Los guetos de las ciudades actuales

Por: Ricardo Robledo

Es abominable lo que los seres humanos hacen con las gallinas. Nacen en incubadoras, luego las alimentan, las hacinan en galpones con jaulas con el mínimo movimiento para que no pierdan peso, ahí mismo hacen sus necesidades, comen, ponen sus huevos – rinden sus frutos económicos-, pasados no más de 45 días se deben sacrificar para que no dejen de ser rentables.

Tal condición parece trasladarse a las personas. Se hacinan en torres de apartamentos de unas decenas de metros cuadrados, salen a trabajar –en donde rinden los frutos económicos- regresan extenuados a sus domicilios, luego si pueden salir, es a un centro comercial o al supermercado a comprar su alimento. Pasado un tiempo son desechados por cualquier motivo; pero, pueden comprar su libertad luego de cotizar las semanas estipuladas –opción que no tienen las gallinas; aunque también terminan devoradas, sin ser conscientes de su destino.

La calidad de vida humana, se mide por estrato, metros cuadrados, en cual tipo de supermercado se compra y por productos adquiridos. Consumir es una delicia en el sistema capitalista. Algunos creen que también es bueno que las aves escuchen música para que produzcan más.

Triste existencia la de las gallinas.

Marzo 23 de 2019

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