Acabamos de presenciar algo histórico en Nueva York. Un socialista democrático de 34 años, musulmán e hijo de inmigrantes, acaba de ganar las elecciones para alcalde con 2 millones de votos y una participación récord. Y su discurso de victoria ha sido un golpe directo a Donald Trump.
Trump ya ha amenazado con enviar al ejército a Nueva York, igual que hace con otras ciudades demócratas. Le tiene un cariño especial a esta ciudad por sus intereses económicos y personales, pero sobre todo porque esto marca un precedente peligrosísimo para él. Si este modelo se replica en otras ciudades de Estados Unidos, su narrativa se desmorona por completo.
El nuevo alcalde ha sido claro: «Para llegar a cualquiera de nosotros, tendrás que pasar por encima de todos nosotros». Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes, construida por inmigrantes y ahora liderada por un inmigrante. Y esto es un soplo de aire fresco que no solo afecta a Estados Unidos, sino a la política global.
********** ***********


