Archivo mensual: julio 2017

Continúan desplazamientos en Colombia: Reporte IDMC 2017

En 2016, el conflicto y la violencia obligaron a 171.000 personas a huir de sus hogares en Colombia, según nuevo informe,

En total, 40,3 millones de personas viven en condición de desplazamiento en el mundo. Colombia es el país con el mayor número histórico de desplazados, 7,2 millones de personas. Según el informe global Siria (6,3), Sudán (3.3), Irak (3,0) y República Democrática del Congo (2.2) completan la lista de los cinco países con el mayor número de desplazados a nivel mundial.

Christian Visnes, director regional de NRC en América Latina dijo: “Lamentablemente y pese a los avances en materia de paz, hoy no es posible hablar del fin definitivo del conflicto armado en Colombia. Los enfrentamientos por el control territorial entre otros actores armados no estatales, como el ELN, el EPL y los grupos armados organizados, siguen causando desplazamiento y la situación humanitaria se ha deteriorado en áreas específicas del país”.

Pese a la disminución del número de desplazados en Colombia, comparando las cifras del año 2015 y 2016; el número de nuevas personas desplazadas es preocupante (171,000). En este contexto el reconocimiento de las víctimas -su asistencia, acceso al registro, reconocimiento de su situación y protección-, deben seguir siendo una prioridad durante la fase de implementación de los acuerdos de paz.

Los conflictos y la violencia criminal o de pandillas obligaron a 400.000 personas en Latinoamérica y el Caribe a huir dentro de su propio país en 2016, según un informe publicado hoy por el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC) y el Consejo Noruego para Refugiados (NRC).

Únicamente dentro de El Salvador, 220.000 personas fueron desplazadas internamente por la violencia, las desapariciones forzadas y violencia sexual en 2016. Colombia (171.000), México (23.000), Honduras (16.000) y Guatemala (6.200) también tuvieron un número significativo de personas desplazadas de manera forzada.

A nivel mundial, los conflictos, la violencia y los desastres causaron 31,1 millones de nuevos desplazamientos internos en 2016. Los desastres desplazaron tres veces más personas que los conflictos, con 24,2 millones en comparación con 6,9 millones. La mayoría de los nuevos desplazamientos provocados por desastres registrados en 2016 estuvo relacionada con riesgos meteorológicos tales como inundaciones, tormentas, incendios forestales y condiciones invernales severas.

1,8 millones de personas más fueron desplazadas por los desastres en la región, la mayoría de ellas en Cuba, donde el huracán Mathew obligó a casi uno de cada 10 habitantes a abandonar sus hogares y buscar refugio en lugares más seguros. Con una situación en la que muchos países de la región ya de por sí están teniendo dificultades para gestionar el riesgo de desastres, y en la que el cambio climático y la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos son una amenaza constante, se espera que la escala de los futuros desplazamientos siga en aumento.

El Secretario General del NRC Jan Egeland dijo: «en 2016, cada segundo una persona se vio obligada a huir de su hogar dentro de su propio país. El número de desplazados internos ahora supera por el doble al número de refugiados. Es urgente volver a posicionar el tema del desplazamiento interno en la agenda mundial».

El informe reveló una clara relación entre el desplazamiento interno y refugio. Los países con mayor número de desplazamiento, también son los países con el mayor número de población refugiada, Colombia es uno de los 6 países que corrobora esta afirmación. Según el informe hay 340.000 colombianos refugiados o en situación similar a la de los refugiados, ubicados principalmente en Panamá, Ecuador y Venezuela.

La Directora del IDMC Alexandra Bilak dijo: «a pesar de que el desplazamiento interno es el punto de partida de muchos viajes sin regreso, en la actualidad ha sido eclipsado por el enfoque global en los refugiados y los migrantes. Tenemos que reconocer que, sin el tipo adecuado de apoyo y protección, un desplazado interno hoy puede convertirse en un refugiado, un solicitante de asilo o un migrante internacional mañana».

Sin embargo, el año pasado se gastó más en ayuda para el reasentamiento de refugiados en países donantes que en los países donde se originan las crisis de desplazamiento.

El Informe Mundial sobre Desplazamiento Interno señala que el fenómeno del desplazamiento continuará a menos que dirijamos la atención política y los fondos a los factores subyacentes de la pobreza, la fragilidad del estado y el cambio ambiental global. «Los hallazgos del Informe Mundial sobre Desplazamiento Interno reflejan una situación de indiferencia internacional, ausencia de rendición de cuentas y fracaso de los Estados para proteger a su propia gente,» dijo Bilak.

Reporte global desplazamiento col. – 2017-GRID

Tomado de: http://www.nrc.org.co/index.php?option=com_content&view=article&id=216:conflicto-desplaza-a-171-000-personas-en-colombia-2016&catid=23:situacion-humanitaria&Itemid=101


Descargue el Informe Global de Desplazamiento Interno 2017 completo

Descargue el Informe Global de Desplazamiento Interno 2017 versión corta

Encuentre cifras y análisis del Informe Global de Desplazamiento Interno 2017 en: http://www.internal-displacement.org/global-report/grid2017


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MEDELLÍN OTRA CLOACA DEL URIBISMO: LA RELACIÓN FICO GUTIERREZ-FLIA VILLEGAS

La relación de Federico Gutierrez con la Familia Villegas, no es tan reciente y detrás, hay relaciones de poder que van más alla de nuestro Conocimiento en donde los vínculos más fuertes, son los vínculos Villegas-Uribe. Como todos saben, Federico no es tan independiente como ha dicho (de hecho no es nada independiente) porque ningún títere es independiente.

Fiel seguidor del Uribismo, se convirtió en uno de sus bastiones en Medellín, primero siendo colaborador y defensor del uribismo desde su curúl en el Concejo de Medellín y así, hasta las campañas presidenciales de 2002, 2006, 2010, hasta llegar a ser el candidato de Uribe a la Alcaldía de Medellín en 2011. Campaña que personalmente seguí tablado a tablado como analísta electoral. Dicha campaña se limitó a defender el gobierno Uribe y decir que era una persecución política.

Claro, el que habló siempre fue Uribe, siempre fue el que se defendió y defendió su gobierno y al final, presentaba a su candidato. Para esa fecha perdió las elecciones a la Alcaldía y desapareció de la escena pública por un tiempo, me refiero a desaparecer de los micrófonos, las cámaras, la prensa pero siguió trabajando fuerte hasta 2014.

Para esa fecha (2014), fue el Gerente Regional de la campaña Zuluaga Presidente, campaña conocida por la filtración de dineros en ámbas campañas presidenciales y por tener como propuesta, que el problema de vivienda de los colombianos pobres, no se solucionaba regalándoles casitas, sino entregándole la construcción de las mismas a los constructores (constructores como la familia Villegas), para después, venderselas a los pobres por cuotas a 20 ó 30 años.

Para 2015, se presenta nuevamente como candidato a la Alcaldía de Medellín, pero esta vez con pose de independiente ¿desde cuándo los títeres son independientes?, esto no fue más que una estrategia del uribismo que ya se llamaba Centro Democrático, estratégia que ocurrió en todas la ciudades capitales y que se caracterizó por tener dos candidatos: uno oficial y el otro dizque independiente, pero que funcionó muy bien como en Bogotá con Peñalosa y en Medellín con Gutierrez, ambos con una fuerte tendencia a la construcción, a destruir lo verde y nuestros recursos naturales para cambiarlos por lo gris, a favorecer a los constructores.

Ámbos se siguen mostrando como independientes, pero siguen siendo títeres y siguen obedeciéndo ordenes del titiritero, o ¿por qué desde el Concejo y Alcaldía de Medellín se declara persona no grata al director del IGAC por publicar los mapas oficiales de Belén de Bajirá, pero no declaran persona no grata a Uribe que en 2002, ordenó publicar esos mismos mapas como oficiales? por tal razón encontramos como siguen ejerciendo sus gobiernos mediáticamente, como siguen ejerciendo el mismo tipo de políticas y siguen nombrando funcionarios provenientes del Centro Democrático y una fuerte relación con los constructores, como en el caso de Medellín, donde son los que imponen las medidas ambientales y todas las demás que beneficien su negocio.

Pero esa relación entre el CD y los constructores, no sólo se vé en eso, también en el nombramiento de muchos funcionarios. Es el caso de Gustavo Villegas, del clan Villegas los mismos constructores del Edificio Space. La familia Villegas es dirigida por Álvaro Villegas, exGobernador de Antioquia y recordado por nombrar en la década de los 80’s (1986) a Álvaro Uribe como Alcalde de Medellín y que posteriormente, fue destituido por la Presidencia de la República bajo recomendación de la DEA, CIA y Embajada de los Estados Unidos, por ser un miembro del Cartel de Medellín, pero entonces la Familia Villegas con toda la plata de Escobar Gaviria y Rodríguez Gacha, le compraron el puestíco en la Áerocivil.

Desde entonces, también hubo denuncias de los organismos estadounidénses sobre Álvaro Villegas primero por tener vínculos con el Cartel de Medellín-Bogota (Escobar Gaviria-Rodriguez Gacha) en el que se le tachaba de lavado de activos a través de proyectos de construcción y posteriormente, con grupos paramilitares en donde su empresa de construcción, estaba relacionada con apropiación de tierras por desplazamiento, lavado de títulos de propiedad y lavado de activos de los paramilitares.

Hoy, encontrámos una fuerte permanencia de esas relaciones de poder en la Alcaldía de Medellín, donde hasta ahora, en año y medio de gobierno no se ha hecho nada contra la familia Villegas y sus homicidas y estafadores proyectos de vivienda que han perjudicado a miles de familias no sólo en el Sector del Poblado, sino también en los Colores y en Calazans.

Vemos como los funcionarios que dieron esos permisos de construcción y recibieron propiedades como premio, fueron ratificados en sus puestos o promovidos mientras que los ingenieros y arquitectos, perdieron sus licencias profesionales. También vemos como miembros de la familia Villegas, investigados por paramilitarismo como Gustavo Villegas desde 2008 , son nombrados en puestos neurálgicos…(un paramilitar como secretario de seguridad de Medellín) después de aportar grandes cantidades de dinero a las campañas electorales del CD.

Esas relaciones que casi siempre son invisibles, tienen una relación muy poderosa entre estructuras criminales, el uribismo y entes de control, no es coincidencia que el capturado por paramilitarismo Guillermo León Valencia Cosio miembro de la Oficina de Envigado pasàra de ser director de vigilancia en el Hospital General de Medellín, a Director Regional de Fiscalías en Antioquia mientras su Hermano Fabio Valencia Cosio, era la mano derecha de Álvaro Uribe en la Presidencia de la República.

Tampoco es coincidencia que Luis Gustavo Moreno, primo de Lina Moreno de Uribe ex abogado defensor de Alfredo Ramos (exgobernador de Antioquia y procesado por paramilitarismo), y con una esposa condenadad por narcotráfico en 2008, llegára a ser el ZAR ANTICORRUPCIÓN DE LA FISCALÍA y hoy tenga pedido de extradición de los Estados Unidos por desaparecer las pruebas de los uribistas procesados por paramitarismo y por si fuera poco, fue puesto en la fiscalía, para garantizar la transparencia de las investigaciones contra reficar y odebrecht que vinculan al uribismo.

Tampoco es coincidencia que Gustavo Villegas, del clan Villegas (clan que puso a Álvaro Uribe como Alcalde y luego como director de la Aerocivil) e investigado por paramilitarismo, fuera nombrado por Federico Gutierrez como secretario de Seguridad de Medellín…entonces, ¿si Fico Gutierrez es tan autónomo e independiente, por qué sigue los mismos patronnes sistemáticos de comportamiento del CD?

CHILE Y VENEZUELA

Por Leandro Grille
Caras y Caretas (Uruguay)
Nicolás Maduro no es Salvador Allende. Ni es Hugo Chávez. Venezuela, además, no es Chile. Hasta ahí las afirmaciones son de una trivialidad tal que podrían obviarse. Sin embargo, el paralelismo entre la revolución bolivariana y el gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el inolvidable presidente mártir, es enorme. Y negarlo, desconocerlo o soslayarlo es condición necesaria para desentenderse y adversar un proceso político contemporáneo sin la necesidad de replantearse viejos amores todavía vigentes.
Me propongo exponer brevemente, dentro de las limitaciones de mi formación, algunas claves de este paralelismo más allá de que no existen procesos históricos y político homologables en un sentido profundo, mucho menos cuando operan sobre sociedades y tiempos distintos.
Históricamente Venezuela ha tenido una economía basada en la extracción y comercialización de sus enormes reservas petroleras. Chile, por su parte, fundó su economía durante décadas en la explotación del salitre, hasta su declive tras el desarrollo del salitre sintético, y tras ello vivió literalmente de la extracción y exportación de cobre que, al momento de ascender Salvador Allende a la presidencia, significaba el 75% de las exportaciones chilenas y más del 30% de los ingresos tributarios. Ambas eran economías extractivistas, fuertemente dependiente del precio internacional de un recurso natural preponderante.
Una primera gran similitud entre el gobierno de la UP y el proyecto político inicialmente liderado por Hugo Chávez fue la voluntad manifiesta de construir un camino al socialismo por vía democrática en un país del tercer mundo, recurriendo a las urnas y no a las armas. Este propósito común de resolver de modo pacífico la contradicción capital trabajo a favor de los explotados mediante la construcción de un Estado socialista por vía electoral, todavía no ha probado su viabilidad en ningún territorio del mundo. No hay precedentes.
No es extraordinario, entonces, que los dos procesos políticos hayan concentrado su vocación socializante en la redistribución de la renta producida por su principal rubro económico, ni puede sorprender que el derrumbe -forzado- del precio internacional del cobre entre el año 1971 y el año 1973, para Chile, y el desmoronamiento del precio del barril de petróleo a partir del año 2014, para Venezuela, hayan tenido las consecuencias económicas devastadoras que tuvieron en ambos países.
La crisis económica de la Chile de Salvador Allende fue tan grave y tan atizada por los Estados Unidos como la crisis venezolana. Desde que Allende obtuvo la presidencia de Chile, Estados Unidos, gobernado en ese entonces por Richard Nixon y con el genocida de Henry Kissinger al frente del Departamento de Estado, tomó la decisión de derrocarlo y para ello orquestó un plan, conocido como FUBELT, para destruir la economía chilena, radiarla del mundo, y producir un golpe de Estado que derrocara el gobierno marxista al que consideraban una grave amenaza a sus intereses.
Las pruebas de su accionar se conocieron 25 años después, cuando se desclasificaron los documentos, pero era evidente para cualquier observador que no fuera políticamente ingenuo o cómplice. Si el primer año de Allende significó una mejora sustantiva en la capacidad de consumo de la población, crecimiento económico, expansión de derechos, impulso de políticas públicas de avanzada, los años posteriores -condicionados por una guerra económica interna y externa conducida por Estados Unidos y ejecutada por los sectores más poderosos de Chile y sus medios afines, más la abrupta -y operada- caída del precio internacional del cobre tras la nacionalización de 1971, marcaron un derrumbe de la economía, dos años seguidos de caída del producto bruto, deterioro del salario real e inflación galopante, que llegó a ser los últimos dos años del gobierno de Allende la más alta del mundo, superando el 600%.
La política de control de precios que aplicó el gobierno de Chile para contener la inflación es perfectamente comparable a ley de precios justos venezolana, y el poder económico respondió de la misma manera: con desabastecimiento y acaparamiento. Los chilenos debían hacer colas de varias cuadras para obtener productos básicos a precio regulado, o pagar montos infernales en el mercado negro que esquivaba el control del Estado. En Venezuela sucedió lo mismo. Y al desabastecimiento inducido, la respuesta del Estado venezolano fue la misma que la respuesta del gobierno de la UP: Allende creo las JAP (Juntas de Abastecimiento y Control de Precios) y Nicolás Maduro creó los CLAP (Comité Locales de Abastecimiento y Producción) que tal vez han funcionado mejor que las JAP, entre otras cosas porque, evidentemente, las autoridades venezolanas analizaron aquella experiencia y han hecho lo posible para que, a diferencias de las JAP chilenas, los CLAP venezolanos no sean saboteados y perseguidos.
El descontento social venezolano de los últimos años y el chileno de la época de Allende trabajado por la guerra económica y sus duras consecuencias sobre la vida cotidiana de los chilenos, también fue comparable. Y en las elecciones parlamentarias de 1973, la Confederación para la Democracia (CODE, versión chilena de la actual Mesa de Unidad Democrática que agrupa a la derecha venezolana) obtuvo el 56% de los votos, contra el 43% que obtuvo la Unidad Popular de Salvador Allende, quedándose con la mayoría de las bancas, con guarismos que son singularmente parecidos a la elección de la Asamblea Nacional que perdió el chavismo en medio de una crisis idéntica, porque en 2015 la MUD venezolana obtuvo el 56% de los votos contra el 41% del Partido Socialista Unido de Venezuela.
¿Qué hizo Allende con un parlamento opositor? La oposición chilena agrupada en la CODE quería los dos tercios para poder acusar y, eventualmente, destituir a Allende como hicieron hace poco con Dilma, y como quisieron hacer con Maduro. No llegaron de casualidad. Pero controlaron el parlamento, y la oposición chilena intentó usar su mayoría parlamentaria amplia para promover una reforma constitucional con un proyecto conocido como Hamilton – Fuentealba que intentaba parar las políticas estatizadoras y socialistas de Allende. Allende vetó el proyecto y, por ello, fue acusado de avasallar la legalidad y pasar por arriba del poder legislativo. Fue acusado en parecidos términos que Nicolás Maduro y el odio político de las clases medias y altas se expresó en la calle, con movilizaciones cada vez más duras, y también masivas, donde también participaron estudiantes universitarios -no fueron solo los camioneros- e ingentes sectores sociales, entre los cuales sectores medios y profesionales, como médicos y abogados y dentistas y comerciantes. A Allende le calentaron la calle y no hubo 60 muertos, hubo más de 100, y lo acusaron de asesino, de tirano, de todo. Mientras tanto, los sectores aliados a la burguesía promovían el golpe, se concentraban en la puerta de los cuarteles, y participaban en conspiraciones. Si en estos días la fiscalía general de Venezuela se ha plegado a la oposición, también se plegó la contraloría general de la República en Chile cuando acusaron a Allende de desconocer la Constitución por vetar el proyecto de los opositores de derecha, que se proponía impedir la expropiación de tierras y la intervención en el comercio y en el rubro de los transportistas.
¿Por qué muchos creen que Salvador Allende era un hombre democrático y pacífico y su gobierno un ejemplo inolvidable, y se permiten a la vez aborrecer el proyecto de los bolivarianos? ¿No es acaso una inconsistencia? Por ahora, la gran diferencia es el desenlace. Salvador Allende fue víctima de un golpe de estado militar al que resistió con su vida y el gobierno venezolano no ha sido derrocado todavía, ni siquiera por un golpe de Estado, aunque lo intentaron. Venezuela se defiende como puede. Hugo Chávez lo dijo: a diferencia de la chilena, la nuestra no es una revolución desarmada. Fidel se lo anticipó a Salvador Allende en su discurso de despedida en el Estado Nacional, al final de un recorrido de tres semanas por territorio de Chile, en diciembre de 1971. Luego de ver la experiencia -única en la historia de construcción del socialismo por vía pacífica-, le advirtió al pueblo de Chile que la violencia era inexorable, porque la derecha la iba a imponer: “¡Regresaré a Cuba más revolucionario de lo que vine! ¡Regresaré a Cuba más radical de lo que vine! ¡Regresaré a Cuba más extremista de lo que vine!”
Lo que está sucediendo en Venezuela no es extraño a la historia de América Latina. Ni la actitud de la OEA lo es. Ni la violencia lo es. Ni la crisis. Ni los muertos. Ni la guerra económica. Ni las mentiras de los medios. Ni la intervención de la mano negra de los Estados Unidos. Ni el desabastecimiento concertado. Ni el acaparamiento criminal. Ni las colas gigantes, ni la inflación astronómica, ni el mercado negro, ni el control de precio, ni los CLAP, ni las derrotas electorales en medio de crisis operadas, ni la caída majestuosa del precio del recurso económico más importante, ni las manifestaciones de las clases altas y medias. Ni las acusaciones de inconstitucionalidad. Ni las acusaciones de despotismo y tiranía. Porque lo que está sucediendo viene organizado desde el mismo lado y con el mismo objetivo que hace cuarenta y cuatro años. Es contra los mismos. Solamente han aggiornado sus métodos, porque como también dijo Fidel aquel día en el Estadio Nacional de Chile, la derecha aprende antes que el pueblo humilde. Pero el pueblo humilde también aprende. Y como ahora es más difícil que aparezca un Pinochet en Venezuela, entonces piden la intervención internacional. También en Chile se anticipaba una guerra civil. De eso se hablaba en el 73. Para mí, nada es sustancialmente distinto. Tampoco son distintos los que no van a soltar la mano de la Revolución Venezolana. Ni es distinta la derecha que se lo opone. Qué no estallen de nuevo los cristales de los lentes de Salvador Allende