El principal país subdesarrollado del mundo según el Índice de Desarrollo Humano (2020), poseedor de grandes reservas de uranio y petróleo, donde además abundan hambre, pobreza, falta de agua potable, electricidad, sanidad y educación, también está infestado de grupos “yihadistas” (Boko Haram, Jamatu Ahliis-Sunnah, el Estado Islámico de África Occidental, etcétera.), que han aparecido, de repente, en estas tierras como por el arte de magia. El golpe de estado del 26 de julio en la antigua colonia de Francia, y de donde este país recibe uranio para sus centrales nucleares, abre una ventana desde la que sólo se ve el terror y más guerras, entre los que roban sus recursos, para su sufrida población.
Cinco de los golpistas, entre ellos el teniente Abdourahmane Tiani y Mohamed Toumba, que derrocaron al presidente profrancés Mohamed Bazoum el 26 de julio, años atrás habían sido entrenados en EEUU, al igual que los participantes en los golpes de estado en Burkina Faso (2014, 2015 y 2022); Gambia (2014); Guinea (2021) y Mali (2012 y 2023).
Washington cuenta en Níger con dos bases militares, una de ellas en Agadez, siendo la base de drones de EEUU más grande del mundo, en la que ha gastado 100 millones de dólares, e invierte anualmente otros 30 millones para su mantenimiento, sacrificándose en la supuestamente lucha contra el “terrorismo yihadista”, por el bien de la humanidad.
No sorprende que el nuevo poder haya expulsado al embajador de Francia, pero no al de EEUU, que cuenta con al menos dos bases militares en el país al que está añadiendo también “las amenazas de Rusia y del Grupo Wagner”.
Mientras EEUU y Rusia apoyan una salida negociada a la crisis, Francia amenaza con una intervención militar si no se le restituye al presidente derrocado en el poder.
Tanto EEUU como Francia pretenden copiar el modelo afgano de guerra en este país, africanizando el conflicto: en vez de enviar a la OTAN para someter a los oficiales sublevados de Níger, pretenden utilizar a la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO) como la carne de cañón. Si al final hay una invasión militar, sería una catástrofe de grandes dimensiones para el país, el Sahel, y el mundo.
Que en 2010 operasen en África unos cinco grupos terroristas y ahora una veintena, muestra, por un lado, la farsa de la política antiterrorista de Washington (solo en Burkina Faso, Malí y el oeste de Níger, la violencia de esos grupos aumentó en un 250% desde 2018); y por otro, una realidad: el yihadismo es uno de los tentáculos de la CIA y el Pentágono.
En la década de los 90, EEUU luchó contra Francia en Congo, a través de grupos y tribus que armaba (para no derramar la sangre del hombre blanco), por el coltán y el cobalto entre otros minerales estratégicos de aquella empobrecida nación.
Así la CIA creó el “yihadismo
A pesar de la propaganda oficial que considera el terrorismo “islámico” como una ciega venganza de ciertas naciones por haber sido ultrajado por Occidente o su rechazo a la democracia y felicidad, este fenómeno aparece 1) durante la Guerra Fría, a comienzos en 1978 en Afganistán, -país con frontera común con la URSS y China-, por la iniciativa del asesor de seguridad de la Administración Carter, el polaco Zbigniew Brzezinskiy: el uso de la extrema derecha religiosa fue la última arma usada por el imperialismo contra la URSS. Y 2) tras la desaparición del campo socialista, EEUU no abandonó lo que era realmente un chollo: se disfrazó de bombero pirómano, convirtiendo a los bárbaros yihadistas en el mejor medio para expandir su impresionante poderío militar a países donde no podía entrar, yendo a la guerra contra los bandidos medievales armados con palos y rifles de fabricación casera. John Kerry, el Secretario de Estado durante el mandato de Obama confesó: “los talibanes no son sus enemigos”, y se refería a los mismos que habían sido acusados, junto con Al Qaeda, a volar las Torres Gemelas.
Mecanismos de la injerencia de EEUU en África
La intervención en Níger es la última de las que ha realizado EEUU en África, continente que alberga 29 bases militares, con el fin de la Unión Soviética.
En Libia, con el grito de “Vinimos, vimos, y él murió”, la criminal de guerra Hillary Clinton saltó de alegría, al ser recibida en una entrevista en directo, por el brutal asesinato del jefe de estado libio, el coronel Muamar el Gadafi, poniéndose medallas por haber organizado el magnicidio, pues dos días antes estuvo en aquel país. Ningún Tribunal internacional exigió su comparecencia. Meses antes, en el país más próspero de África, EEUU y sus aliados europeos y saudíes enviaron a miles de yihadistas, con el nombre de Ansar Al-Sharia, previamente entrenados por las fuerzas especiales de la OTAN, para desestabilizar el país.
Una vez conseguido, la Alianza invadió Libia porque no había ninguna posibilidad de hacer un golpe de Estado desde el ejercito libio. Después del 2011, se desmantelaron unas 70 empresas chinas y congelaron sus 18 mil millones de dólares en inversiones; también se suspendieron los contratos de armas rusas por el valor de 4 mil millones de dólares. Gadafi había excluido a compañías estadounidenses como Bechtel y Caterpillar de los negocios en su país. Hoy, el país ha sido partido en varias piezas, sumido en el caos, con diferentes regiones bajo el control de las fuerzas de extrema derecha laica e islamista; ni el Pentágono ha podio convertir a Libia en la sede del Comando de Estados Unidos para África (AFRICOM), organización que desde su fundación en 2007, ha atacado a Mali, Costa de Marfil, Sudán y Libia.
En la República Centroafricana, en 2013 se realizó un golpe de estado contra François Bozizé, por firmar demasiados contratos de venta de petróleo a China, potencia que hoy importa el 30% del petróleo que compra del Continente Negro.
Resultado del timo de la “guerra anti-yihadista”
- En Sudán (1998), Bill Clinton pudo bombardear el laboratorio farmacéutico de Al-Shifa, afirmando que era de Al Qaeda, aunque el objetivo era simplemente desviar la opinión pública del escándalo Lewinsky.
- En Somalia, gracias a las amenazas de Al-Shabaab e ISIS, el Pentágono cuenta con dos bases militares.
- En cuanto a Nigeria, Barak Obama, tras asesinar a Muamar el Gadafi, quien impedía que los Estados africanos alojasen bases militares extranjeras, lanzó con su señora esposa Michel, una sensacionalista campaña para la liberación de las 234 niñas escolares secuestradas en Nigeria por Boko Haram. ¿Iba a mandar a sus tropas -acusadas de agresión sexual y no solo a mujeres iraquíes y afganas sino también a las mujeres soldadas de la OTAN- para liberarlas? En 2013 se presentaron 5 mil 61 denuncias de las soldados de EEUU contra sus compañeros. Cada año, unas 680 mil mujeres estadounidenses, en su mayoría negras y pobres, son raptadas y/o violadas sin que hubiese alguna campaña para atajar este vergonzoso problema. Volviendo a Nigeria, como el presidente de ese país había sido testigo del linchamiento de Gadafi, puso su barba a remojar: el primer productor de petróleo de África y el cuarto mayor exportador mundial de gas natural, permitió, por las buenas, la instalación de una base militar en su país, y los medios de comunicación de masa archivaron el asunto del rapto de niñas. Había otro factor detrás de la campaña contra el Gobierno nigeriano: hasta el 2011, EEUU era el destino del 70% del petróleo nigeriano. Después, y tras el descubrimiento del gas esquisto en EEUU, esta cantidad cayó en un 15%. Por lo que Nigeria ofreció a China –que había invertido unos 10 mil millones de dólares en la industria petrolífera nigeriana-, recibir la cantidad sobrante. Pero, una cosa es que Washington hoy no necesite este petróleo y otra bien distinta es que permita que se lo lleve su principal rival, al que ha intentado cortar los suministros de energía desde Sudán, Libia, Mali e Irán, con el fin de paralizar su progreso.
- En Camerún, el Pentágono levantó dos instalaciones militares en Garoua, y en el Camp Salak de Maroua, que además es un centro de encarcelamiento ilegal, uno de tantos “agujeros negros”, que administra en todo el mundo para castigar a “terroristas“.
- Sudán, el país más grande de África, reserva de gas y petróleo, fue partido en dos en 2011, convirtiéndose en el último Estado reconocido por la ONU, mientras los palestinos y los saharauis seguían en la cola.
- En Egipto, Barak Obama patrocinó a la organización de extrema derecha islamista Hermandad Musulmana para abortar la Revolución Democrática de Tahrir en 2011.
La inestabilidad de Níger amenaza el proyecto del gasoducto “Trans-Sahara”, que planea transportar el gas nigeriano por Níger y Argelia para abastecer a la UE. El mayor beneficiado de la actual crisis es EEUU (como ocurrió con la explosión del gaseoducto Nord Stream II, por lo que está vendiendo su gas a la UE a un precio mucho más alto), y así someter aún más a la UE.
El terrorismo y la lucha contra el terrorismo mueven miles de millones de dólares y euros: el Pentágono ha ganado un ingente dinero desde 1978 por entrenar, armar, patrocinar a los yihadistas, e incluso por construir miles de escuelas coránicas. El 13 de abril del 2018, Trump hizo estallar en Afganistán la bomba “semi-nuclear” GBU-43, que costó 14,6 millones a los contribuyentes, para “¡destruir unos túneles de los terroristas!” Los fabricantes de esta bomba de destrucción masiva empezaron a recibir nuevos encargos, al ver su eficacia en el escenario de guerra real.
Ahora, varias horas televisivas son dedicadas a la barbarie de los grupos islamistas en Níger para que la opinión pública aplauda la intervención militar de Occidente y EEUU en defensa de sus desheredados. Ya se inventó un Bin Laden africano a perseguir: Mokhtar Belmokhtar, jefe de Al Qaeda del Magreb Islámico, un bandido que curiosamente nunca ha atentado contra los intereses occidentales, pero sí que sirve de pretexto para militarizar el Sahel, cuyos pueblos luchan contra hambre, pobreza y guerras.
El conflicto entre las potencias mundiales por África se agudiza y las empresas militares privadas, como los yihadistas, tendrán un papel aún mayor.
Tomado de:
https://venezuela-news.com/niger-diana-africom-eeuu-nazanin-armanian/





