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Por JulioCésar “Cuadernos de Reencuentro”

Para este 13 de agosto de 2015 la oposición ecuatoriana tiene pensado ejecutar la orden de paro nacional. Lo que la prensa de oposición y los medios oficiales han registrado con mayor énfasis es la marcha indígena que salió desde Tundayme y que pretende llegar a Quito antes del 13 de agosto.

Los conceptos del paro quedan claros si un analista del mismo o un espectador desprevenido hace un ejercicio un tanto pormenorizado del mismo: en primer lugar el mismo tuvo su origen en el proyecto de plusvalía y ley de herencia que el ejecutivo había presentado para su discusión en la Asamblea Nacional. Pero ante la violenta reacción de la oposición el ejecutivo opta por retirar temporalmente el proyecto y abrir un espacio de Diálogo de este y otros aspectos que se consideren de importancia. La oposición rechazó este diálogo y designó el 13 de agosto como fecha para un paro nacional.

A la consigna de paro se le dio fecha pero no se le dio una bandera central de lucha. Ahora esto se dificulta aún mas porque en el acuerdo de paro convergen sectores con intereses muy distintos que van desde luchadores populares de izquierda que dicen no estar de acuerdo con el sector de la derecha de Nebot, Paez, lasso, Rodas, hasta las propias contradicciones que existe en el bloque de la derecha y que por momentos los une solo el «odio» y el temor que les produce la figura del presidente Correa y Alianza País. Si hay objetivos claros, pero solo se logran apreciar los objetivos secundarios, es decir las aspiraciones de cada sector.

Para lanzar la consigna de este paro nacional la oposición posiblemente no hizo un análisis sereno de las condiciones objetivas del Ecuador y las condiciones subjetivas de su fuerza política y la fuerza política del gobierno y el acumulado en el movimiento popular. Es que lo ocurrido en lo que se ha denominado el 30S es una sombra que la oposición no puede seguir minimizando. Por largo rato ellos han querido convencerse y han intentado convencer a su base social cercana que ese día no paso nada y que fue un autogolpe presidencial. Fracasó el 30S y han fracasado los conatos posteriores. Si no hacen un reconocimiento (callado claro esta) de esta realidad no van a tener elementos de análisis objetivos que los conduzca a una cierta coherencia en sus propósitos. Ya que ese todo popular que la burguesía ecuatoriana movilizaba para resolver sus contradicciones interburguesas y derrocar los presidentes que no convenían a uno u otro sector ya no existe. Más del 50% de esa masa poblacional se le desprendió del control burgués y han venido respaldando al presidente Correa y Alianza País en el desarrollo de sus políticas y apoyo a su gestión. Ejemplo de esto es lo que ocurrió recientemente en los meses de junio y julio cuando el respaldo popular no permitió que manifestantes de oposición violentaran el palacio presidencial y viene ocurriendo en este momento, ahora en agosto del 2015, cuando la marcha opositora que se desplaza por diversos sitios del país llega a los diferentes poblados, encontrando en la mayoría de ellos las banderas del pueblo que respalda la Revolución Ciudadana del presidente Correa.

Además, se podría pensar que si la oposición tiene una gran fortaleza debería suponerse que a la orden de paro nacional toda la actividad económica y social del país debería paralizarse y que el pueblo en todas las provincias y rincones acatarían esta orden. Pero no es así: el concepto que esta en marcha es que paro nacional es desplazar en condiciones muy difíciles a un grupo de indígenas y campesinos de diversas partes del país para que paralicen Quito junto a otros actores de la oposición y mostrar músculo fuerte a Correa. Ahora podría ser valedera esta tesis si los casos de éxito estuvieran a favor de la oposición pero no es así y en Quito estarán marchando masivamente el pueblo que respalda al presidente y su proyecto político. Esto coloca de suyo en un estado de crisis cualquier intento de golpe clásico como los que edificaba la burguesía ecuatoriana porque son otros los escenarios y otros los actores.

En cuanto a la ecuación histórica del ecuador: sectores de la burguesía colocaban como carne de cañón al movimiento indígena, el cual tumbaba los presidentes y la burguesía seguía mandando e incumpliendo… ya no es posible, el movimiento indígena es muy consciente de esto, aún sectores de los indígenas que están marchando hoy en día lo tienen claro. Este cambio de mentalidad que se ha venido dando en el pueblo ecuatoriano se refleja también en las organizaciones indígenas, en las que unos han terminado apoyando incondicionalmente a la burguesía, otros marchan con ella así no estén de acuerdo, pero un importante sector de sus bases respalda el proyecto del presidente Correa.

Una dificultad que surge en el desarrollo de este paro es que ante la falta de contundencia en los argumentos la burguesía ecuatoriana podría paralizar sobre los cimientos de la violencia y encontrar este 13 de agosto los muertos que ha venido buscando y que un correcto manejo de la coyuntura política de parte del estado (en este caso las orientaciones presidenciales y la cordura policial) no les ha proporcionado, a costa claro esta, del maltrato físico y la agresión a la que ha estado sometida la fuerza pública por no responder en los planos violentos que la oposición ha venido planteando.

De acuerdo a los mínimos argumentos de la razón, al análisis de las condiciones objetivas y subjetivas no es posible pensar que este paro sea exitoso. De entrada es una movilización con algunos ingredientes de un amplio territorio. Sinembargo hay que propiciar las condiciones para revisar en detalle las peticiones de algunos sectores marchantes que no rehúsan un diálogo y allanar los conceptos del Poder Popular.

Por JulioCésar “Cuadernos de Reencuentro”