Por: Gonzalo Salazar
Hacia un Sistema Nacional de Comunicación Alternativo
La escritura es el medio por excelencia de la comunicación, la educación y la acumulación de conocimientos de la civilización occidental. Desde que las comunidades y pueblos empezaron a utilizar la impresión, el grabado con imágenes, códices y símbolos convencionalmente, la memoria y las ideas han tenido un espacio para difundirse y conservarse, aunque los imperios han tratado de arrasar, destruir y negar la inteligencia y las capacidades de los pueblos para crear simbologías y significados, para construir culturas y civilizaciones. Casi todos los pueblos en los últimos 20.000 años han desarrollado formas no gestuales además de la oral, utilizando herramientas, elementos naturales y sistemas de símbolos construidos por ellos para comunicarse. No solo los sumerios crearon escritura cuneiforme, ni los egipcios fueron los únicos que grabaron jeroglíficos, tampoco los griegos fueron los únicos en utilizar una forma de papel; sabemos que los mayas también utilizaron una forma de papel escrito, los incas además de los quipos y su correo (chasqui) estaban desarrollando otra escritura cuando llegaron los invasores, pero antes, en el Tiawanaco grabaron símbolos en sus construcciones; los chinos y los japoneses también tenían su propia escritura sobre papel, antes que los europeos; con aportes de los egipcios y los árabes al alfabeto, los europeos enriquecieron sus lenguajes, su escritura y su literatura, sin embargo la escritura fue un privilegio de las clases dominantes que utilizaron este medio para someter y excluir del conocimiento y la información al resto de la sociedad, como lo han hecho todas las sociedades de clases que desarrollaron alguna forma de escritura.
El periódico como medio masivo surge de la importancia de la comunicación para la burguesía, que promovió el desarrollo de la imprenta y la producción de libros (la enciclopedia), revistas y periódicos como una herramienta en la difusión de las ideas liberales, de la ciencia y la cultura, en su lucha por derrotar al feudalismo e imponer su modo de producción. Los Estados modernos lo utilizaron para informar de sus gestiones (periódico, revista, diario, gaceta, correo) leyes y disposiciones; los grupos económicos y políticos del capital mantienen sus periódicos, de hecho son las empresas mejor consolidadas que cumplen doble función: hacen proselitismo político e ideológico del establecimiento y venden todo tipo de productos, además de desinformar; pero simultáneamente los rebeldes e inconformes han utilizado el periódico en su lucha política para difundir sus proclamas y la cultura popular. Hemos visto en la historia la utilización de este medio por Antonio Nariño con la Gaceta y Simón Bolívar con el Correo del Orinoco en la Nueva Granada y Venezuela; todos los movimientos políticos de izquierda que han incidido en nuestra sociedad han contado con un periódico, por lo menos con una hoja de papel que lleva un mensaje, una propuesta, una pequeña luz en la formación de una opinión política crítica, como ejercicio del derecho democrático a la información. Aunque las revistas, libros y periódicos han pasado al dominio virtual, siguen cumpliendo las mismas funciones con nuevos formatos que incitan a leer, aprehender y a estar informados.Sin embargo, los dos periódicos mas influyentes en la opinión pública, como los principales canales de televisión, y las dos grandes cadenas de radiodifusión, son propiedad de dos grupos económicos nacionales con participación del capital transnacional de la información y el entretenimiento masivos, igualmente en las regiones los periódicos son en su mayoría, propiedad de una familia.
La radiodifusión es el medio más popular por su inmediatez en la información, al que se puede acceder hoy en forma interactiva, por tener fácil movilidad para cubrir los hechos más importantes, en la localidad, la región, el país y el mundo. Al utilizar solo el oído, permite a los oyentes realizar simultáneamente otras actividades; por ejemplo, los campesinos, las amas de casa, los vigilantes y los obreros utilizan este medio para estar informados (o desinformados si son los medios oficiales), incluso los jóvenes de los sectores populares escuchan sus músicas por este medio en sus teléfonos celulares o en sus ordenadores, pues el aparato receptor tradicional está en extinción. La radio siempre ha jugado un papel muy importante en los movimientos sociales y en los procesos revolucionarios (Cuba, El Salvador, Nicaragua), no solo en la información política, sino en la educación y en la recuperación y difusión de las culturas populares. Con las nuevas tecnologías se abre un amplio espectro de oyentes a través de los PC, del celular, la Internet y las páginas web, con el Twitter el Facebook y el WhatsApp de las emisoras, para opinar en la programación y escuchar anteriores emisiones, igual que en la televisión interactiva. Los sectores populares con bajo nivel académico (o con poco interés por la lectura) por su cultura oral, prefieren la radio al periódico.
De los cientos de emisoras de radio que existen en el país, la inmensa mayoría son comerciales que defienden al Mercado y a la derecha política (son sus voceros), tergiversan las informaciones, polarizan y confunden a las audiencias de los sectores populares y distraen a los oyentes con encuestas, elecciones y programas de “opinión” parcializados; en este mismo sector están las de propaganda religiosa (cristianas y católicas de derecha) de alta frecuencia AM y FM, que tienen una amplia gama de frecuencias en el dial; unas pocas son del estado, las más conocidas son la Radio Nacional de Colombia y Radiónica, que difunden la propaganda del Estado sobre política y planes del gobierno y algo de música clásica y nacional, las de la Policía Nacional y las del Ejército, dirigidas a polarizar a los habitantes en las zonas de conflicto atrayendo a la juventud de las zonas rurales a través de la música llamada popular(no tienen programas de opinión ni noticieros); solo una ínfima minoría son comunitarias de baja frecuencia y poca cobertura, dentro de ellas algunas de comunidades indígenas, y barriales en las ciudades (perseguidas por organismos represivos del Estado, que a las que les realizan interferencias anulando las señales independientes en las zonas de conflicto) sin embargo algunas que figuran como comunitarias en muchos municipios son en realidad privadas, otras que aparentan ser públicas como la emisora de la Fundación Universidad del Valle, realmente son privadas, se comportan y tienen la estructura de las privadas, sin embargo otras universitarias como La UD, (de la universidad Distrital) que también se difunde por internet, es más objetiva y tiene mejor programación de análisis e información, las de las universidades privadas en general ofrecen buena información pero les falta ser más críticas; algunas privadas independientes de los monopolios, cuentan con buenos programas culturales, de opinión y de análisis serios.
Los modos de transmitir información siempre van de la mano con el desarrollo de la ciencia, traducido en nuevas tecnologías (TIC); desde la piedra, la madera y el papel, la tinta, el lápiz, el teletipo y la máquina de escribir, pasando por las frecuencias de radio que iluminaron con la electricidad el pensamiento; posibilitando la transmisión de las ideas y los hechos, la conservación de la memoria con la imagen y el sonido, que llega hoy hasta los ojos, los oídos, las manos y las bocas de quienes necesitan comunicarse o aislarse en el inframundo virtual, en tiempo real o en diferido, en la omnipresencia de los medios en que el capitalismo nos ha sumergido. Aunque los monopolios de la información y el entretenimiento tratan de anular las señales, frecuencias y ediciones independientes alternativas con sus medios masivos-comerciales de desinformación, es una tarea de los movimientos sociales y de los sectores populares recuperar y ampliar su espectro radiofónico (AM y FM), multiplicar nuestra presencia en la banda ancha de Internet, ampliar y consolidar nuestras propias redes sociales e incidir en las que tengamos acceso, creando canales de televisión vía Internet, exigiendo al Estado el respeto al derecho a la comunicación, a la libertad de información y de opinión. Las cooperativas, los sindicatos, las comunas y localidades en las ciudades, los movimientos sociales, los barrios, las poblaciones, deberían tener sus propias emisoras, dirigidas y operadas por sus comunicadores comunitarios, igualmente sus canales de televisión, y manejar sus páginas web o blogs; editar sus propios periódicos.
En materia de telecomunicaciones el Estado colombiano ha sido omiso en la defensa del territorio y de la soberanía nacional, que también comprende el espectro electromagnético y el segmento de la órbita geoestacionaria, espacios en que se desplazan las ondas electromagnéticas y se ubican varios satélites de uso comercial y militar de espionaje, propiedad de transnacionales y de Estados imperialistas, dependiendo nuestro país en esta área, de otros países, pues con la venta de Telecom –las restricciones a ETB, EMCALI y EPM UNE-, la entrega de la telefonía y las señales de TV a monopolios transnacionales (Claro, Movistar, DirecTV) los colombianos perdemos la posibilidad de definir políticas de cobertura, calidad y costos de estos servicios. Los gobiernos democráticos deben invertir en la creación y diseño de supercomputadoras y programas de almacenamiento y administración seguros y propios de las informaciones para dejar de depender de USA en un medio tan importante como la Internet.
Los grandes Medios de comunicación -de radio, prensa y televisión- oficiales privados y estatales (RCN, Caracol, Cablenoticias, Canal Uno, El Tiempo, El Espectador…) regionales y nacionales, son vallas de propaganda politiquera, anestesia ideológica, cortinas de humo ante las verdaderas tragedias que vive la humanidad y el pueblo colombiano, difunden las mismas mentiras –repetidas miles de veces como lo hizo Goebels- para que la población termine creyéndolas como verdades; de otra manera no cumplirían su papel en esta sociedad de consumo; si dijeran la verdad, nadie compraría cosas innecesarias contaminantes, nadie votaría por corruptos ni criminales, ni apoyaría guerras de rapiña contra otros pueblos.
Desde la propaganda comercial, pasando por la política, la información científica y económica, el orden público, hasta los chismes de farándula, son objetos de tergiversación y engaño; se ocultan hechos importantes mientras se magnifican otros insignificantes; se especula con la salud, se hipnotiza con el fútbol y la farándula mientras la ética periodística brilla por su ausencia. Se corta fuera del contexto para pegar en una realidad que no existe, como lo hace la oposición fascista en Venezuela, y el neonazismo en Ucrania, en Colombia, en todo el mundo, en un falso positivo mediático global llamado hoy “newsfake”. Se calumnia, se estigmatiza y excluye (a nombre de la “libertad” de información) como ha ocurrido en 2015 en Francia con panfletos amarillistas (Charlie Ebdó), xenófobos y racistas contra otros pueblos, que a la vez generan reacciones violentas que les sirve para justificar sus posiciones retrogradas con el resurgir de la xenofobia, el racismo, el fascismo y el nazismo en Europa y Norteamérica, y la agresión genocida a los pueblos no occidentales en todo el mundo. Defienden y justifican las atrocidades de los capitalistas mediante encuestas y “consultas” tendenciosas, en una supuesta participación democrática de oyentes, televidentes e internautas desinformados, opinión pública deformada por esos mismos Medios. Para realizar su misión los Medios se apoyan en la cultura del entretenimiento sobre un fondo de fantasía como películas, novelas, dibujos animados y realitys, en los que se promueve y premia el egoísmo, la mentira, la violencia, la traición, la corrupción y la indiferencia frente a los problemas sociales y la integridad de la naturaleza, siendo los niños y niñas los principales consumidores de estos venenos ideológicos; de todas maneras, cualquiera que sea el programa o el noticiero, sus objetivos son los de desinformar, crear confusión, polarizar a la sociedad, difundir terrorismo informático y mantener la cultura de la sumisión y la obediencia en los televidentes, oyentes e internautas. Las grandes corporaciones de las comunicaciones y la información han degradado tanto los principios y objetivos de la Comunicación Social, que la realidad no solo se tergiversa, sino que se niega, ya no importa la verdad como medio para mostrar o explicar los hechos, pues ahora es la “posverdad” (mezcla de verdades y mentiras a medias) la que impone una visión nebulosa del mundo y de la realidad, que se difunde por cualquier Medio y/o red social virtual para atentar contra una persona, una organización política o social, un pueblo o un país; es el miedo a la verdad de quienes detentan los poderes facticos legales e ilegales para defender sus status quo, difundiendo y aplicando por todos los medios lo políticamente “correcto” para sus intereses
¿Qué independencia, qué ética pueden tener los grandes Medios en Colombia, si son propiedad de capitalistas criollos y de monopolios (estatales y privados) neocolonialistas, ahora estadounidenses, británicos, mexicanos y españoles?
Los estilos y formatos de la información nacional e internacional vienen prefabricados desde Atlanta, New York, Londres, Madrid, Berlín (CNN, FOX, BBC, DW, Planeta, Prissa) obedecen a las políticas de las transnacionales de la información y las comunicaciones, nada tienen que ver con un periodismo nacional y menos en identidad o en defensa de los sectores populares, víctimas de un régimen, corrupto y violento. Los medios en nuestro país pasan a representar grupos políticos de derecha y ultraderecha otrora liberal y conservador, representantes y defensores directos de los grandes capitalistas nacionales y transnacionales. Estos medios no solo son un poder informático o comunicacional al servicio de otros poderes políticos, son poderes económicos corporativosmafiosos que compran y monopolizan el mercado mediático, (que a la vez invierten en otras áreas de la producción industrial, militar, alimentaria, farmacéutica, biotecnológica, financiera), su misión es desinformar, crear pánico financiero, generar conformismo, indiferencia y alienación en la población sometida mediante la propaganda y el entretenimiento.
En la mayoría de los casos los periodistas y presentadores no tienen responsabilidad de lo que dicen o muestran en noticieros de los medios oficiales, pues son esclavos del capital, quien ordena a nivel mundial y nacional lo que se debe presentar y cómo presentar. Es tanta la restricción informativa, la censura y la autocensura, que Colombia (igual que México) es el país donde más se persigue, se reprime, se condena y se asesina a los periodistas por ejercer la ética, la independencia y la objetividad. Más que la libertad de prensa, es la libertad de información y el derecho de los ciudadanos a la comunicación y a la información, los valores democráticos que los sectores populares deben defender y ejercer, pues la información veraz, clara, oportuna y ampliamente difundida, es un bien social. Las modernas escuelas neoliberales de “periodismo“ y de comunicación social se enfocan en la formación ideológica y técnica de estos profesionales en los objetivos neoliberales, omitiendo los verdaderos fines del periodismo.
En la guerra los comunicadores serviles al sistema se convierten en auxiliares portavoces de jefes militares, de paramilitares, de las grandes empresas y del gobierno de turno, hasta actúan como jueces condenando y criminalizando la protesta social, estigmatizando y señalando de criminales, terroristas y colaboradores de la subversión a quienes critican o denuncian las atrocidades cometidas por agentes legales e ilegales del Estado y por empresas privadas, hasta utilizan la pantomima con programas de supuestos procesos judiciales para condenar y amenazar a quienes no actúen conforme a las normas morales y políticas del capitalismo. Los ejércitos de la OTAN y de los EE.UU. llevan en sus operaciones un contingente de “periodistas”, al lado de los tanques, detrás de los francotiradores, volando en los aviones bombarderos, quienes describen los teatros de la guerra de acuerdo a las necesidades de los comandantes. Estos “informadores” mostraban los bombardeos sobre las poblaciones vietnamitas como combates con los comunistas, cuando en realidad perdían la guerra; como lo siguieron haciendo en Yugoslavia, en Irak, en Afganistán, libia, Siria, etc. de acuerdo al libreto escrito en el pentágono o emitido por la CIA.
En Colombia se ha aplicado la misma estrategia de la Seguridad Nacional que Washington impuso en la guerra fría en los 60, (desde la Escuela de las Américas, en la que instruían a los militares latinoamericanos en golpes militares, tortura y desaparición a los opositores a sus políticas, con la Operación Cóndor) en la que los medios son más de la mitad del arsenal que destruye y asesina física, política, cultural y moralmente a personas y pueblos, como lo ha hecho durante más de 50 años la oligarquía colombiana a través de portavoces oficiales, mercenarios y comandos francotiradores mediáticos que tergiversan la realidad de las masacres o cuando identifican los blancos a eliminar, con la complicidad de un sistema judicial corrupto mediatizado, domesticado, comprado o chantajeado que acepta los falsos positivos difundidos por la tele, la radio y la prensa oficiales como ciertos, prueba de esto es la impunidad de más del 95% de los crímenes de Estado y del narcotráfico sobre la población indígena, campesina y afro, los ecologistas, defensores de derechos humanos, líderes comunales y de otras minorías como los LGTBI en los últimos 30 años, en casos como el asesinato de Jaime Garzón y la detención del profesor Miguel Ángel Beltrán y miles de dirigentes populares e intelectuales críticos en el país que tienen que emigrar para poder conservar sus vidas. Ante las injusticias, la corrupción y la violencia, la crueldad, ejercidas por el Estado o por los poderes fácticos, los periodistas no pueden ser imparciales, las omisiones, la indiferencia, el silencio, la supuesta neutralidad, son sinónimos de complicidad.
El periodismo ético y objetivo se ejerce como expresión de libertad en democracia (que en nuestro país es restringida), por ello es muy importante defender, impulsar y ampliar la difusión de los medios independientes-alternativos populares, con nuevos y mejores contenidos a los impuestos por el establecimiento, que rescaten la crítica, la denunciafundamentadas, que aporten a la formación de opinión política de los ciudadanos y a la cultura popular, exigiendo al Estado respeto a la libertad de prensa y de información; periodismo investigativo, que además de informar abra espacio para el debate de las ideas y la tolerancia, que propicie la unidad, la solidaridad y la democracia entre los ciudadanos, Medios que rescaten la memoria y la utopía, como lo hacen con mucho esfuerzo algunos Medios independientes con excelentes equipos intelectuales y periodísticos y sus proyectos audiovisuales y editoriales, además de una gran cantidad de publicaciones de elevada calidad, a través de diversos formatos y tecnologías (blogs y páginas web) a niveles nacional, regional y local, elaborados por sectores populares de izquierda y democráticos. Los ciudadanos con criterios propios tienen el derecho y el deber de acceder a medios alternativos, independientes y diferentes a los oficiales para informarse, comprobar la veracidad y las causas o razones de los hechos difundidos por cualquier medio, en el país y en cualquier parte del mundo.
Hoy cualquier persona puede contribuir a la información periodística, a la difusión de noticias, eventos y conocimientos utilizando las últimas tecnologías desde cualquier lugar del mundo, del mismo modo, a convocar a la movilización popular, como lo hace la derecha nacional e internacional.
“Las grandes movilizaciones que ha ocurrido desde inicios de 2011 como las Primaveras Árabes, el 15M-indignados, el Occupy Wall Street, el #YoSoy132, el #OccupyGezi en Turquía o los (aún vigentes) movimientos sociales en Brasil han tenido a las redes e Internet como una base de apoyo importantes. Se toman las plazas, se toman las calles, se toman las redes. Gentes diversas que se concentran en espacios públicos para exigir cambios políticos, con el lema “no nos representan” o “somos el 99%” por ejemplo, que utilizan las nuevas tecnologías para enlazarse y comunicar al resto de la sociedad e incluso para debatir y proponer.”[1]
En el proceso de cambios estructurales a favor del pueblo, es fundamental el conocimiento y la utilización de las telecomunicaciones y la información (TIC), para lo que es indispensable la constitución de un sistema nacional de comunicaciones de carácter independiente, alternativo, popular, que recoja las diferentes expresiones y tendencias políticas y culturales del campo popular. Las comunicaciones son básicas en la construcción y mantenimiento del poder popular, como lo son para la oligarquía y el imperialismo. No podemos prescindir de ellas, tanto en los procesos productivos como en lo investigativo, lo social, lo cultural y educativo. Otra cosa es la magnificación que han hecho los grandes medios al servicio del capital, quienes pretenden poner la tecnología por encima de las personas y la sociedad cuando llaman a la época actual como la “era de la información” y que internet es el medio más democrático y seguro que beneficia a todo el mundo. Basta saber en qué forma, quienes y para qué objetivos se creó este sistema de información, -internet- empezando por responder que el pentágono desde el principio la utilizó para espiar y transmitir información militar y científica clandestina de otros países y movimientos políticos con intereses diferentes a los del imperio (espionaje); funciones que aún los órganos de espionaje, los mercados y militares siguen utilizando y ampliando a la enésima; las más importantes supercomputadoras que acumulan, controlan y viabilizan toda la información (por lo menos a nivel continental) transmitida por la Internet están en los EE.UU. administradas por las grandes transnacionales de las telecomunicaciones y la informática que además, como todo producto en el capitalismo, sufre un proceso de expansión, comercialización, monopolización y control por parte de quienes se apropian de los medios de comunicaciónmasiva, del conocimiento, de los recursos naturales y culturales, o sea, los grandes poderes políticos, financieros y militares del mundo, quienes además de manipular, pretenden restringir el acceso y los contenidos de toda la información que viaja por la red.
Los medios oficiales además de desinformarnos, controlan nuestro tiempo, nuestros gustos, nos entretienen aislados/as de la realidad; no hay alternativas, podemos pasar por todos los canales, podemos darle la vuelta al dial escuchando la misma música, las mismas noticias recortadaso tergiversadas, las mismas mentiras; podemos recorrer todo el menú con el control de TV y siempre será la misma propaganda, la misma argumentación, la misma trama del mercado, las mismas emociones, en el idioma que sea –NewsCorporation, Disney, Time Warner, Viacom, Fox, Sony, Netflix-. Si abrimos una cuenta en Internet (E-mail, Blog, FaceBoock, Twitter), ahí están los administradores de datos que radiografían nuestras vidas, nuestros hogares,nuestras conversaciones, hasta nuestros pensamientos, lo mismo si compras algo en el supermercado o por Internet, o si hacemos una transacción financiera, toda la información va a dar a la “big data”, los bancos de datos de Android, Google, Amazon, Windows Fone-Microsoft, Nokia, Research In Motion, etc. los cuales la venden al mejor postor, a otras transnacionales, a la CIA, a la NSA o a Echelon (redes de espionaje sabotaje y conspiración puestas en evidencia por disidentes norteamericanos de estas agencias como Bradley Manning y Edward Snowden, por Julián Assange, la comunidad de hackers Wikilieaks, Anonymousy promotores de software libre como Richard Stallman).
La decadencia imperial de USA y del capitalismo conduce a la monopolización de los medios (y control del desarrollo y producción de las TIC) para controlar y chantajear a todo el mundo, incluidos los ciudadanos norteamericanos, pues los medios manejados desde las metrópolis imperialistas son todo un complejo Sistema de Posicionamiento y control Global de la humanidad al servicio del mercado y del terrorismo de Estado, que siempre sabrán qué consumimos, qué decimos, qué hacemos, que pensamos y donde estamos; si usamos la computadora, el teléfono móvil, si vamos en auto o si caminamos por la calle, en el panóptico virtual y real en que han convertido al mundo; la televisión nos observa, le internet nos analiza, el celular nos sujeta al mercado. Pues cualquier persona con una cámara puede difundir por las redes sociales virtuales información que puede utilizar cualquier medio para rellenar el espacio de las noticias censuradas. Las TIC de última generación pueden ser utilizadas como armas de destrucción masiva política, económica y culturalmente. A propósito, ¿Qué es la red Echelon?
“Esta red es un sistema de espionaje global de todos los sistemas de comunicación e información: emails, llamadas (fijas y de celular), chats, faxes, blogs, internet, vigilados por una entramado de satélites, códigos, ejércitos de inteligencia y mucha lógica, matemática y sistemas computacionales. Es decir, se trata de la interceptación de toda clase de señales electrónicas y de comunicaciones, tanto como de los sistemas de comunicación oral.”
“La red tiene sus antecedentes. Originalmente, durante la Primera Guerra Mundial se implementó el sistema The Big Ear (La gran oreja), el cual, durante la Segunda Guerra Mundial da lugar al sistema denominadoUkusa, por las siglas de Inglaterra y de los Estados Unidos. A este sistema se unirían posteriormente Canadá, Australia y Nueva Zelanda, como un sistema centrado en el mundo angloparlante, como se aprecia.”[2]
Ya nos hemos acostumbrado tanto al dominio virtual de las TIC manipuladas por los imperialistas, que hasta nos parece normal la violación a nuestra intimidad, la manipulación por otros (el sector financiero y la propaganda) de nuestra información personal y de nuestras vidas; sin embargo, esta tecnología nos sirve también para informar y denunciar hechos contra la humanidad y el planeta, si se trata de cambiar el mundo. Internet, televisión, radio, son herramientas para difundir y acopiar información, para relacionarnos los de abajo a través de nuestras propias redes sociales; son ventanas virtuales, canales que nos traen al instante el mundo real, virtual e imaginario, las ideas, las propuestas, para generar y fortalecer movimientos de liberación social, cultural política y económica, para denunciar, y convocar a la movilización y multiplicar las redes de solidaridad y de resistencias aquí y en todo el mundo; lo que tenemos que hacer los usuarios, informadores y comunicadores populares es luchar por su democratización, por la objetividad, tomando partido por los de abajo, por la verdad y la razón, por el derecho a la intimidad, sin tener que pagar por utilizar las ondas electromagnéticas, los impulsos electrónicos que hacen posible estas comunicaciones; exigiendo, (en un proceso de democratización) la disposición del 35% de las frecuencias de radio par las emisoras comunitarias; sin control comercial de los medios, sin apropiación, ni manipulación política de nuestras conciencias por el establecimiento,
Periódicos, revistas físicos y virtuales, emisoras de radio (por ondas hertzianas) y televisión virtuales, Blogs, páginas web de organizaciones políticas y sociales como de intelectuales, profesionales, artistas comprometidos con los intereses populares, son canales que permiten difundir el pensamiento de los editores políticos, las expresiones culturales populares, los conocimientos e informaciones, que los grandes medios ocultan tergiversan y niegan (como la verdad de la guerra, la corrupción, la violencia contra las mujeres, los/as dirigentes populares y la destrucción de los ecosistemas en nuestro país y en el mundo) que los sectores populares organizados y activos políticamente necesitan; pero también articular unir y consolidar procesos organizativos. Una alternativa a la desinformación, a la superficialidad, a la mala prensa, a la dispersión del movimiento social popular.
La construcción de redes de medios populares (periódicos, páginas web, emisoras de radio y canales de Tv, comunitarios) local, regional y nacionalmente es una necesidad en la formación de una opinión política crítica que conduzca a la integración de un Palenque de debate, a una minga de pensamiento y acción, a una olla comunitaria de unidad y participación, que nos puede llevar en un primer paso a convocar las diferentes expresiones comunicativas de las organizaciones políticas y sociales, los movimientos sociales democráticos y a los intelectuales orgánicos, vernáculos e independientes del pueblo, a conformar una instancia de coordinación o articulación, partiendo de lo local a lo nacional, mediante una serie de tareas, que aunque la mayoría de las publicaciones independientes las vienen realizando individualmente,sería importante:
- Conocer y reconocer lo que todos hacemos (desde los sectores, las localidades y regiones) en comunicación popular, asumiendo las coincidencias como medios para acercarnos a una propuesta consensuada de país, en la que sea posible un diálogo entre las diversas visiones no solo de la izquierda política, sino, de los sectores, organizaciones y movimientos populares.
- Propiciar alianzas estratégicas entre las posiciones políticas afines o coincidentes con miras a integrar un gran Movimiento social-cultural Popular Transformador.
- Promover la formación de opinión política que conduzca a la unidad de los sectores populares en organizaciones y movimientos populares, con mecanismos de articulación y coordinación.
- Formar una red de corresponsales que pueda socializar información importante con los medios alternativos.
- Crear una Escuela Nacional de Medios Alternativos con contenido político, dirigida a los sectores populares para recrear, ampliar y/ o mejorar los medios propios según las necesidades y capacidad de cada sector, organización y/o comunidad.
- Desarrollar proyectos de investigación periodística, que puedan aportar elementos de análisis de las problemáticas o como insumos para la elaboración de un programa mínimo para la transformación de nuestro país, integrando el pensamiento propio decolonial y pluridiverso como herramienta fundamental.
- Auspiciar la participación de investigadores/as, dirigentes, profesionales e intelectuales de todas las tendencias políticas -de la izquierda social y política- en el debate sobre las alternativas y posibilidades en la construcción de un mejor país, desde los diferentes géneros periodísticos.
- Reunir, estudiar y difundir por todos los medios posibles, información histórica, cultural, documental inédita que posean los sectores populares, las víctimas del conflicto social y armado de los últimos 60 años, lo mismo que información científica y/o teorías que a nivel nacional, continental y mundial puedan contribuir al análisis y comprensión de nuestra situación política, social y económica, resaltando los logros, descubrimientos e inventos de nuestros científicos de América Latina y Colombia (como lo vienen haciendo varios medios independientes).
- Los sectores y movimientos populares tienen gran experiencia en la realización de este tipo de procesos, gran parte de la izquierda conoce y aplica el método de Investigación Acción participante que nos legó el maestro Fals Borda y algunas veces los aportes de Freire (“Pedagogía del oprimido”); para este proceso es importante, además, acondicionar la metodología a las cosmovisiones de cada sector o comunidad.
La integración del SNCA puede ser un proceso de acercamiento político, de elaboración y coordinación y/o articulación colectiva en base al consenso, su consolidación será de acuerdo con la dinámica que le impriman los y las interesadas, pues como parte de la izquierda, los medios alternativos independientes arrastran el lastre del divisionismo y el sectarismo, algunos han pretendido dirigir las luchas populares, más que comunicar, orientar y educar.
[1]El Estado: ¿un mal necesario? – Publicado en www.rebelion.org – 25-09-2013
[2]“La red Echelon: el control de internet y de todas las comunicaciones”. Escrito por Carlos Eduardo Maldonado para Le Monde DiplomatiqueMartes, 09 Julio 2013