Por: Eduardo Posada – “Cuadernos de Reencuentro”
Se quieren resaltar cuatro aspectos que afectarán las elecciones del 2026; con la esperanza de que las fuerzas de izquierda sepan reaccionar positivamente para continuar un proyecto favorable al pueblo colombiano.
En primer lugar, las anomalías y trabas que se presentaron en la logística del proceso electoral de la consulta, muestran el peso, el poder que tienen la registraduría y el concejo nacional electoral, como instituciones de la oligarquía, para boicotear, bloquear e incidir en los resultados electorales, tal como han sido sus procederes tradicionales, los cuales seguirán actuando.
Un segundo aspecto es el poder de la derecha en lo económico y mediático, con capacidad de comprar votos, constreñir a electores, comprar jurados, manejar la registraduría y el CNE, en sus funcionarios y recursos, para realizar fraude en los informes y resultados en todos los sitios del territorio nacional. Además de tener, la derecha, los medios de comunicación para que funcionen a su antojo y de contar con el apoyo de sus orientadores internacionales.
Un tercer factor son las élites imperialistas con poder global en lo económico, militar, mediático, en las instituciones internacionales, con todo lo que esto implica; urgidos y necesitados en un mundo que se les desmorona constantemente, sedientos de recursos. Colombia, por su cercanía al petróleo de Venezuela, por tener en su territorio una narcoderecha adinerada y un paramilitarismo activo y organizado, se convierte en un objetivo para las fuerzas imperialistas, que no dudan en agredir a los pueblos de la región con su oprobioso plan lanza del sur, en el que se concreta la triple alianza de oligarquía, narcos, imperialismo.
Se sabe que estas élites se enriquecen con el tráfico de estupefacientes; a ningún capitalista le da asco el billete de las mafias; hasta se podría afirmar que el narcotráfico es la fase superior del imperialismo.
El candidato de la extrema derecha dice que hay que destripar a los de izquierda, no porque él haya tenido la capacidad mental de proponerlo, sino porque esa fue la orientación que le dieron los terroristas estadounidenses, y simplemente se coloca en la punta de la lanza.
Un cuarto punto es el estado del partido del Pacto Histórico. Es cierto que la consulta coloca a la democracia en un punto muy alto del que no se debe descender, pero aun así, dista mucho de ser un proceso democrático popular.
Quedan muchos sinsabores:
– A los dirigentes del partido no se les ve recorriendo el país para agitar el ideario político. No salen a «tirar línea». La militancia y la población, no los conocen ni siquiera saben sus nombres, lo cual evidencia un burocratismo que amenaza con dar al traste con el proyecto.
– En las listas para el congreso todavía aparecen desconocidos, además de algunos inoperantes e indeseados, otras personas sin ADN militante, lo que muestra que en estas instancias aún funcionan las maquinarias y que en la izquierda continúan las viejas prácticas al estilo de la clase política tradicional, muy bien aprendidas.
– Mientras los filibusteros amenazan desde los mares, cada grupito de izquierda va por lo suyo y cada candidato piensa en su carrera administrativa como su proyecto personal, muchos guiados por el apetito electoral y por el sueño de reemplazar a la oligarquía en sus mañosas funciones y en cómo pegarle un mordisco al presupuesto de la nación. Más que un cretinismo, aflora el oportunismo parlamentario, para quienes no importan los intereses populares, en un ambiente pequeñoburgués. Son pocos los esfuerzos para unirse y organizar la defensa del país.
También hay candidatos honestos, de trayectoria.
Estos cuatro puntos problema, mejorarán en la medida en que se cierre la brecha entre el pueblo y las organizaciones de izquierda.
Es importante resaltar que en el pueblo colombiano hay un deseo de cambio por lo que hay que trabajar duro, con inteligencia, audacia y subir la guardia, para que en las elecciones del 2026 no recibamos un derechazo.
Noviembre 25 de 2025
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