Por: Eduardo Posada
El 23 de junio de 2025, a las 3 a.m. se presentó un derrumbe en la zona nororiental limítrofe entre Bello y Medellín, que deja 22 cadáveres recuperados además de personas desaparecidas y pérdidas materiales para los pobladores.
Es tarea de los alcaldes evaluar las condiciones de riesgo de la población y tomar las medidas necesarias para mitigarlas. Para ello cuentan con recursos e instituciones como la defensa civil, bomberos, UNGRD, la Cruz Roja, la policía nacional y las fuerzas militares. Su eficacia parece poca ante desastres como el referido.
Pero los alcaldes sí son muy ágiles para salir empantanados en videos luego de ocurrida la tragedia. Esto evidencia la necesidad de empoderar a las comunidades para que se autoprotejan ante los riesgos naturales ya que son los directamente afectados y porque conocen su entorno.
Algunos hechos, que aparentemente no están relacionados, muestran las condiciones de atención a las personas en riesgo. Es el caso de las irregularidades sucedidas con la lotería de Medellín -la que más billete da-, lo cual deja en evidencia que las alcaldías y gobernaciones se llenan de funcionarios que llegan es a robar.
La lotería es una entidad departamental cuyas ganancias deben destinarse a la atención de la ciudadanía, que es quien la compra y fortalece semana tras semana. La estafa ocurre precisamente contra la población puesto que los recursos cogen un rumbo en beneficio de delincuentes siempre inescrupulosos. Una comunidad empoderada se cuestiona porqué viven en una ladera inestable.
Otro suceso relacionado es el impuesto de seguridad creado por la gobernación de Antioquia, con un carácter marcadamente político contra el gobierno nacional. Como se puede ver en las guerras actuales, los enfrentamientos se dan con misiles, que dejan atrás el papel de la infantería; los fusiles se usan para controlar a la población. O sea, que esta recaudación no se va a utilizar para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos en situaciones de riesgo.
Si se roban los dineros recogidos mediante los impuestos ya establecidos, no se sabe a dónde van a parar las «vacas» para la supuesta construcción de carreteras o el fortalecimiento de la seguridad, tareas para las que el gobierno nacional entrega los recursos, tal como está establecido.
Una comunidad empoderada no se queda esperando pasivamente a que la montaña se les venga encima mientras otros se apoderan de sus recursos.
La ciudadanía tiene que volverse consciente de estas situaciones y debe tomar las medidas necesarias para garantizarse una vida segura en la que pueda disfrutar plenamente de su existencia. Es una tarea escoger bien a sus gobernantes para que a estos cargos lleguen personas competentes que los representen con altura y honestidad.
Julio 05 de 2025
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