Mendicidad, Mala Consejera

Por Gonzalo Salazar

Sueñan  las  pulgas  con  comprarse  un  perro  y  sueñan  los nadies  con  salir  de  pobres,  que  algún  mágico  día  llueva  de  pronto  la buena  suerte,  que  llueva  a  cántaros  la  buena  suerte;  pero  la  buena suerte  no  llueve  ayer,  ni  hoy,  ni  mañana,  ni  nunca,  ni  en  lloviznita  cae del  cielo  la  buena  suerte,  por  mucho  que  los  nadies  la  llamen  y  aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el  año  cambiando  de  escoba.  Los  nadies:  los  hijos  de  nadie,  los  dueñosde nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la Liebre, muriendo  la  vida,  jodidos,  rejodidos:  Que  no  son,  aunque  sean.  Que  no hablan  idiomas,  sino  dialectos.  Que  no  hacen  arte,  sino  artesanía.  Que no  practican  cultura,  sino  folklore.  Que  no  son  seres  humanos,  sino recursos  humanos.  Que  no  tienen  cara,  sino  brazos.  Que  no  tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica  Roja  de  la  prensa  local.  Los  nadies,  que  cuestan  menos  que  la bala quelos mata.

“Los nadies”  Eduardo  Galeano

 Todas las organizaciones especializadas dependientes de la ONU actúan como medios de asistencia y cooperación con los países dependientes empobrecidos, distribuyendo ayuda “humanitaria” promueven desarrollo de ciencia, salud y educación, auspician una supuesta democracia, “defienden” los derechos humanos,“protegen” a las mujeres, a los niños, a los desplazados y refugiados, al medio ambiente, pero estas políticas no terminan con la desigualdad, con la violencia contra la mujer, con la pobreza, con la desnutrición infantil, con la ignorancia, con la destrucción de los ecosistemas ni con el “atraso” económico de los países, tampoco con la corrupción, por el contrario, generan dependencia y sometimiento de los pueblos a los regímenes autoritarios y terroristas de los países empobrecidos por el sistema bancario-financiero mundial, controlados y disciplinados por las instituciones “multilaterales, expoliados por las corporaciones imperialistas. Esas supuestas cooperación y asistencia son como paliativos, que no dejan morir al paciente pero tampoco permiten su sanación.

En los países del norte, llamados “desarrollados”, existen Organizaciones privadas “No” Gubernamentales para proteger el medio ambiente, para ayudar a las mujeres, a los niños, a los desplazados, a los perseguidos políticos, a los pobres de los países del “tercer mundo”, la mayoría financiadas y/o dependientes política y económicamente de corporaciones transnacionales y de instituciones estatales e internacionales como Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Unión Europea y la OTAN, que en realidad están al servicio de esos estados e instituciones, son las que en últimas ejecutan sus programas; algunas lo hacen con buenas intenciones, pero generalmente esas ayudas les niegan a los pueblos las posibilidades de reivindicación de sus derechos, de ejercer su autonomía y lograr su emancipación para combatir las causas reales y originarias de sus problemas.

Estas “ayudas” en muchos países empobrecidos solo han servido para dividir, corromper y enfrentar sectores populares entre sí por las migajas que envían dichas agencias filantrópicas del norte a los mendigos del sur “subdesarrollado”, muchas veces con la complacencia de supuestas organizaciones y partidos de izquierda que también han sido financiadas por esas ONG, mientras las multinacionales y transnacionales de los países del norte continúan saqueando y oprimiendo a los pueblos del oriente y del sur, usándolos como carne de cañón de sus guerras o como esclavos expulsados de sus territorios para repartírselos entresus metrópolis de occidentales, labor que complementan las ONG especializadas e instituciones como la Acnur. Las ONG internacionales hacen parte de los planes imperialistas de dominación neoliberal y posneoliberal en la aplicación de políticas económicas y financieras como las Reformas Estructurales a los Estados, los Ajustes Macrofiscales, los TLC y los planes de extracción de recursos naturales y materias primas.

De esos países (USA, Canadá, Israel, Inglaterra, Francia, España, Holanda, Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania…) llegan a nuestros países científicos de todas las áreas la ciencia y asesores militares que entrenan y arman a los militares y paramilitares, los mismos que asesinan, violan, torturan y desplazan  a nuestras comunidades; vienen con sus ONG de investigación social (antropólogos, arqueólogos, sicólogos, sociólogos, lingüistas) a robar tesoros culturales, a cambiar las cosmovisiones de los pueblos para justificar la extracción de sus recursos biológicos, minerales y energéticos; vienen con técnicos exploradores como parte del plan neocolonial.. Muchas de esas instituciones a la vez son financiadas por las mismas transnacionales que explotan, expolian y financian las guerras contra nuestros pueblos.

El coltan, el oro, el cromo, la plata, el estaño, el litio, el níquel, el cobre, el aluminio y muchos minerales que utilizan las corporaciones transnacionales de las telecomunicaciones y la cibernética para fabricar aparatos eléctricos y electrónicos (teléfonos móviles, ordenadores, controles digitales, televisores)  los extraen de nuestros territorios violenta, legal e ilegalmente, utilizando mafias esclavistas; empresas protegidas por los gobiernos cipayos de sus colonias y por los autodenominados Estados “democráticos” y “pacifistas” de Europa y Norteamérica, de donde viene la supuesta Cooperación Internacional, de la cual es parte la ayuda de sus ONG. Antes, durante y después de cada plan colonialista (extractivista), de cada invasión y/o guerra “preventiva” del imperialismo llegan las ONG al país víctima como ocurre en África en algunos países asiáticos y en América Latina, para neutralizar la resistencia y la rebelión popular. En Colombia, como es lógico, en el llamado “posconflicto” se intensifica la presencia de ONG internacionales y se multiplican las nacionales, después vendrán las ONG o sus equivalentes, de las corporaciones de los emergentes (BRICS) que compiten con el imperialismo occidental  con los mismos métodos y objetivos.

La injerencia de ONG internacionales y agencias de asistencia y “cooperación” norteamericanas en las organizaciones indígenas, campesinas, comunidades negras y en las periferias de las ciudades, “preocupadas” por la situación que éstas viven, generalmente terminan cumpliendo objetivos nocivos (esterilización y utilización como conejillos de indias a nuestras comunidades, robo de sus conocimientos ancestrales, apropiación de los bancos genéticos, apropiación de sus territorios); recordemos el Instituto Lingüístico de Verano ILV y su proyecto Lomalinda, supuestamente antropológico, con objetivos colonizadores de sometimiento cultural y lingüístico al estudiar las lenguas nativas para traducir la biblia cristiano-sionista a estas comunidades, promoviendo el individualismo, el egoísmo, el amor por el dinero, el consumismo y el desprecio a sus propias autoridades y comunidades, sustituyendo sus religiones y cosmovisiones ancestrales. Los Cuerpos de Paz, creados por el gobierno estadounidense en 1961 como medio para contener la ola revolucionaria en Asia, África y América Latina, que luego fue declarada “independiente”, prácticamente ha cumplido los mismos objetivos de la USAID, especialmente en lo político, influenciando en sectores de la juventud de la mayoría de los países de estos continentes. Hasta el “filantrópico” Plan Padrinos que ayuda a familias pobres en asistencia y educación, su objetivo es neutralizar políticamente promoviendo la xenofilia, la dependencia, el conformismo y la mendicidad en sectores de escasos recursos económicos.

Existen muchas ONG norteamericanas especializadas en investigación, espionaje, de conspiración política en todo el mundo, incluso en países “desarrollados”, dos de las más nombradas son: Red Atlas, de ultraderecha, defiende la propiedad privada y el capitalismo principalmente en América Latina; Center for International PrivateEnterprice CIPE, hace parte de la NED recibe apoyo de USAID y de otras organizaciones, igual función cumple la Fundación Soros de George Soros (otro de la élite financiera mundial al nivel de los Rockefeller y los Rothschild, que financian a ambos bandos en las guerras y a los candidatos opuestos en las elecciones de casi todos los países) pues su verdadera tarea es desestabilizar países en Asia, África y América Latina y El Caribe, creando grupos terroristas, movimientos  y partidos de “oposición”, iglesias cristiano-sionistas e institutos académicos de formación política; todas esas ONG reciben aportes de las grandes corporaciones industriales, armamentísticas, biotecnológicas, farmacéuticas, de ingeniería genética, mediáticas y financieras.

Estas organizaciones “sin ánimo de lucro” además de inspeccionar nuestros territorios en busca de minerales y riquezas naturales, de reunir información política, cultural, sociológica y genética en un gigantesco banco de datos (Big Data) de todos los pueblos del mundo, desvían sus luchas por autonomía, condicionándolos, creando dependencia con programas de beneficencia y la ejecución de micro-proyectos (con microcréditos extorsivos) productivos individuales y locales en algunas comunidades, aislándolas políticamente de los demás sectores sociales, impidiéndoles su propia organización, cambiando sus culturas; como lo han hecho las fundaciones Rockefeller, la Ford, la Palmolive, entre otras en Colombia. Muchas ONG “nacionales” son financiadas por otras ONG internacionales y por empresas transnacionales que monopolizan grandes sectores agroalimentarios, laboratorios de genética, bioquímica y biotecnología y del mercado minorista de alimentos (Monsanto, Cargill, Tyson).

Dichas organizaciones llenan de hambre y pobreza a habitantes rurales y pobladores de nuestras ciudades; otras hacen el trabajo de acondicionamiento ideológico cambiándoles sus cosmovisiones generalmente mediante asesorías técnicas y de “desarrollo comunitario” que incluyen la cooptación y el reclutamiento político y religioso, en los territorios donde se tiene programado la instalación de plantas extractivas o donde se van a construir megaobras que benefician a las transnacionales (claro que cuando esto no les funciona, recurren al método utilizado en Ituango y en muchas regiones del país). Sectores sociales como indígenas, afros, campesinos, jóvenes y mujeres son víctimas de esa estrategia de fragmentación del tejido social popular. La más grande y antigua organización asistencialista, supuestamente humanitaria, es la iglesia católica romana, la que hizo el trabajo sucio de castrar la dignidad de los pueblos para sumirlos en la ignorancia y someterlos al arbitrio del capital imperialista en Africa y América Latina, aunque dentro de sus miembros hayan existido y sobrevivan algunos verdaderos héroes de la justicia social y de la libertad.

En pleno proceso de negociaciones del gobierno con la insurgencia, algunos funcionarios –entre ellos el presidente de la república- expresaron que los recursos y la ejecución de los programas sociales que surgieran del proceso de paz serían administrados por la Agencia Internacional para el Desarrollo USAID, por sus siglas en inglés, -fundada en 1961 por John F. Kennedy como parte del plan contrainsurgente Alianza para el Progreso con la política de la Seguridad Nacional- que distribuye recursos de una supuesta cooperación a través de ONG internacionales y nacionales,  además de la NED (fundada en 1983), supuesta fundación para el “desarrollo de la democracia”, que junto a la CIA cumple funciones de sabotaje, planeación, organización y dirección de atentados terroristas, revueltas y golpes políticos y militares a los gobiernos progresistas y disidentes de la égida norteamericana, tal como sucedió en Honduras, Paraguay, Venezuela, Ecuador y Bolivia,  donde Evo Morales decidió expulsar la USAID junto al Instituto Lingüístico de Verano, ejemplo que deberían seguir los demás progresistas, pero además prescindir de las embajadas y empresas norteamericanas y europeas que utilizan esta estrategia) y en muchos países con las “revoluciones de colores”, utilizadas en la supuesta primavera árabe, en el norte de África y Europa del este, en la estrategia de las guerras de cuarta generación o asimétricas.Estas agencias de espionaje y desestabilización de gobiernos crean y dirigen partidos políticos, grupos de ultraderecha y “ultraizquierda” para controlar, dividir y desorientar comunidades y pueblos, mientras las ONG dependientes de esas agencias cumplen tareas de espionaje e inteligencia militar en contra de los mismos campesinos, indígenas y demás sectores populares que dicen ayudar.

No serán solo ONG y agencias de “cooperación” norteamericanas las que van a asesorar y ejecutar programas y proyectos sociales en el “Postconflicto” colombiano, pues las europeas han sido muy activas y continuarán en este proceso. También las empresas transnacionales invierten en lo que ahora llaman responsabilidad social –además para reducir el pago de impuestos- con  las comunidades donde explotan  nuestros bienes mineros y energéticos, como la Pacific Rubiales, la Drumond, la Anglo Gold Ashanty, Smorfit, y los latifundios del agronegocio, con gran despliegue publicitario de pequeños proyectos “comunitarios” y microproyectos productivos individualistas, insostenibles a mediano plazo en sus zonas de operación, financiados a través de sus propias fundaciones; de la misma manera cada partido político apoyado por ONG crea su propia fundación, mientras los mismos partidos, de derecha y de la izquierda institucionalizada actúan como ONG para administrar el clientelismo.

En las grandes ciudades muchas ONG causan daños a los sectores populares con sus programas de educación y de asistencia social, destruyendo sus organizaciones, convirtiendo en indiferentes sociales o en aliados del régimen oligárquico y en mendigos a los pobres. Esas ONG y la proliferación de sectas religiosas venidas del norte (funcionan con la misma lógica), dividen a los movimientos sociales, promoviendo el individualismo, la dependencia y el conformismo, igual que lo hacen los politiqueros. Claro que existen unas pocas ONG que prestan ayuda a sectores vulnerables como las víctimas del conflicto (de Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario y de investigación social), y a los perseguidos políticos, pero son la excepción. Las ONG de diversas procedencias han tenido asiento en nuestros territorios. En los 50 del s XX estuvieron algunas europeas, en los 60, en su mayoría norteamericanas, como las fundaciones Rockefeller y Ford, “cooperaron” con programas asistencialistas y de formación profesional dentro del programa estratégico Alianza para el Progreso con sus componente militar y cívico-militar (plan LASO) similar al Plan Colombia, con la CARE, que donaba alimentos enlatados a las comunidades y escuelas en las zonas de guerra y barrios populares de las grandes ciudades; en la educación superior con algunos programas de investigación científica en las universidades públicas, tratando de frenar la lucha del estudiantado popular contra el imperialismo norteamericano.

Recordemos que los ataques a las colonias campesinas, -El Pato, Guayabero, Marquetalia, Rio Chiquito- integradas por desplazados y perseguidos, quienes conservaban sus Autodefensas, se da en los años 60 en el marco de este plan contrainsurgente que tenía su componente cívico-militar (con la Care, El Tiempo, El Siglo, Radio Sutatensa y la iglesia católica), como parte de su estrategia anticomunista y en apoyo al pacto liberal-conservador del Frente Nacional, formado después de masacrar a más de 300.000 campesinos; dichas organizaciones de asistencia y cooperación internacional y la guerra fratricida, hicieron posible la derrota del movimiento social transformador en el siglo pasado y en lo que va del XXI

Hoy también lo hacen ONG españolas, holandesas, canadienses, alemanas, noruegas, además de las estadounidenses, “extraño”, cuando empresas de estos países están invirtiendo en ramas como la energética, la alimentaria, la mega-minería, la generación y distribución de energía eléctrica, la banca, las telecomunicaciones, las tecnologías digitales y del negocio de las armas. La mayoría de ellas son parte de los planes imperialistas europeos y norteamericanos, que preparan el terreno político y social para el despojo y el saqueo de nuestros recursos naturales energéticos y mineros, dividiendo a las comunidades objeto de sus actividades.

En los países empobrecidos de África (Somalia, Ruanda, Etiopia …) permanecen muchas ONG “humanitarias” supuestamente aliviando el dolor de la violencia y el hambre, llevándoles a las víctimas ayudas y consuelo, pero la situación empeora, puede que algunas lo hagan de muy buena voluntad, pero las mafias internas y transnacionales continúan financiando guerras intestinas, para saquear los recursos naturales mineros, energéticos, biológicos y humanos, cada una con su ejército privado, destruyendo la soberanía alimentaria, sumiendo en la miseria y la ignorancia a todo un continente, con billones de dólares de ganancias ilícitas, en complicidad con la ONU y sus instituciones (FAO, OMS,  UNICEF, PUND, ACNUR, UNESCO).

La mejor ayuda que pueden hacer los pueblos, los humanistas, los demócratas, los trabajadores los revolucionarios y las ONG verdaderamente humanitarias de los países“desarrollados” del norte es no ayudarnos con migajas, por el contrario, deberían:

  • Educar y movilizar a sus sociedades para que frenen el consumismo y produzcan con sus propios medios lo que necesiten para vivir, utilizando sus propios recursos, conocimientos y tecnologías, como lo hacían siglos atrás.
  • Denunciar el despojo a los pueblos del mundo obligando a sus estados y corporaciones transnacionales a devolver a los pueblos las riquezas naturales (recuperación de ecosistemas, especies en vía de extinción, limpieza de los océanos, fertilidad de la tierra) y los tesoros históricos y culturales que se robaron y que ostentan en lujosas mansiones, museos, bancos e infraestructuras.
  • Obligar a sus Estados a resarcir económica y moralmente por sus prácticas colonialistas, genocidas y racistas ejercidas contra los pueblos del sur y oriente históricamente.
  • Acusar judicialmente y Denunciar internacionalmente a sus gobiernos y transnacionales de los daños ecológicos y sociales que ocasionan con sus acciones de saqueo de recursos naturales y de endeudamiento de nuestros países;
  • Obligar a las transnacionales de sus países a entregar a los pueblos donde explotan recursos naturales, todas las plantas de explotación (fabricas, infraestructura, bancos) sin ningún tipo de pago o indemnización, como parte del pago por los daños causados en los últimos 300 años.
  • Exigir a los organismos financieros (FMI, BM, BID) a condonar todas las deudas impuestas a los pueblos del sur, o cobrárselas personalmente a los funcionarios que recibieron y dilapidaron dichos recursos; exigiendo a su vez la desintegración de estos organismos.
  • Exigir la desaparición de la Organización Mundial de Comercio, eliminando las leyes sobre patentes y propiedad intelectual, reconociendo la propiedad colectiva de los conocimientos y saberes que de la naturaleza han desarrollado y acumulado los pueblos originarios y modernos en sus territorios
  • Obligar a sus estados a acabar con los Complejos Militares Industriales europeos y norteamericanos, prohibiendo la producción y exportación de armas de guerra, exigiendo desmovilizar a sus ejércitos involucrados en guerras de exterminio y despojo contra otros pueblos; exigiendo la anulación de los planes, alianzas y tratados militares de agresión contra los pueblos del sur y de las periferias, desintegrando la OTAN.
  • Convocando al tribunal de los pueblos para que juzgue a esta organización y demás organismos “multilaterales”, a los gobiernos y empresas que promovieron, financiaron y se beneficiaron de estas atrocidades, y a los militares ejecutores, por los crímenes de lesa humanidad y lesa naturaleza.
  • Oponerse, a las guerras contra los pueblos del sur, denunciando los crímenes, vetando comercial, política y diplomáticamente a los gobiernos represivos, genocidas, ilegítimos que oprimen y reprimen a sus pueblos.
  • Exigiendo trato igual y respeto para los países de la periferia, sus pueblos, sus culturas y autodeterminación, rechazando las políticas intervencionistas de las metrópolis capitalistas, sus gobiernos, instituciones internacionales y corporaciones transnacionales
  • Defendiendo las luchas de liberación nacional y social de nuestros pueblos, reconociendo y respetando la Autodeterminación de los pueblos; pero sobre todo: Eliminando política y económicamente a sus oligarquías y monarquías imperialistas colonialistas, guerreristas, construyendo una nueva sociedad humanista, justa y solidaria en sus países, que para subsistir no necesiten oprimir, explotar, asesinar y saquear a otros pueblos.

La solución a los problemas de corrupción, despilfarro y apropiación personal del erario no se puede dar con el perfeccionamiento del sistema capitalista; en los países enriquecidos por despojo y exterminio se pueden dar el lujo de «depurar» y adecuar sus estados a las necesidades de sus élites, dando la sensación de una democracia justa, pero no olvidemos que esos países son ricos por la expropiación y el despojo que han realizado sus burguesías durante siglos a sus propios pueblos ya diversos países de Asia, África y América Latina, mediante el colonialismo y las guerras imperialistas de despojo, razón por la cual las multinacionales y los millonarios de esos países les tiran migajas a sus ciudadanos; haciéndoles creer que el capitalismo es justo, democrático y bueno. Manteniendo a sus pueblos contentos, impiden que estos se preocupen por la situación política y social de los otros pueblos, solo pueden ver la miseria y la violencia como un mal imposible de cambiar, y por lo tanto lo único que se puede hacer es ayudarles a los «atrasados» o subdesarrollados con pequeños proyectos humanitarios o con el asilo político a las víctimas, con la supuesta Cooperación Internacional; no están interesados en eliminar al capitalismo.

Tampoco podemos obviar las ONG nacionales (fundaciones, corporaciones), que en su mayoría cumplen la misma función, reemplazando y ayudando al Estado en el asistencialismo y en el desvío de recursos para necesidades básicas, cuando administran programas educativos, culturales o de generación de recursos para las comunidades pobres, además, algunas veces actúan como supuestos representantes de las comunidades y de sectores sociales; otras veces como bancos, como organizaciones políticas y o religiosas. En general, estas organizaciones ejercen como empresas privadas al servicio de ONG internacionales, de grupos políticos, de empresas privadas y del mismo Estado, por lo que se les puede llamar Organizaciones Pro-Sistémicas. Como en todo, hay dignas excepciones, pero este tipo de organizaciones no deben existir en una sociedad democrática, equitativa y solidaria.

Es deber de los demócratas, revolucionarios, humanistas y de los pueblos, denunciar los crímenes y daños causados por las agencias de asistencia y cooperación y ONG internacionales a nuestras comunidades y sectores populares; expulsar estas organizaciones de nuestros territorios, como ejercicio de dignidad y autonomía.

La mentalidad de mendicante que se mantiene con el asistencialismo y la Cooperación Internacional viene de la misma oligarquía, que siempre necesita de otros, internos y externos, para despojar, mantener su poder económico y político, y servir al capitalismo nuestras riquezas; por esto vemos y escuchamos campañas mediáticas promovidas por el capital privado (bancos, industriales, comerciales, Medios Masivos de desinformación, por ONG e instituciones del Estado para ayudar a los soldados lisiados en la guerra contra el pueblo: Solidaridad por Colombia, el Banquete del Millón de la iglesia católica, y las que diariamente hacen los Medios por los niños descalzos, enfermos, sin casa, sin estudio Etc., todo por la incapacidad del Estado oligárquico, tanto, que la mendicidad se palpa todos los días en las calles, en los semáforos, en los buses, reprimida, estigmatizada y escondida cuando les conviene a los gobernantes, como en la cantidad de loterías, chance y rifas -que alimenta la ilusión de salir de pobre con un golpe de suerte a millones de colombianos-, de donde supuestamente salen los recursos para la salud, -y la educación financiada con el impuesto a la borrachera embrutecedora de nuestro pueblo- por eso la salud y la educación son loterías que las adquiere quien tenga con que comprarlas.

Las ONG vuelven a la palestra en el supuesto post-conflicto para apaciguar las ansias de justicia social, dando dulcecitos a las víctimas y despojados para que la estructura del Estado siga igual, al servicio del capitalismo criollo y transnacional. Sin embargo, el inconformismo continúa creciendo y los sectores populares buscando alternativas a la pobreza y la dependencia, se expande la preocupación por la construcción de un mejor país por fuera de la institucionalidad de este Estado violento y corrupto, se impone en el orden del día la organización y la solidaridad, las iniciativas colectivas, la producción y el intercambio de productos e ideas, la creación de redes y bases del poder popular con nuestros propios recursos, simultáneamente a la protesta y a la exigencia al Estado de soluciones reales a los problemas del pueblo, como compromiso constitucional.

Gonzalo Salazar, septiembre 1 de 2018

 

 

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