Archivo diario: 18 marzo, 2018

EN COLOMBIA SER CORRUPTO NO ES UNA ESTIGMA, SINO UNA PROFESIÓN QUE OTORGA PODER CON EL MENOR RIESGO, POR LOS ALTOS NIVELES DE IMPUNIDAD QUE EXISTEN EN EL PAÍS.

POR
GONZALO ÁLVAREZ HENAO

Lo que resulta evidentes después de los comicios electorales del 11 de marzo de 2018, es que las elecciones en Colombia no son una fiesta de la democracia, como la quieren hacer parecer algunos despistados gobernantes o miembros de los cuasi partidos políticos, sino la danza de los millones. Las elecciones en el país se convirtieron en una competencia o subasta, entre el sector privado, los narcotraficantes y los paramilitares, denominados eufemísticamente Bacrim, Clan del Golfo o la Oficina, para ver quien pone más dinero y de esta manera quedarse con el botín del Congreso o la Presidencia de la República. No es un chiste decir, que los tres sectores señalados, buscan afanosamente controlar el Congreso y elegir un Presidente que les salvaguarde sus intereses y les permita cometer toda clase de fechorías.

Lo que si resulta un chiste muy gracioso, típico de un país tan folclórico como el nuestro, son las declaraciones de Juan Carlos Mora, Presidente del Banco de Colombia, justificando la financiación de los banqueros a las campañas electorales. Dicen estas manos limpias de Bancolombia, que resulta indispensable que el sector privado aporte económicamente a las campañas políticas, porque de no hacerlo las empresas, lo harán otros sectores que no convienen a la democracia. Esto no deja de ser muy cómico, habida cuenta que tan perversa es la financiación de los paramiltares o de los narcotraficantes, como la de los banqueros, porque el dinero de los tres está manchado con sudor, dolor y sangre de muchos colombianos.

Las declaraciones del banquero, no hay que interpretarlas como un gesto generoso y un celo por preservar la democracia, porque es lo que menos les interesa, sino que buscan afanosamente controlar el poder, para defenderse de sus enemigos narcotraficantes y paramilitares que los tienen pagando tributos y les están disputando el mercado. Los narcotraficantes de hoy y los paramilitares, tienen una participación muy activa en el sector financiero, el comercio, la construcción y el transporte, entre otras actividades económicas. Hoy los narcotraficantes y los paramilitares, no están solamente dedicados a exportar drogas o cargar un fusil. Para decirlo en otros términos, están participando en toda la vida económica y política del país, y como los banqueros y otros gremios económicos, están viendo amenazados sus intereses, no les queda otro camino que defender su posición como clase dominante, a nombre de la democracia.

Esta competencia o subasta en la financiación de las campañas electorales, es lo que ha hecho que los candidatos, reúnan montañas de dinero. Hay quienes sostienen que es común que un candidato al Senado, disponga de diez mil millones de pesos para su aspiración cuasi popular.

No es cierto que con la financiación privada de las campañas a los candidatos, no les llegue el dinero turbio, porque al parecer el único transparente es el sector de los banqueros. En esta puja por tener el control de los elegidos, se pone al descubierto con el bochornoso incidente en que se ha visto envuelta la Senadora electa, Aida Merlano Rebolledo, una mujer joven y sin una trayectoria política destacada, que tenía como sede una especie de palacio y dinero por montones.
Por la falta de trayectoria política, de influencia y de contactos en los organismos de control, fue que cayó Aida Merlano Rebolledo. Su caso se puede considerar como el de un chivo expiatorio, para mostrar resultados. Muchos otros candidatos compraron más votos y a mayor precio, y sin embargo como tienen prestigio, padrinos y mucha influencia en los organismos de control, siguen gozando de buena salud y van a ocupar sus curules el 20 de julio de 2018.

El caso más paradigmático o elocuente, es el de ese partido político que lleva el nombre de Cambio Radical, y que en otras ocasiones lo he definido como un refugio de corruptos y ladrones, que contaba con 9 senadores. Y tal fue el desprestigio que llegó a tener este sector partidista, que a German Vargas Lleras, que no es ningún santo, le dio pena presentarse como su candidato, y prefirió hacerlo por firmas. Este partido que es el que más personas tiene cuestionadas, por parapolítica y corrupción, está asentado en montañas de billetes, que utilizó de manera generosa comprando conciencias, para pasar de 9 senadores, a 16 ¿Cómo lo hizo? ¿Comprando votos?