Archivo diario: 8 noviembre, 2025

Moscú pone precio a su intervención en Venezuela

Washington creía tener las manos libres en América Latina… pero Moscú acaba de poner precio a cualquier intento de intervención en Venezuela.

En este análisis te explico por qué Rusia no puede permitirse perder Caracas, qué papel juegan los recursos energéticos y cómo esta nueva fase de tensión redefine el equilibrio de poder global.

Desde el petróleo hasta la geopolítica del dólar, Venezuela se convierte en el nuevo campo de batalla entre Estados Unidos y Rusia.
No es solo una cuestión de influencia… es una cuestión de supervivencia.

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Por Alberto Escobar Pérez *

En el panorama político colombiano, pocas figuras conjugan con tanta claridad la técnica, la militancia y la coherencia ideológica como Carolina Corcho Mejía. Su candidatura al Senado por el Pacto Histórico no surge del azar ni de la visibilidad mediática circunstancial, sino de una trayectoria consolidada en la defensa del derecho a la salud y de las transformaciones estructurales que hoy son el eje del proyecto progresista que lidera Gustavo Petro.

1. Representación de una causa social de amplio respaldo: la salud como derecho
   Desde su liderazgo en la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR) y la Federación Médica Colombiana, Corcho ha sido una de las voces más consistentes en la lucha por un sistema de salud público, equitativo y universal. Su papel protagónico en la formulación de la Ley Estatutaria de Salud y en la defensa del Hospital San Juan de Dios la posicionó como referente entre médicos, estudiantes de la salud y trabajadores del sector público sanitario.
   Ese liderazgo le ha permitido construir una base social sólida en sindicatos médicos, asociaciones de pacientes y movimientos por la salud pública —un electorado crítico, informado y movilizado— que puede traducirse en votos efectivos para el Pacto Histórico.
2. Capital político ganado como ministra y figura pública del cambio
   Durante su gestión como Ministra de Salud y Protección Social (2022–2023), Corcho se convirtió en el rostro de la reforma estructural del sistema de salud, una de las banderas centrales del actual gobierno. Aunque su paso por el ministerio fue polémico, consolidó una imagen de determinación técnica y ética, que le granjeó tanto admiración como debate. En política, esa visibilidad es capital: Corcho no es una figura anónima, sino una líder reconocida que genera conversación y despierta posicionamientos claros.
   Su trabajo en la reglamentación del etiquetado frontal de alimentos, las políticas de salud sexual y reproductiva, y la defensa de los derechos de las mujeres y comunidades rurales reforzaron su perfil como una dirigente de causas sociales, con fuerte sintonía con el electorado joven, feminista y de sectores populares urbanos.
3. Legitimidad intelectual y técnica: una voz con credibilidad.
   Como médica, psiquiatra y politóloga, Corcho combina conocimiento técnico con visión política, algo escaso en el escenario legislativo colombiano. Desde la Corporación Latinoamericana Sur, ha liderado debates sobre economía, justicia social y transición democrática, construyendo puentes entre la academia y la acción política. Su aporte en la elaboración del programa de gobierno de Petro muestra que no es una figura coyuntural, sino parte del núcleo intelectual del proyecto del cambio.
4. Experiencia electoral comprobada
   En la consulta interna del Pacto Histórico, Carolina Corcho obtuvo 670.289 votos, ocupando el primer lugar para integrar la lista al Senado. Esa cifra no solo refleja respaldo dentro de la coalición, sino capacidad real de movilización nacional. Haber superado el umbral interno de apoyo la consolida como una candidata con potencial para ampliar la representación del Pacto, especialmente entre votantes indecisos del sector salud y la clase media profesional.
5. Un perfil que amplía el espectro del Pacto Histórico
   Corcho representa una izquierda técnica y ética, centrada en la defensa de los derechos sociales, la justicia distributiva y la transparencia en la gestión pública. Su discurso conecta con un segmento del electorado que busca rigor, no solo consigna: médicos, académicos, mujeres profesionales y jóvenes activistas. En un momento donde el Pacto Histórico necesita fortalecer su base en las clases medias urbanas, la candidatura de Corcho puede convertirse en un puente entre la militancia social y la institucionalidad progresista.

Conclusión
Carolina Corcho Mejía encarna una de las apuestas más consistentes del Pacto Histórico para el Senado. Su experiencia, coherencia ideológica y liderazgo social la convierten en una candidata con capacidad de sumar no solo votos, sino legitimidad política. Representa una voz que puede llevar al Congreso el debate más urgente del país: cómo garantizar que la salud, la equidad y los derechos sociales sean el corazón del cambio prometido.

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* Nota: este artículo está circulando en redes sociales, firmado por Alberto Escobar Pérez. No hemos tenido acceso al sitio o documento inicial, ni datos precisos del autor. Sabemos que es un Comunicador – Periodista de la Universidad de Antioquia y que trabajó en varios medios de comunicación.

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Publicación de Nechy Montana

A pocos meses de las elecciones de 2026, la oposición parece haber encontrado su gran bandera: “derrotar al petrismo”. Pero más allá de ese lema, ¿hay algo más?

El discurso de buena parte de la derecha se ha reducido a un solo propósito: impedir que el Pacto Histórico continúe en el poder. Sin embargo, lo preocupante es que no existe un plan de país, una propuesta clara ni una visión renovada que conecte con los colombianos.

Mientras el petrismo —con todos sus errores y polémicas— mantiene un relato ideológico coherente, la oposición se hunde en sus propias divisiones, peleas de egos y discursos reciclados. Las reuniones entre viejos líderes políticos solo parecen girar en torno a una consigna vacía: “tenemos que unirnos para sacar a Petro”. Pero, ¿unirse para qué? ¿Para repetir el pasado? ¿Para gobernar con los mismos de siempre?

La derecha colombiana lleva años reclamando el poder, pero no ha entendido que la gente ya no vota solo por miedo o rechazo, sino por propuestas reales, empatía y liderazgo. En vez de ofrecer soluciones a la inseguridad, al desempleo o a la crisis económica, muchos precandidatos prefieren hablar de “resistir al socialismo” o “salvar a Colombia”, como si con frases se gobernara un país.

El problema no es la falta de votos, sino la ausencia de propósito. Sin un mensaje nuevo, sin autocrítica y sin renovación de liderazgos, la derecha podría llegar unida… pero vacía. Y eso, en política, es lo mismo que llegar derrotada.

Colombia no necesita un frente “anti” nadie. Necesita una visión seria de futuro, venga de donde venga. Porque ganar por odio no es construir poder; es repetir la historia.

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