El adelantado porcino

XIII
Cita de cuervos
En Panamá se unieron los demonios.
Allí fue el pacto de los hurones.
Una bujía apenas alumbraba, cuando los tres llegaron uno a uno.
Primero llegó Almagro antiguo y tuerto, Pizarro, el mayoral porcino y el fraile Luque, canónigo entendido en tinieblas.
Cada uno escondía el puñal para la espalda del asociado,
cada uno con mugrienta mirada en las oscuras paredes adivinaba sangre, y el oro del lejano imperio los atraía como la luna a las piedras malditas.
Cuando pactaron, Luque levantó la hostia en la eucaristía, los tres ladrones amasaron la oblea con torva sonrisa.
«Dios ha sido dividido, hermanos, entre nosotros», sostuvo el canónigo, y los carniceros de dientes morados dijeron «Amén.»
Golpearon la mesa escupiendo.
Como no sabían de letras llenaron de cruces la mesa, el papel, los bancos, los muros.
(Canto General- Pablo Neruda)

Por: Ricardo Robledo

El respeto debería ser el estilo de hacer política; pero este hay que ganarlo; y no lo merece alguien que quiere convertir a las familias colombianas en daños colaterales y con ellos volver trizas la paz, los amores, los sueños, los seres queridos. Viene a la memoria las declaraciones de una víctima de la guerra en Siria, quien dijo: “cuando regresé a mi casa, ya no tenía a donde regresar ni a nadie que me esperara”. Dice la canción que la guerra “es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente”; con suerte, los hijos se convertirán en refugiados.

Con la presencia en la casa blanca, el señor Iván Duque se convierte en el moderno, nuevo y auténtico adelantado porcino. –Así quiere pasar a la historia- Mendigo de la guerra; enviado de la parca; mensajero de la muerte; verdugo de los seres humanos a quienes dice representar. No digamos su pueblo, ni connacionales porque ni le pertenecen ni le interesan los ciudadanos de un país.

Resulta que ya nos quieren convencer de que el internacionalismo proletario, es terrorismo; y la solidaridad burguesa, es lucha por la democracia

Ahora, dadivoso, Duque ofrece 20 billones para la reconstrucción de Venezuela; o sea, que primero piensa en destruirla y a las familias venezolanas también. Colombia urge de esos dineros para atender a su desvalida población, a los niños famélicos, a los ancianos sin hogar, a los millones de desplazados por la guerra de la derecha mafiosa, para implementar los acuerdos de paz; no se necesitan entonces nuevas reformas tributarias. Ese es el uso que se le debe dar al presupuesto nacional; no parece que para esta crueldad haya hecho una colecta entre los herederos del cartel de Medellín-sus representados.

En Washington, Duque ha hozado, soñando y ansiando cadáveres. Ya lo anunciaban sus seguidores; así fue como en una reciente marcha de la derecha, se amenazaba de muerte, con desatino, a quien rechazara la guerra; lo viejo y obsoleto, irreflexivo y rabioso se enfrenta con lo joven que está calmado y muestra cordura. La principal preocupación de la alianza de asesinos, más que las bombas, es que la juventud se le salga de las manos y no apoye más sus desafueros.

No a la guerra ni a la injerencia en otros países. Sí a la paz y a la fraternidad.

Febrero 14 de 2019

 

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