Enero 23 de 2019
«Cuadernos de Reencuentro»
Por: JulioCésar
El 17 de enero del presente año, se registró un atentado en la ciudad de Bogotá, contra la Escuela de cadetes general Santander.
Inmediatamente los medios de comunicación y actores de la derecha colombiana acusaron al ELN de dicho ataque.
La percepción que se tuvo en las redes sociales es que dicho ataque provenía de la extrema derecha. Las razones que llevo a este análisis al menos tiene que ver con:
- La premura con la que se anunció la autoría del ataque por parte del uribismo, el gobierno y los medios de comunicación de la derecha colombiana.,
- Las incongruentes explicaciones que la institucionalidad dio del atentado, analizadas de manera magistral por diversos “youtubers”, y que aún al día de hoy no son claras.
- El clima de la coyuntura presente que colocaba al ELN en medio de una negociación con el gobierno colombiano.
- El escándalo de “odebrech” que tenía arrinconado al gobierno colombiano, sin argumentos para su defensa y una protesta social en ascenso que permitiría en perspectiva dejar sin argumentos al gobierno del presidente Duque, que suponía posibilitar la caída del fiscal Néstor Humberto Martínez. Se consideraba que el ELN tenía claro esto.
- La gran indignación de una parte de la sociedad colombiana por la gran cantidad de líderes sociales asesinados por fuerzas no tan oscuras, porque en las comunidades se tiene claro que hacen parte o tienen relación con la institucionalidad. Y nuevamente se consideraba que el ELN tenía claro esto.
- Los comunicados y apreciaciones que entre el 17 y 20 de enero se había escuchado de organizaciones y personas cercanas al ELN, en el sentido que no eran ellos o que era imposible que de parte de una organización de la izquierda se realizara un hecho semejante.
En Colombia los rigores de la guerra la han padecido de una manera exponencial, los habitantes más humildes del territorio nacional. Muchos de los jóvenes cadetes que se capacitan allí son miembros del pueblo que desean obtener un empleo que les depare una seguridad económica. Independiente de la caracterización que se tenga de dicha actividad muchos lo asumen como su futuro trabajo. Estos seres humanos no pueden ser un objetivo militar: no solamente por consideraciones tácticas o coyunturales sino por su condición de seres humanos.
El hecho ocurrido, y en lo que concierne al ELN, permite presumir que no existe una cercanía con la realidad social colombiana en los actuales momentos. Esta realidad está marcada por una inconformidad en ascenso contra las clases poderosas de este país, que no han podido sacarlo de la crisis económica, social y política que lo aqueja. La mirada que la mayoría de los colombianos tiene, para aquellos que murieron en el atentado, es que son hijos del pueblo, que arrinconados por la miseria y falta de oportunidades, han tenido que ir a buscar trabajo allí.
El atentado permite presumir que el ELN desconoce los conceptos, relativamente nuevos, de “guerra de cuarta generación” (Unrestricted warfare[1]). De ella nos interesa enumerar:
Guerra de la información (mediática e informática), guerra jurídica (Lawfare), aprovechamiento del espacio internacional para deslegitimar al enemigo.
- Es indispensable el escenario de la Guerra de la información, para influir en la opinión pública. Hay que buscar la legalidad ante la opinión pública internacional y deslegitimar el accionar enemigo.
- Las ideas tradicionales de la guerra por si solas ya no son válidas.
- El elemento realmente importante es “el fin”, sin auto agredirse.
- Es prioritario la utilización del Lawfare o Guerra Jurídica: Uso de la ley como un arma de guerra.
- No se puede lograr la victoria contra un enemigo superior sino hay cohesión entre civiles y militares.
En el modelo del “Unrestricted warfare”, se aprovechan los errores del enemigo para atacarlo en los planos jurídicos y mediático. Los espacios que el gobierno Duque está utilizando son los escenarios nacional e internacional, y con ello logra deslegitimar y aislar al ELN. Al mismo tiempo se legitima el gobierno y oscurece los escenarios que se venía visibilizando la protesta social en el escándalo de odebrech.
El ELN actuó dentro de un marco de comportamiento tradicional, que era el error que estaba esperando el gobierno, el cual está golpeando en lo mediático y en lo jurídico (lawfare).
El ELN se dejó arrinconar y no tuvo el análisis suficiente para entender que un ataque de tales magnitudes era una autoagresión (Hay que cumplir los fines sin autoagredirse).
Quedan varias cosas claras y quedan un montón de preguntas. Queda claro que el atentado se lo adjudicó el ELN. Queda claro que dicho atentado favorece la ultradercha colombiana. Queda claro que la argumentación mediática, el lawfare, y el aprovechamiento de los espacios nacionales e internacionales son terrenos favorables de guerra para la ultraderecha colombiana.
De los grandes interrogantes que deja esta situación están:
- Por qué razón el ELN demoró tanto tiempo para la declaración pública reconociendo la autoría del atentado (el atentado fue el 17 de enero y el comunicado fue el 21 de enero).
- Por qué razón el uribismo, el gobierno y los medios de comunicación de la derecha conocieron en tan poco tiempo detalles relevantes del atentado?
- Por qué razón los negociadores del ELN en la Habana no habían sido consultados sobre lo que ocurriría?
- Por qué razón entes importantes del ELN, en Colombia, desconocían y no imaginaban que la autoría del atentado era de dicha organización? E incluso antes del 21 habían sacado comunicados negándolo.
Como hipótesis es permitido pensar que en mandos medios y altos del ELN existe un serio problema de infiltración de los organismos de inteligencia de la derecha. Y que en este sentido los círculos más cerrados del gobierno sabían del atentado.
Además, da la sensación que el gobierno y el uribismo conocían más detalles del atentado que el mismo ELN.
Según las primeras declaraciones de Pablo Beltrán, los negociadores no fueron consultados ni notificados del atentado. Ellos como miembros de una dirección asumieron la responsabilidad que les compete pero estaban desconectados del suceso. Por qué razón esto, en un momento insípido de arranque de las negociaciones entre ELN y gobierno?
Lo que hace presumir esta cantidad de interrogantes es una crisis interna dentro del ELN, marcada por la no actualización en la interpretación de la coyuntura y el desconocimiento de los distintos escenarios en que la derecha le está planteando sus batallas.
Deja una incertidumbre demasiado grande respecto a los negociadores, los cuales quedaron como entes sin autoridad. Una desconexión marcada de las direcciones de frente, la dirección central y los negociadores. Una desazón en las bases más cercanas a las masas, las cuales aumentan sus críticas internas y quedan aisladas de la realidad. Y un clima de desconfianza en todos los sentidos que los coloca en un tremedal que oscurece el futuro.
«Cuadernos de Reencuentro»
Archivo de Audio Sobre el atentado a la escuela de cadetes en Bogotá: https://drive.google.com/file/d/1fHjfRCe8d0dO2BQRRc120htUDBi3n6C_/view?usp=sharing
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