En el programa de hoy, 30/06/2025, Inna Afinogenova, Estefanía Veloz y Marco Teruggi analizan la participación de ex militares colombianos en cárteles de droga en México. ¿Cómo llegan, quiénes los contratan, cuánto ganan? Con la participación de Moisés Ninco Daza, ex embajador de Colombia en México.
El excanciller de Gustavo Petro, convertido en su crítico más venenoso, intentó recabar apoyos en Estados Unidos para hacer caer al presidente de Colombia
Santiago Torrado Bogotá – 29 JUN 2025 – 04:30 COT
Incombustible, Álvaro Leyva Durán (Bogotá, 82 años) siempre está tramando algo. Nunca se queda quieto. El veterano político de origen conservador se ufana de haber estado involucrado en prácticamente todos los esfuerzos por alcanzar la paz con los grupos armados en Colombia desde los años ochenta. Cuando la delegación del Gobierno lo tenía al margen de las negociaciones que desembocaron en el acuerdo de 2016 con la guerrilla de las FARC, maniobró para aterrizar en los diálogos que se desarrollaban en La Habana. Su más reciente plan tenía otro carácter: consistía en recabar apoyos en Estados Unidos para hacer caer al Gobierno de Gustavo Petro, el presidente de Colombia al que antes había servido como canciller, de acuerdo con audios y testimonios a los que ha tenido acceso EL PAÍS.
Camaleónico, Leyva lo ha sido casi todo en la política colombiana. Se ha ganado fama de conspirador a lo largo de su dilatada vida pública, que comenzó como secretario privado del presidente conservador Misael Pastrana en 1970. Desde entonces ha sido concejal de Bogotá, representante a la Cámara, senador, ministro de Minas de Belisario Betancur (1982-1986) y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la carta política de 1991. En ese entonces fue parte de las listas de la Alianza Democrática M-19, el partido surgido de la guerrilla a la que perteneció Petro en su juventud, que para entonces acababa de firmar un histórico acuerdo de paz y convocó a figuras de distintas orillas.
También se ha retratado como un mediador en múltiples intentos de paz, bien fuera con guerrillas o grupos paramilitares. La mayoría de las veces, lo ha hecho como una suerte de agente libre que crea canales de comunicación alternativos, paralelos a los oficiales. En los diálogos de La Habana, acabó con un papel en los temas de justicia transicional. Cuando las discusiones llegaron a un punto muerto, las partes decidieron crear un grupo de juristas para superar el atolladero, tres escogidos por el Gobierno y otros tres por las FARC; entre ellos, el propio Leyva. Fuentes de la delegación del Gobierno de entonces lo recuerdan como un asesor de la guerrilla con teorías que dificultaron los acuerdos, muy cercano a Iván Márquez, el jefe negociador fariano que acabó por incumplir lo firmado y retomar las armas.
Con esa historia a cuestas, Leyva inició el periodo de Petro como canciller. Fue el primer designado de todo el Gabinete. Desde esa posición restableció las difíciles relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro y volcó la diplomacia colombiana al servicio de la política de paz total, que buscaba dialogar en simultáneo con todos grupos armados. Entonces solía presentarse como ministro de Relaciones Exteriores y Paz, un título que no era oficial. Su gestión fue criticada, entre otras, por privilegiar esa agenda de negociaciones por encima de los demás intereses diplomáticos de Colombia. Se exhibió como uno de los más fieles escuderos del presidente de izquierdas, al que bañó de halagos, pero cayó en desgracia por cuenta de un enrevesado proceso para elaborar pasaportes que le valió una suspensión de la Procuraduría, a principios de 2024, y eventualmente su destitución, por haber anulado la licitación de forma ilegal.
Ya sin cargo oficial, mantuvo influencia. El presidente se hacía eco de sus planteamientos. Hace un año estaba dedicado a promover su rebatida tesis de que un párrafo del acuerdo de paz que habla de un “acuerdo político nacional” facultaba a Petro para convocar una Asamblea Constituyente por decreto. Esa idea fue ampliamente considerada un disparate, y desmentida por todos los demás negociadores que participaron en los diálogos de La Habana. Incluso por Juan Manuel Santos (2010-2018), el presidente que selló ese pacto. Los juristas recordaron en coro que una Asamblea Constituyente solo se puede convocar usando los procedimientos que establece la propia carta política de 1991. Con una llamativa excepción: el exfiscal Eduardo Montealegre, que se acaba de posesionar como ministro de Justicia de Petro y ahora agita sus propias teorías para poner en marcha un proceso constituyente.
En el camino, Leyva también apareció por sorpresa junto a Maduro en el palacio de Miraflores, en Caracas, cuando Colombia aún intentaba infructuosamente mediar en la crisis poselectoral de Venezuela. La visita de agosto de 2024 fue “a título personal”, aclaró el entonces canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, aunque matizó que Bogotá veía con “buenos ojos” ese encuentro. No hubo resultados palpables, pero Leyva parecía contar con el favor de Petro. Sin embargo, ya se sentía lejos del presidente.
La ruptura llegó con el nuevo año, cuando Leyva comenzó a lanzar mensajes en las redes sociales que parecían acertijos. En uno de ellos criticó la forma en la que Petro asumió la crisis diplomática con los Estados Unidos. El otrora canciller acabó convertido en uno de los críticos más ácidos del Gobierno al que perteneció y en especial del presidente, al que atribuyó un problema de adicción que, asegura, afecta su capacidad para gobernar. “Fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción”, escribe en el párrafo más explosivo de las dos cartas públicas en las que arremete contra Petro, en referencia a la ocasión en que “desapareció dos días” durante una visita oficial, en junio de 2023. El mandatario negó los señalamientos, tildó de “víbora” a su exministro y aseguró que, cuando era canciller, le aconsejaba hacerse reelegir a pesar de que la Constitución lo prohíbe. Poco después lo acusó de participar en un complot para derrocarlo, del que apenas comienzan a conocerse detalles.
Audios, EE.UU. y una filtración: el entramado golpista que estremece a Colombia
Publicado:30 jun 2025 15:17 GMT
El excanciller Álvaro Leyva habría intentado reunirse con Marco Rubio, secretario de Estado de Donald Trump, con el fin de generar «una presión internacional» que facilitase la caída de Petro.
El exministro de Exteriores colombiano Álvaro Leyva.Fernando Vergara / AP
La política colombiana ha entrado en una nueva fase de tensión tras la publicación de unos polémicos audios que revelan una posible conspiración para derrocar al presidente Gustavo Petro.
En unos audios, que recoge el diario español El País, y según confirmaron fuentes cercanas a congresistas republicanos, el exministro de Exteriores colombiano Álvaro Leyva, de 82 años, intentó sin éxito buscar el apoyo de figuras cercanas al Partido Republicano en EE.UU. para sacar a Petro del poder.
«Nos dijo que tenía todas las herramientas para ejecutar un plan y sacarlo. Su lugar lo ocuparía Francia Márquez [la vicepresidenta]. Contaba con evidencias de que Petro no podía seguir ejerciendo el cargo y que en caso de que esto saliese adelante, el presidente no tendría capacidad de respuesta. La ayuda de los americanos era muy importante», relató a El País una de las personas que asegura haberse reunido con Leyva.
El presidente Gustavo Petro al exministro Álvaro Leyva.Fernando Vergara / AP
De acuerdo con la investigación, Leyva también trató de reunirse con Marco Rubio, actual secretario de Estado de Donald Trump, con el fin de generar «una presión internacional» que facilitase la caída de Petro. Sin embargo, según esas fuentes, «la Casa Blanca nunca tuvo en consideración la propuesta».
Leyva también habría intentado contactar con Mario Díaz-Balart, congresista por Florida, y Carlos Antonio Giménez, ambos figuras conocidas dentro del Partido Republicano. «Estuve en EE.UU. y con un tipo de primera fila: Mario Díaz-Balart. Los Díaz-Balart son los que están detrás del secretario de Estado«, afirmó el polémico excanciller en un audio.
Mario Díaz-Balart.Mariam Zuhaib / AP
En las filtraciones también salta el nombre de Vicky Dávila, exdirectora de la revista Semana, como posible interlocutora del plan. La también periodista no tardó en reaccionar en redes sociales: «No tengo nada que ver con estas ideas del excanciller Álvaro Leyva que menciona El País. No estoy de acuerdo con que tumben a Petro, siempre lo he dicho, en público y en privado», escribió.
Otra figura mencionada fue el precandidato Miguel Uribe Turbay, gravemente herido en un atentado reciente. Leyva lo señala como parte del plan, junto con «malos y buenos, pero con representación». El expresidente Álvaro Uribe exigió aclaraciones y defendió al precandidato, que sufrió un atentado, como «un demócrata integral» y «no un golpista».
Al mismo tiempo, el excanciller publicó en redes sociales cartas donde sugería que el presidente consumía drogas y apuntaba indirectamente a Laura Sarabia, jefa de gabinete, como la persona que lo asistía en ello.
Petro denunció en mayo que había un complot internacional en su contra y arremetió duramente contra Leyva.
«La conducta de la oligarquía es la doble moral»
«El caso Leyva me hace pensar que la conducta de lo que llamo oligarquía, a la que indudablemente pertenece Leyva, es la doble moral, piensa el estado como hereditario, con derecho a negocios con el erario; es incapaz de establecer relaciones basadas en el respeto a la otra persona y a los argumentos, es una ingenuidad pensar que lo haría; desde hace dos siglos, la traición, el asesinato, la mentira, son sus normas», destacó el presidente.
Desde Sevilla, el mandatario demandó explicaciones a Márquez y a otros implicados en la trama. «Todas las personas que nombra allí –Leyva–, de las cuales yo no sé si lo que él cuenta es verdad o no, pues deben dar explicaciones y no solamente políticas públicas, sino ante la Justicia», dijo al respecto.
En adenda, sostuvo que lo sucedido «no es más que una conspiración [de Leyva] con el narcotráfico y con la extrema derecha aparentemente colombiana y norteamericana para derrocar el presidente del cambio en Colombia».
Sarabia fue aún más dura: «Ruin y miserable. No encuentro mejores palabras para describir a Álvaro Leyva. La ambición desmedida por el poder lo llevó a conspirar contra nuestra institucionalidad. Esto no es solo un ataque contra Gustavo Petro es un atentado contra la democracia misma. El mandato del presidente debe ser respetado y defendido por todos y todas».
También el exsenador Gustavo Bolívar cargó con contra Leyva: «El intento de organizar un golpe de estado contra el presidente Petro no es solo ruin y desleal sino delictivo. Leyva no está en edad de pagar cárcel, pero pasará sus últimos días postrado en el desprestigio que significa atacar a quien te da confianza y atentar contra toda una nación apelando a intereses bajos».
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Novelas, relatos, poesía, ensayos y microficciones que exploran el terror psicológico, el horror tecnológico y fantástico, la ciencia ficción emocional y los laberintos humanos. Por Adrián Fares, escritor y cineasta argentino.