Octubre 4-2025
Bernie Sanders acaba de dar uno de los discursos más importantes de su carrera. Mientras Trump demanda a más de 200 medios de comunicación, cierra programas de comediantes como Jimmy Kimmel y Stephen Colbert, y obliga a periódicos como The Washington Post a autocensurarse, el senador por Vermont alerta de lo que está pasando: Estados Unidos está transitando hacia el autoritarismo.
En este video traduzco y analizo el mensaje completo de Bernie Sanders denunciando cómo Trump usa demandas millonarias para asfixiar económicamente a los medios críticos, cómo empresarios como Jeff Bezos capitularon bloqueando artículos en el Washington Post, y cómo la libertad de prensa en EE.UU. ha caído a su punto más bajo histórico.
No es una conspiración secreta. Está pasando a plena luz del día. Y Bernie Sanders tiene razón: sin prensa libre no hay democracia.
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«EL FIN DE LA DEMOCRACIA EN EEUU» (BERNIE SANDERS):
“En estos tiempos tan difíciles oímos hablar mucho de libertad, así que vamos a hablar sobre la libertad. Ahora tenemos un presidente de los Estados Unidos que el otro día dijo y cito:
«He leído en alguna parte que las cadenas están en un 97% en mi contra. Yo creo que tal vez habría que quitarles la licencia”. Fin de la cita.
De verdad, Señor presidente, eso no es libertad, eso es autoritarismo.
Lo último que supe es que según nuestra Constitución, que usted juró defender, el pueblo estadounidense puede criticar al presidente. Los medios de comunicación pueden criticar al presidente o a cualquier otra persona.
Ahora tenemos a un comisionado federal de comunicaciones FCC designado por Trump llamado señor Car, que celebró la salida del aire en directo de Jimmy Kimmel y luego amenazó a otros programas diciendo que aún habían terminado. Oiga, señor Car, eso no es libertad. Eso es precisamente lo que sucede en las sociedades autoritarias.
Así que seamos honestos, seamos claros sobre lo que está pasando. Trump ha demandado y tratado de intimidar a ABC, CBS, Press, recortó su financiación, NPR recortó su financiación a cualquiera que lo cubra críticamente. Y justo el otro día presentó una demanda de 15,000 millones de dólares contra el New York Times, sacaron del aire a Steven Cover, sacaron del aire a Jimmy Kimmer y estamos viendo a los amigos de Donald Trump tomando el control de CBS y tal vez de CNN, de CNN.
La libertad de prensa y nuestra primera enmienda es lo que nos distingue de las dictaduras de Pacotilla. Es lo que nuestros niños aprenden en cuarto grado, pero aparentemente eso ya no es el caso más.
Lo que está sucediendo ahora parece más a la Rusia de Vladimir Putin, se parece más a Arabia Saudí de Muhammad Bin Salmán. Bajo Trump estamos viendo un movimiento muy fuerte en este país hacia el autoritarismo y sus ataques contra los medios de comunicación son parte de ese proceso.
Por lo tanto, permítame hacer una petición sencilla a mis colegas republicanos: Si no tienes el coraje de enfrentarte a Donald Trump y defender la Constitución de los Estados Unidos de América, por favor, simplemente deja de utilizar la palabra libertad. La libertad no es solo decir cosas bonitas o estar de acuerdo con quienes están en el poder. La libertad no es solamente halagar al presidente de los Estados Unidos y decir de lo grandioso que es.
La libertad es el derecho de expresar tu punto de vista sin importar cuál sea, sin interferencias del gobierno. Quizás lo que dices sea correcto, quizás lo que dices sea incorrecto, tal vez sea brillante, tal vez sea tonto lo que dices, pero los Estados Unidos de América, nuestra Constitución se refiere a tener el derecho a decirlo. Digas lo que digas. Y no debemos permitir que nadie nos quite esa libertad básica, de nosotros, lejos de nosotros.
Hay una razón por la que la libertad de expresión es la primera enmienda de nuestra Constitución. No la quinta ni la décima enmienda. Es la primera enmienda porque los fundadores de esta nación, correctamente y sabiamente sabían que no se puede mantener una sociedad libre, sin el derecho a hablar abiertamente, sin temer a la intimidación.
Eso es lo que entendieron entonces y era verdad entonces y es verdad hoy. Así que permítame concluir diciendo lo siguiente. No me importa cuál sea tu punto de vista político. Si eres progresista, genial. Si eres moderado, cordial. Si eres conservador, genial. Si eres demócrata, republicano, independiente. No me importa cuál sea tu punto de vista político. Este es el momento, sin importar cuál es nuestra postura política, de mantenernos unidos y proteger nuestra Constitución y las libertades fundamentales que nos hacen un gran país.
Muchas gracias a todos”.
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Así terminaba este contundente mensaje del senador por Vermont, Bernie Sanders, que es un mensaje que hace unos años habría sido imposible y que sin embargo, ahora los Estados Unidos está más de relevancia que nunca. Un discurso defendiendo la libertad de expresión. ¿Por qué hay momentos de la historia, como este donde el poder, y en este caso el poder estadounidense deja de disimular, donde la máscara literalmente se cae y revela el rostro real del ¿Autoritarismo? y estamos viviendo uno de esos momentos ahora mismo. Y mientras Bernie Sanders está alzando la voz en estos vídeos, en estos discursos o en el Senado, pidiendo a los republicanos que dejen por favor de utilizar la palabra libertad mientras lo que hacen es destruir su significado, el aparato mediático estadounidense está siendo sistemáticamente desmantelado, comprado, intimidado o silenciado por Donald Trump. Y esto no es una metáfora, es lamentablemente lo que está ocurriendo en los Estados Unidos.
Donald Trump ya no solamente amenaza con quitar licencias a las cadenas que lo critican, que lo hace. ha demandado a IBC, a a CBS, a Associated Press y a 200 cadenas más, igual que a periódicos como de New York Times, Wall Street Journal, 15,000 millones de dólares le está pidiendo ahora al Times, 20,000 millones a la cadena CBS, que obviamente no busca ganar en los tribunales y que le paguen ese dinero, lo que busca es intentar asfixiar económicamente a cualquier medio de comunicación que se atreva a hacer periodismo de verdad. Y lo peor es que les está funcionando a estos porque ABC acabó pagando 16 millones de dólares para que Donald Trump retire su demanda. Paramount, la empresa matiz de la cadena CBS, pagó otros 16 m000ones. Y no porque las demandas tuvieran mucho mérito legal y las fuese a ganar Donald Trump. De hecho, los expertos coincidían en que eran casos perdedores para el presidente, pero las empresas hicieron el cálculo. Es más barato pagar el chantaje, los 16,000ones que te pide el presidente que pelear contra el presidente de los Estados Unidos. Es más rentable rendirse que por desgracia defender la libertad de prensa. De ahí los discursos desesperados de gente como Bernis Sanders diciendo esto. Mientras ve que lo que se está produciendo es una campaña de censura y control desmesurado, el gobierno de los Estados Unidos está usando su poder regulatorio para extorsionar a los medios. O te autocensuras, como han hecho estos que han aceptado pagar 16,000 o no aprobamos las fusiones que tengas planteadas o cuestiones empresariales que pasan sí o sí por el gobierno o pagas millones en acuerdos extrajudiciales que te imponemos o te destruimos económicamente.
Pero el caso más revelador, el más obceno, el más ilustrativo de cómo funciona esta nueva dictadora mediática trampista es, por ejemplo, el Washington Post, Jeff Bezos, es el segundo hombre más rico del mundo por detrás de Elon Musk, dueño de Amazon y también del Washington Post, bloqueó, por ejemplo, el apoyo que el periódico iba haciendo habitualmente a los demócratas, en este caso el que iba a hacer la Cámala Harris 11 días antes de las elecciones. El Consejo Editorial del Medio ya había redactado el apoyo, estaba todo firmado, se iba a publicar, sin embargo, Jeff Bezos lo paró en seco. En su momento más de 200.000 personas cancelaron sus suscripciones en aquellos primeros días cuando se conoció. Columnistas históricos del medio renunciaron. David Hoffman, que acababa de ganar unitzer por escribir sobre cómo los régímenes autoritarios reprimen la disidencia en la era digital, se fue del medio diciendo que durante décadas los editoriales del Washington Post habían sido un faro de esperanza para los disidentes y prisioneros políticos, pero ya no más.
Molly Roberts, otra columnista que renunció en su momento, también lo dejó claro. Dijo: «Trump todavía no es un dictador, pero mientras más callados estemos, más cerca estará de serlo». Y tenía razón, porque lo que vino después de esto fue todavía peor. En febrero de ese año, de este año, Jeff Bezos anunció que las páginas de opinión del Washington Post solo defenderían dos cosas: las libertades personales y el libre mercado. Cualquier opinión contraria, cualquier cosa que le huela a socialismo, dijo que la publiquen otros.
Esto es acabar con la libertad de prensa. Y lo más hipócrita y lo más cínico, lo más insultante de todo esto, es que Donald Trump, además, firmó en su primer día de presidencia una orden ejecutiva para, decía, terminar con la censura gubernamental y garantizar la libertad de expresión. La misma administración que está demandando a todos los medios críticos, que está usando el poder regulatorio para extorsionar a las empresas mediáticas, que está celebrando cuando sacan del directo y sacan de televisión a comediantes como Jimmy Kimmel que los critican y con razón, esa misma administración firmó el primer día algo para defender la libertad de expresión. Manda Narices. Es que es el manual del autoritarismo moderno. No necesitas quemar libros en la plaza pública como hace un siglo. No necesitas cerrar periódicos con tanques en las calles. Solo necesitas algo más sencillo: Demandar, intimidar, presionar económicamente desde un gobierno, Crear un clima donde el coste de decir la verdad sea más alto que el beneficio, donde los dueños de los medios de comunicación hagan cálculos y decidan que es mejor autocensurarse y pagar, que enfrentarse al poder o directamente que los medios estén comprados por el poder como por el segundo hombre más rico del mundo. Y funciona. Stephen Colbert en su momento perdió su programa en CBS, la cadena CBS días después de criticar el acuerdo de la cadena con Donald Trump. Jimmy Kimmel, hemos hablado mucho en el canal, fue suspendido también por ABC después de hacer comentarios sobre Donald Trump siendo absolutamente insensible por lo que le pasó a Charlie Kirk. Los dos comediantes más críticos con Donald Trump inmediatamente fuera del aire. Y Donald Trump lo peor es que ni siquiera disimuló, lo celebró públicamente diciendo que estas cadenas finalmente tuvieron el valor y el coraje de hacer lo que tenían que hacer. Lo que tenían que hacer, no lo que él les obligó a hacer, lo que él señalaba desde la Casa Blanca.
Van Bondy, la fiscal general del gobierno de Trump, declaró que hay libertad de expresión, lo que ella considere que sea, y después está el discurso de odio y que el discurso de odio debe ser cerrado.
Stephen Miller, que es ahora jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca, dijo que tomarían acción contra activistas de izquierda que llamen fascistas a los conservadores. Y literalmente después lo que hicieron fue banear y legalizar el movimiento antifascista y dijo: «Haremos esto.» nombre de Charlie refiriéndose a Charlie Kirk, delirio. Es la hipocria en su máxima expresión. Los mismos que gritaban, «Locos perdidos, censura, censura!» cuando Twitter suspendió a Donald Trump su cuenta después del asalto al Capitolio, es decir, de literalmente un intento de golpe de estado cuando perdió las elecciones. Los mismos que decían que la censura es el sueño del autoritario, ahora están usando el poder del gobierno literalmente para silenciar a sus críticos y lo hacen abiertamente, sinvergüenza alguno, de hecho, con cierto orgullo. Y el daño aquí no es solo a los medios o a los humoristas que han sido despedidos, es que es a la democracia misma.
Reportero sin Fronteras ha dicho que Estados Unidos ha caído a su punto más bajo histórico en libertad de prensa por debajo de países que pues nunca consideraríamos modelos de libertad. La supuesta mayor democracia del mundo, que tantas veces nos han bombardeado con eso, la primera democracia del mundo, pues convirtiéndose esa supuesta primera democracia del mundo en un régimen donde la prensa libre es castigada y la propaganda es recompensada. Y esto no es una cosa que vaya solamente sobre Donald Trump. Es sobre un sistema donde el poder económico y el poder político se han fusionado de tal manera que la prensa libre se vuelve imposible.
Cuando los dueños de los medios son también dueños de empresas que dependen del gobierno, el conflicto de interés no es potencial, es inevitable, es estructural, es el diseño del sistema para que no se afecten entre ellos. han logrado convertir a los investigadores contra la desinformación en villanos, a los verificadores de datos encensores y a los periodistas en enemigos del pueblo que están sacando noticias que no deberían sobre el presidente. Es delirante porque claro, es mucho más sencillo creer a pies juntillas en una conspiración que aceptar que tu líder político te está mintiendo. Es más cómodo pensar que los medios son el problema antes que admitir que el problema es el maldito autoritarismo. La realidad es que estamos presenciando la destrucción sistemática de uno de los pilares fundamentales de la democracia.
Es obvio, sin prensa libre no hay democracia. Sin periodismo independiente no hay rendición de cuentas, necesaria para la democracia. Sin voces críticas, también humoristas, no hay control al poder y eso es exactamente lo que quieren. No es por casualidad. quieren un ecosistema mediático donde Fox News y los clones que hay de Fox News sean las únicas voces, donde la crítica sea materialmente imposible y donde la investigación sea castigada, donde la verdad sea lo que Donald Trump diga a sus medios afines.
Y lo más horrible de todo es que están cerca de conseguirlo. Porque cada medio que se autocensura es una victoria. Cada periodista que se calla por miedo a ver lo que le puede pasar es otro triunfo. Cada dueño de un medio que capitula es un paso más hacia el control total de la narrativa. Y una vez que pierdes esa batalla, la batalla por la verdad, lo que haces es perder todo lo demás, incluido la democracia.
Y lo más trágico de esto, como estaba diciendo Bernie Sanders, es que está ocurriendo a plena luz del día. No es una conspiración secreta. Trump lo dice abiertamente. Este tipo Car que os decía, lo amenaza públicamente. Los acuerdos millonarios son noticias y la autocensura es visible. Y aún así no hay una reacción masiva de gente que diga, «Esto es imposible, es intolerable». No hay una defensa coordinada de la prensa libre en los Estados Unidos. Solo se ve cierta resignación, aceptación, normalización del autoritarismo. Es cierto que a Jim Kimel por lo menos la han conseguido restituir, pero ha sido uno de tantos. Uno que ha conseguido volver. Normalización del autoritarismo.
Bernie Sanders tiene razón cuando les pide a los republicanos que dejen de hablar de libertad mientras lo que hacen es destruirla. Pero es que el problema va más allá de los republicanos. Es un sistema completo que ha fallado. Medios que prefieren el dinero, obviamente a la verdad. Políticos que prefieran el poder, aunque sea miserable a los principios, y ciudadanos que prefieran la comodidad de la mentira, que no contravenga los políticos que les gusten antes que la incomodidad de la realidad. Y aquí estamos. el resto, viendo como la democracia muere no con un estallido, sino con un pequeño ruido de censura, no con tanques en las calles, sino con demandas cutres en los tribunales que se acaban pagando, no con censura explícita a lo 1984 de Orwell, sino con autocensura voluntaria, que es lo más perverso. Es decir, no con violencia, sino con miedo, que es mucho peor. La pregunta aquí no es si Estados Unidos se está convirtiendo en un régimen autoritario, porque eso ya está sucediendo.
La pregunta es si alguien va a hacer algo para detenerlo, si algún medio va a tener el valor de resistir, si algún periodista va a arriesgar su carrera por la verdad y si algún ciudadano va a defender la democracia antes de que sea demasiado tarde, después digan, «Vaya, acabó pasando esto». ¿Quién lo iba a decir? Pues todo el mundo. Porque una vez normalizas que el presidente puede destruir económicamente a los medios que lo critican, no hay vuelta atrás.
Una vez que aceptas que el gobierno puede decidir qué es noticia y qué no, has perdido. Y una vez que permites que el poder controle la narrativa, la democracia está acabada. Y lo peor de todo es que sabemos cómo termina esto.
La historia nos la ha mostrado una y otra vez. Primero van a por la prensa, luego van a por los jueces, después a por la oposición política y cuando te das cuenta vives en un régimen sin libertades, pero para entonces ya es tarde porque no hay nadie que entonces te lo pueda contar porque la prensa libre ya no existe.
Y ese es el camino, lo alertaba Bernie Sanders que se está transitando a los Estados Unidos y cada día que pasa sin resistencia, sin que hagan caso a estos discursos, que por fortuna cada vez más gente despierta y empieza a hacer caso. Se movilizan, votan a Zohran Mamdani en Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, a Berny Sanders, salen millones a las calles, pero cada capitulación, sobre todo en los poderes que controla los Estados Unidos, en los que tienen dinero, los que son propietarios de los medios de comunicación, cada capitulación ahí es un clavo más… al fin y al cabo, y parece dramático decirlo así, pero es así en el ataúd de la democracia y cada silencio que haya es una victoria del autoritarismo.
Por Eso son tan necesarios y me parece que tengo que mi pequeñísima labor que hago aquí creo que está bien que comparta los discursos de Bern Sanders porque es uno de los que estando ahí dentro es capaz de levantar la voz y decir claro lo que está ocurriendo y denunciarlo cara a cara frente a la barbarie del autoritarismo que está intentando instalar Donald Trump en los Estados Unidos…
… Muchas gracias por verme.
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