La historia oficial nos ha enseñado a venerar el 20 de julio de 1810 como el día en que comenzó la libertad en Colombia. Se nos dice que fue un acto heroico, impulsado por el deseo de soberanía, justicia y dignidad del pueblo criollo frente a la opresión española. Pero si le arrancamos la máscara a esa fecha fundacional, veremos que no fue otra cosa que la inauguración de un sistema político cimentado en la exclusión, la repartición de privilegios, y la institucionalización del clientelismo.
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