Por: Ricardo Robledo
Vienen a la mente los recuerdos cuando niños, en la escuela, hacíamos fila para recibir un pan y leche; más tarde supimos que eso era la Alianza para el Progreso –pobre compensación que se daba a los pueblos de Latinoamérica, para que olvidaran las penurias y no miraran al mal ejemplo de Cuba -. Ahora, desde el 2019, se entiende que ese es el tipo de ayuda humanitaria que viene acompañada de dotación militar.
Los años juveniles albergaron la esperanza de que algún gobierno realmente mejorara la situación del país; es más, todavía lo soñamos. Pero, s i se hace un recorrido por lo que han sido los gobiernos a lo largo de esto casi sesenta años que abarcan el lapso de 1962 al 2019, encontramos que con frases y lemas altisonantes, se idearon planes de desarrollo que parecen estaban más orientados a aliviar el temor del avance de la lucha social y detenerla.
Un trabajo más avanzado, buscaría profundizar en detalle en los objetivos, acciones, métodos y logros de cada uno de esos planes, pero esto haría muy pesada esta nota y nos saldríamos de su propósito. No hay que dejar de reconocer que como resultado de un acumulado, se modernizaron y tecnificaron algunos aspectos de la administración pública; pero que se muestran nulos desde la opción de la construcción de nación, sociedad republicana y ciudadanía.
-Guillermo León Valencia, el bombardero de Marquetalia y demás supuestas Repúblicas Independientes, no presentó plan de desarrollo porque su fin era aplicar en Colombia las barbaries que hacían los norteamericanos en Viet Nam para combatir el comunismo, pero con armamento sobrante de la Segunda Guerra Mundial. Seguro muchos se enriquecieron vendiendo a precios de entonces, estos estorbosos inventarios de la industria militar.
-Carlos Lleras Restrepo, el del gobierno de la transformación nacional, quiso aplicar una reforma agraria, que en realidad profundizó el urbanismo programado y con tal fracaso que hoy el país cuenta con 7.7 millones de campesinos desplazados y más de 6 millones de hectáreas expropiadas, en el que influyen otras circunstancias, pero es también la realidad.
-Misael Pastrana Borrero, con el lema de Frente Social, Objetivo el Pueblo. Lo que se entendía era que tenían en la mirilla del fusil a los luchadores sociales. Su plan de desarrollo fue el de las cuatro estrategias.
-Alfonso López Michelsen, el del mandato claro, propuso el plan Para Cerrar la Brecha. Título que reconoce la gran desigualdad social.
-Julio César Turbay Ayala, el del estatuto de seguridad, propuso el plan de Integración Social. O sea, “en un mismo lodo, todos manosiados”.
-Belisario Betancur Cuartas, propuso el Cambio con Equidad.
-Virgilio Barco Vargas, con el plan de Economía Social, como de rehabilitación y de lucha contra la pobreza. Así estamos cumpliendo, era una frase adicionada a la retórica.
-César Gaviria Trujillo, con la Revolución Pacífica. (¿Qué era eso???)
-Ernesto Samper Pizano, el Salto Social. Pero se puede saltar para cualquier lado.
-Andrés Pastrana Arango, Cambio para Construir la Paz, las exportaciones como motor de desarrollo. Intento la paz con el tan criticado despeje del Caguán.
-Alvaro Uribe Vélez, el de la seguridad democrática, propuso el plan Hacia un Estado Comunitario. ¿Comunitario Alvaro Uribe?. En su segundo período continuó su política de agresión a los movimientos sociales y se enfocó a golpear duramente a la educación pública.
-Juan Manuel Santos, Prosperidad para Todos. No se vio tal desarrollo, el pueblo siguió en la pobreza
-Juan Manuel Santos, Todos por un Nuevo País. Sí que realmente lo intentó con los acuerdos de paz que abrían puertas para la transformación política; uno de los acontecimientos más importantes en la historia de Colombia. Pero sabía que no se alcanzaría a cumplir en su mandato y se lavó las manos dejando la implementación a su sucesor.
-Iván Duque, Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad. Sí se dio un pacto de los sectores de derecha y así entienden que es por el país; no se sabe qué quiere decir “equidad” en este caso; tal vez que todos piensen como su amo o será que se refiere a alguna negociación secreta con el equipo de fútbol.
Muchos de estos títulos de planes no necesitan comentarios; se caen por su propio peso. Desde la óptica del interés popular, ni ha habido transformación ni integración ni salto ni economía social ni cambio; no se ha cerrado la brecha, por el contrario, se ha ampliado, como es de esperarse en una sociedad capitalista; es decir, no se ha logrado la pretendida equidad; ni una supuesta revolución ni paz; no se ha alcanzado la prosperidad para todos ni el estado comunitario. Tal vez un nuevo país, en el que el mismo poder tradicional, se ha fortalecido y profundizado, mediante pactos con los actores que mueven la economía ilícita.
Ligera y sanamente, se podría pensar que se han presentado, entonces, fallas en la planeación y en su ejecución; que son malos planeadores y demás; pero no. Habría que preguntarle si no se han logrado los objetivos y han dejado enormes ganancias, a los poderes de la Costa Atlántica y sus señores feudales, a los empresarios paisas, a la rancia aristocracia valluna, a los terratenientes caucanos, a la oligarquía del altiplano, a los narcotraficantes invasores de los Llanos, a los taladores del ecosistema Pacífico-Andes-Amazonas; también a los banqueros, contratistas, a los grandes ganaderos, a los políticos que rentan del estado y demás abusadores.
Pero, desde el punto de vista de los intereses populares, de los derechos ciudadanos, de la democratización y de la construcción de una nación –libre y soberana como debe ser- ¡nada!. Esto es apenas lógico y es de esperarse: Nunca proponen planes que vayan más allá de sus haciendas, de su círculo particular de poder.
Por el contrario, se incrementa la desigualdad, se ataca a la educación pública, se golpea al vendedor informal, se despoja a campesinos, se cercenan los derechos fundamentales, se persigue a luchadores populares, a defensores de derechos humanos, a periodistas, a intelectuales, a disidentes, al diferente, se secuestra al estado con clanes familiares, se deteriora la salud pública, se profundizan la desigualdad y el control restrictivo a las libertades, la juventud se hunde en la drogadicción.
Recuerdo que en una oficina que frecuentaba, había un hermoso mapa de Colombia en relieve y cuando anunciaban que el país creció, trataba de entender si fue que las montañas ahora eran más altas o si se había ampliado o estirado; si dijeran más claramente, que se incrementaron las grandes fortunas, todo tendría más sentido.
Con la misma inconsecuencia del chiste de la Estadística, según la cual, si alguien ha comido pollo y otro no, en promedio han comido medio pollo cada uno, así tampoco el producto interno bruto no llega a la Guajira ni a los ranchos pobres de las costas Atlántica y Pacífica ni a los de las grandes ciudades ni a las tierras indígenas ni a los de los campesinos.
La promoción de los planes de desarrollo, se hace con títulos llamativos, más dirigidos a calmar las luchas sociales, por el pavor que provoca el que de pronto, todos los marginados se junten en una gran Minga Nacional y Popular por sus derechos y por la Vida.
Abril 06 de 2019


