, el estado haga presencia en los barrios, por medio de los combos. Con paciencia y con habilidosos políticos, hoy exitosos, han ido copando los cargos de gobierno que les permiten definir el rumbo del país, especialmente de los recursos; para ello se rodean de funcionarios expertos en firmar contratos los 24 y 31 de diciembre a las 12 de la noche, como traídos del niño dios y regalos de año nuevo para sus amigos contratistas escogidos a dedo.

La legalización de fortunas ha sido un recurso necesario para el disfrute local de las ventajas que da el dinero fácil. Sólo un buen fajo de billetes permite explicar el salto político del joven izquierdista José Obdulio, quien cargando en sus espaldas un fardo de billetes, rodó cuesta abajo y en su caída soltó la ideología, pero no su carga; todo sin sufrir trastornos mentales ni sentir náuseas.

– Ya sabes Sancho cuál es la esencia de la naturaleza humana.

Fue allá en el fondo donde se encontró con su presidente. Así, Uribe, recubriendo con política sus intereses personales, se burla de 6 millones de antioqueños y ahora de 40 millones de colombianos (los otros 10 millones lo respaldaron y se convirtieron así en sus cómplices). Su poder económico, político y militar, se vuelve control social sobre buena parte de la población.

Es tal fervor que entre ellos hay quienes están convencido de que los orines de Uribe tienen propiedades curativas. El cura de la dos biblias, Ordóñez y la familia dirigente del movimiento mira, certifican que estos tienen un  grado de pureza mayor al que se obtiene en los altares; tanto más, mientras más frescos y calienticos se recojan; por eso no es extraño ver a paloma valencia corriendo desaforada con un frasquito, cuando desde el capitolio, él quiere hacerse pis sobre el pueblo colombiano, que es así bendecido y protegido por los sacros efluvios corporales de este magnánimo patriarca paisa, tenebroso genocida. Aleluya, alabado, alabado, ha lavado; muchas veces ha lavado; este gran colombiano, superior al inmortal Hermes Trismegisto, el tres veces grande. Muchos de sus seguidores, consideran que el frasquito alcanzaría cotizaciones record, si se vendiera entre los commodities en la bolsa de Nueva York.

Uribe mancilla a Antioquia. Ojalá pudiera efectuarse un diálogo sensato con la derecha colombiana con el fin de que a la otra Colombia se le respete la vida y se le reconozca su condición humana.

Agosto 22 de 2018