La agresión imperialista contra Colombia, Venezuela y demás pueblos y gobiernos del continente ponen en riesgo nuestra soberanía e independencia y hace parte de la crisis del capitalismo en su fase neoliberal que se manifiesta a través de una multicrisis económica y financiera, una crisis social de creciente pobreza, y enorme inequidad. Crisis que se expresa en otras esferas como el clima, desorden urbano, sanitaria manifestada en la extraña pandemia del COVID -19, crisis cultural revelada en el hecho de que muy pocos se apropian de las riquezas culturales y científicas que toda la sociedad ha producido a lo largo de siglos; crisis energética ocasionada por el declive de esos recursos; la creciente corrupción y la presencia del narcotráfico y otras prácticas delictuales como estructura del propio modo de producción; galopante inseguridad ciudadana funcional a un régimen autoritario; guerras internacionales por los recursos naturales; etc.
En nuestro país, esta crisis se ha potenciado con la que traemos desde hace décadas. La concentración de la riqueza en pocas manos continúa (los grupos económicos más poderosos de Colombia, en su balance de año anterior manifestaron que sus patrimonios se habían incrementado en 38 billones de pesos), entretanto, el desempleo se disfraza, la pobreza se mantiene, varios millones de pobladores urbanos carecen de vivienda digna; millones de campesinos a los que se les arrebataron sus parcelas continúan esperando justicia y tierra; el narcotráfico y otras prácticas criminales son parte estructural del estado. Se mantienen figuras odiosas como la regla fiscal, la política monetaria, el pago sagrado de la expoliadora deuda externa que le cercenan recursos para bienestar de los pobres.
Los distintos gobiernos de la oligarquía que se han sucedido a lo largo de la historia, con muy contadas excepciones, han incrementado de forma geométrica las lacras que se mencionan acompañándolas de medidas represivas y violentas que tienen como propósito mantener sus privilegios a costa de los derechos de los humildes hasta llegar a la actualidad en la que el pueblo colombiano ha intentado una salida diferente con Petro en la presidencia. No obstante, la derecha ha impedido, con todos los medios a su disposición, que se realicen actos de gobierno que tienen como objetivo central el de modernizar el capitalismo colombiano: la reforma agraria, la reforma laboral, la reforma a la educación, la reforma a la salud.
A pesar de que el ascenso de Petro se adelantó a través de la confrontación electoral ocasionando un golpe importante a esos sectores que impiden y se oponen a cualquier transformación por leve que este sea, la derecha se ha ido recomponiendo sin que los sectores populares logren fortalecerse. El desmonte de la guerrilla y el enfrentamiento entre sí de los grupos que no se entregaron, la debilidad ideológica y orgánica del movimiento sindical; la ausencia de un movimiento popular clasista, independiente y autónomo ha pesado en las actuales circunstancias alejando la posibilidad de profundizar los cambios propuestos por el presidente; a su vez, los sectores populares y de colectividades políticas denominadas de izquierda que llevaron a la elección de Gustavo Petro como presidente se encuentran gravemente dispersas sin iniciativa política independiente contribuyendo con ello a la profundización de la actual crisis. Por su parte, la derecha, a pesar de su reagrupamiento, arrastra una profunda crisis de liderazgo y legitimidad. Para sortear su crisis han acudido a las propias instituciones como el congreso, la procuraduría, la fiscalía, la defensoría del pueblo y las altas cortes. Es tan elevado su nivel de desprestigio e ilegitimidad que se hace imposible sostenerlas. La fuerza pública en alianza con el Ejército Gaitanista de Colombia y otros grupos armados ilegales continúa su campaña de liquidación del movimiento popular. Centenares de líderes sociales han caído víctimas de sus balas; regiones enteras del país se hallan bajo su control; la entrega de nuevas bases a los militares yanquis hace más proclive el mantenimiento de la situación que queremos transformar; hacer parte del grupo terrorista más importante del mundo, la OTAN, no nos hace soberanos.
El proyecto de gobierno de Petro, que se inscribe en la propuesta del progresismo internacional de última generación se ha visto cercado por todos los flancos por la oligarquía y el imperialismo norteamericano para impulsar sus propuestas de reformas. Ante la imposibilidad de adelantar esos proyectos, el presidente ha acudido a distintas propuestas, de acuerdo con su momento político, para intentar sacarlas avante. Consulta popular, cabildo abierto, constituyente, todas ellas dentro del actual marco legal, lo que las hace improcedentes. Por eso los sectores populares, acompañando dichas iniciativas, con independencia y autonomía, hemos de contribuir en la solución de la actual crisis con propuestas que no se enmarquen dentro de la actual institucionalidad corresponsable de la gravísima crisis que soportamos los colombianos de a pie. Por ello, proponemos la realización de un cabildo popular, de carácter nacional, en el que (EL PUEBLO GOBIERNA-EL PUEBLO LEGISLA=EL PUEBLO LEGISLA-EL PUEBLO GOBIERNA), con base en la irrenunciable SOBERANÍA POPULAR del artículo 3 de la Carta Política, asumamos la tarea de reconstruir nuestro país. De ahí que los temas que, inicialmente, debamos tratar sean los de la agresión del imperialismo contra América Latina agravada en las últimas semanas; la tenencia de la tierra y su distribución entre los campesinos que quieran laborarla; la salud; la vivienda; la corrupción; la doctrina militar; la soberanía nacional; la libertad de los presos políticos, entre ellos los jóvenes de la primera línea. Este cabildo, puede y debe constituirse en el primer paso que desencadene un fuerte movimiento popular que impida el avance y la consolidación de la derecha en Colombia y dé implementación popular a las reformas que requerimos los colombianos afectados por este régimen.
Atendiendo las iniciativas presidenciales y observándolo como un importante motivador de la opinión pública, la pedagogía política y la movilización popular hemos de acudir con nuestra lucha e iniciativa a transformar de forma radical el régimen social, político, cultural, ambiental de nuestro país.
Tenemos como fondo los bloqueos de la oposición de derecha, la derecha internacional, los poderes mediáticos, el latifundio narco terrateniente, el militarismo, la banca y el poder financiero, entre otros, que han frenado las reformas agraria, educativa, pensional, de salud y las demás expuestas en el plan nacional de desarrollo.
Las estrategias de la derecha opositora, controladora de los poderes legislativo y jurisdiccional, han configurado una confrontación de intereses de clase, en busca de desmontar el poder ejecutivo y expulsar al gobernante actual.
Las alianzas de la derecha con el paramilitarismo, el narcotráfico, sectores de las fuerzas armadas, los medios de comunicación tradicionales y sectores, grupos delincuenciales, entre otros de prácticas terroristas, han llegado a prácticas como el atentado personal entre sus propios copartidarios, con fines electorales, de desestabilización política y de desmonte de liderazgos populares.
Frente a lo dicho, le estamos convocando a participar del ENCUENTRO DE EVALUACIÓN DEL CABILDO POPULAR a realizarse en la ciudad de Armenia para que demos una salida eficaz a la crisis que en todos los órdenes golpea a los colombianos más vulnerables. La reunión será realizada el día 21 de diciembre de 2025 a partir de las 10 A.M. en la caseta comunal del barrio Santander de Armenia.
REDEPAZ EJE CAFETERO Coordinadora Nacional Campesina, ITG.
ASTRACAQUIN. ASODESQUI.
SINMUTRAC. SINTRAPEREIRA.
SINTRARMENIA. SINTRAGUACARÍ.
MADRES COMUNITARIAS. VÍCTIMAS DEL CONFLICTO.
VIVIENDISTAS JUBILEO. ESTUDIANTES U.Q.
FUERZA NACIONAL CAMPESINA. CAMPESINOS PALMIRA, VALLE.
SINTRAYOTOCO. UNIÓN DE JÓVENES POR LA VIDA.
COORDINADORA DE ORGANIZACIONES SOCIALES BOGOTÁ.
JUNTA DE ACCIÓN COMUNAL BARRIO JUBILEO, ARMENIA.
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