Mucho más que un regaño

Por: Ricardo Robledo

La lamentable muerte del miembro de las Farc, Dimar Torres ha permitido aclarar muchas cosas en la sociedad colombiana. Por las circunstancias tan repudiables, como todo homicidio, pero que se hacen mayores por la saña, sevicia, cobardía y manifestación de odio acumulado.

Muy rescatable lo expresado al país por la Comisión de paz del Congreso. Muy humana, responsable y valiente la posición del general Villegas como comandante de la tropa involucrada en el cruel asesinato; actitud gallarda, inaceptable en un ejército que quiere seguir funcionando como enemigo del pueblo colombiano.

No puede ser que las luchas de un pueblo por su soberanía, sigan entendiéndose como “el enemigo interno”.

No se sabe si el delito involucró violación. Pero dejan muchas dudas los antecedentes como el asesinato de cuatro niños por parte de militares en el Meta, que también incluyó abuso sexual. Además de los sucesos que rodearon la denuncia sobre la comunidad del anillo. Inquieta entonces la formación recibida por las fuerzas armadas, su conformación y su forma de entender el “honor”.

Con respecto al asesinato de Dimar torres, ha circulado un audio, en el cual supuestamente se expresa  un superior del general Villegas, en el que se escucha:“ Si tanto le duele la muerte de un guerrillero; pues, váyase para la guerrila”.  Ya les corresponde a las autoridades verificar la autenticidad de este audio y tomar las acciones correspondientes. Acerca de esto hay que hacer estas precisiones:

  1. Dimar Torres no era un guerrillero, era un ciudadano colombiano, firmante de un acuerdo de paz con el estado.
  2. El acuerdo de paz es constitucional y debe ser respetado por todas sus instituciones. Si a un militar no le gusta, asume una posición política expresada por un partido detractor, lo cual es inaceptable por su calidad de miembro de las fuerzas armadas.
  3. Según el Derecho Internacional Humanitario, un enemigo herido o que entrega las armas, ya no es un enemigo; es persona protegida. Ahí hay una violación a estas normas.
  4. El comentario de determinar a quién le duele unas muertes y otras no, es una expresión subjetiva, escuchada también de los más tenebrosos jefes paramilitares y a la ultraderecha, quienes creen tener la obtusa potestad de conocer qué le duele a otros sin ningún intercambio de opiniones o desconociendo una realidad acordada, pero ajena a algunos intereses.

El contenido de estas expresiones en tal tipo de regaños, es peligroso porque es ahí donde anidan las águilas negras, la ilegalidad y sobre los que se promulga el odio en la sociedad, en lugar de llamar a la reconciliación.

En los acuerdos de paz no existe ninguna agenda oculta para entregárselo a una posición política en particular o para llevar el país al socialismo. Los seis puntos que lo resumen, son claros y han sido ampliamente comunicados a la ciudadanía.

Como las clases dominantes siempre han mandado con el engaño, creen que esa es la única forma de gobernar; la sabiduría popular enseña que el ladrón juzga por su condición, pero a los revolucionarios no nos interesan mentes manipuladas, sino personas con pensamiento libre, capaces de tomar decisiones propias y de ser felices.

La transformación de las relaciones sociales de producción solo puede ser posible con acciones conscientes de la población. Si por Socialismo se entiende la ampliación de la participación ciudadana, como profundización de la democracia, si es valoración de la vida y mejorar el nivel de vida de las personas construyendo un país en paz; entonces, los acuerdos, sí conducen hacia allá. Esto sólo es inaceptable para unos pocos que siempre han vivido de privilegios logrados con el robo.

No se quiere saber de la muerte de ninguna persona más. Ese es el gran valor humano de los Acuerdos de Paz.

Mayo 22 de 2019

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