Archivo diario: 26 diciembre, 2013

Emilio Tapia le contó a El Espectador cómo se habría fraguado el complot para sacar a Gustavo Petro

 

Por: Juan David Laverde Palma
En Twitter: @jdlaverde

‘El caos de las basuras fue premeditado'Emilio Tapia Aldana es uno de los testigos estelares de la Fiscalía en el caso del carrusel de la contratación en Bogotá. / Luis Ángel
Emilio Tapia, el testigo estrella de la Fiscalía en el expediente del carrusel de la contratación, le reveló a El Espectador cómo supuestamente se fraguó un complot para sacar al alcalde Gustavo Petro de su cargo. Según él, los operadores privados que venían prestando el servicio de recolección de basuras se concertaron para generar el caos que vivió Bogotá el 18 de diciembre del año pasado. Caos que terminó con la destitución de Petro. Así despachó sus verdades Emilio Tapia.
El procurador acaba de destituir al alcalde Gustavo Petro, uno de los principales denunciantes del cartel de la contratación, del cual usted hizo parte. ¿Qué opina del fallo?
Cuando tomé la decisión de asumir mi responsabilidad y de colaborar con la justicia, hice un compromiso con la verdad. En ese sentido me parece desmedida la decisión del procurador. Si bien es cierto que hubo omisiones o errores en el tema de las basuras, hay un antecedente muchísimo más grave: el exalcalde Samuel Moreno y otros exfuncionarios del Distrito que hoy incluso están privados de la libertad o han sido condenados por corrupción en la contratación. Por eso creo que hay una desproporción en la situación actual de estos exfuncionarios y el fallo de 15 años de inhabilidad que le impusieron al alcalde Petro.
Dice que la situación del exalcalde Samuel Moreno, acusado de ser la cabeza de un cartel que saqueó a Bogotá, no se compadece con el escenario de Petro, pero Moreno fue sancionado a 12 meses y Petro a 15 años. ¿Cómo explica eso?
La decisión contra el alcalde Petro fue a contrarreloj y no se compara en ningún momento con todos estos antecedentes que le acabé de mencionar.
¿Cree que el desangre a Bogotá del carrusel fue mucho más grave que el caos provocado por el nuevo esquema de basuras?
Claro. Es cierto que hubo unas irregularidades y lentitud en la prestación del servicio de aseo en ese momento, pero también hay que decir que todo ese caos estaba premeditado y de eso puedo dar fe yo. Así se lo manifesté en su momento a un fiscal delegado ante la Corte en mi marco de colaboración con la justicia, donde intervino además el representante de las víctimas en el caso del carrusel. En esa reunión comenté algunas cosas del tema de las basuras.
¿Exactamente de qué irregularidad fue testigo?
Hubo un complot contra el alcalde de Bogotá. Por los intereses que tenían los operadores privados en su momento, éstos se juntaron para no aceptar del distrito la última prórroga que se les iba a hacer al contrato, con el fin de que se generara un caos en la recolección de basuras, caos que efectivamente se dio. Todo esto fue premeditado por los operadores privados.
¿Y cómo supo de ese complot?
Desde la administración de Samuel Moreno yo estaba en el ejercicio de organizar la licitación de recolección de basuras. Obviamente interactué con las empresas que estaban participando en ese negocio que valía unos $2,4 billones. Una vez llega el alcalde Petro, ante su idea de quitarles a los privados ese negocio, éstos tomaron la decisión de no aceptar una nueva prórroga. Fíjese que mientras el alcalde ultimaba los detalles para entregarle al Distrito esta operación, necesitaba que los privados continuaran prestando el servicio. Por eso prorrogaba esos contratos. Entonces qué se hizo: los privados dijeron que no aceptaban otra prórroga y la estrategia era después mandar los camiones de basura a mantenimiento con el fin de provocar un caos. No era fácil para el alcalde buscar 700 vehículos recolectores de un día para otro. Al alcalde lo pusieron contra la pared.
¿Lo que hicieron los privados fue concertarse para generar este caos?
Claro, lo que querían era forzar al alcalde para que sacara una licitación en la que ellos pudieran seguir participando del negocio de las basuras. Lo que se buscaba era seguir manteniendo el negocio por otros 7 años. Así se obligaba al alcalde a que se entregara incluso un contrato de mayor duración a estos privados. El alcalde no se prestó para eso, porque se enteró de la situación (el complot) y por eso intentó reaccionar ante este escenario. Pero ninguna herramienta jurídica le permitió hacer nada distinto de lo que hizo.
¿Cómo es posible que los privados paren su servicio y no existan alternativas para evitar un caos así?
Como ellos eran conocedores de la normatividad ambiental, de la ciudad y del mercado que manejaban, sabían que no existía en Bogotá una capacidad de camiones con estas características para atender la necesidad de ese servicio. ¿Qué se pensó? Una estrategia: “la ciudad no aguanta tres días de basura. Con esto se tumba al alcalde”. Y hoy vemos ese resultado.
¿Estuvo en alguna reunión en la que los privados dijeron eso: “El alcalde no aguanta tres días de basura”?
Nosotros estábamos estructurando el proceso de licitación para dárselo a los privados. Pero el alcalde Petro cambió el modelo y dijo que ese negocio lo tomaría Aguas de Bogotá, es decir pasó del tema privado al tema público. Como nosotros lo que queríamos era que esa licitación saliera igual a la que venía prorrogándose a los privados y el alcalde se atravesó, la estrategia fue ponerlo contra la pared. Pero ni así el alcalde cedió. Al no ceder la estrategia fue: “vamos a tumbar al alcalde porque el alcalde no aguanta tres días de basuras, la ciudad no lo aguanta”. Yo me enteré de todo esto porque yo hacía parte de la estructuración de ese proceso licitatorio.
O sea, usted sabía meses antes que el 18 de diciembre de 2012 Bogotá iba a vivir un caos de basuras.
Por supuesto, porque yo hacía parte de eso en ese momento. Pero luego hice mi compromiso con la verdad y empecé a colaborar con la justicia. Ahí salí de ese escenario e incluso se logró prevenir al alcalde.
¿Se enteró el alcalde del complot?
Sí, porque eso lo conté en la Fiscalía y en esa reunión estaba el abogado de las víctimas del carrusel (en representación de Petro). Yo conté de esa estrategia para tumbar al alcalde.
¿Qué hizo el alcalde con esa información?
Supongo que empezó, a través de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), a verificar o a llamar de manera informal a los representantes de los operadores para saber si le iban a hacer ese ‘paro’ y, efectivamente, en conversaciones con el abogado de las víctimas me enteré que habían corroborado esa información.
Soldado avisado no muere en guerra. ¿Por qué el alcalde, si sabía, no evitó el caos?
Creería que no existió la herramienta jurídica para poderlo hacer. La otra opción era que los privados siguieran con el servicio, es decir, abrir una licitación para ellos y eso era lo que el alcalde no quería, que cuatro grupos empresariales se siguieran enriqueciendo. Él buscó bajar los costos y optimizar la prestación del servicio.
¿Es decir, esos contratos de recolección de basura sí eran leoninos para el Distrito?
Claro, las utilidades eran muy importantes y la política del alcalde era optimizar ese recurso. Y al manejarlo el Distrito creo que la optimización era muy alta. Había un ahorro importante para el Distrito.
¿Podría decirse que los privados le ganaron la batalla al alcalde?
Sí, lograron su objetivo. Como el alcalde no permitió la continuidad del modelo, la estrategia fue tumbarlo, como ocurrió.
Pero eso también sería concluir que el procurador se está inventando unas irregularidades que sí ocurrieron hace un año.
No soy quién para juzgar al procurador. Como ciudadano respeto sus decisiones, pero sí debo decir que ésta fue la génesis del problema que hoy está viviendo la ciudad.
¿Considera que la destitución de Petro fue una medida extrema?
Sí. No me cabe la menor duda de que, como los operadores eran conocedores de las normas en las que el procurador terminó basándose, sus cálculos les resultaron afines a su estrategia.
¿Está consciente de que esos operadores privados van a salir a desmentirlo? ¿Qué pruebas tiene de que se concertaron para tumbar al alcalde?
Todo esto que estoy comentando se señaló antes de que pasara. Lo dije en reuniones con la Fiscalía ante un fiscal delegado ante la Corte y allí estuvieron representantes de las víctimas. Y ellos, como cercanos al alcalde, hicieron un seguimiento de todo lo que dije. Además, sabía que la información que había dado, ellos la corroboraban con el comportamiento de los operadores privados. Yo advertí varias veces lo que iba a suceder.
¿Usted le vaticinó al alcalde todo este enredo?
Así es. Además, hay otra persona que tiene un compromiso con la verdad, que está colaborando con la justicia y es Manuel Sánchez. Él tuvo conocimiento de todo esto. Para mí el alcalde está destituido por no permitir que personas que hicieron parte del carrusel en el tema de las basuras continuaran con el mismo método de contratación, es decir, por impedir que se les entregaran los $2,4 billones por un periodo de siete años.
Esa es una acusación muy grave. ¿Hay pruebas de que estos operadores privados sí cohonestaron con el carrusel?
Esa respuesta se la daré cuando me lo permita la Fiscalía, debido a que tengo restricciones de confidencialidad en materia de colaboración.
¿En la Fiscalía no se ha tocado formalmente aún el tema de la recolección de basuras?
No.
Resulta una paradoja que Petro fuera su principal verdugo pero que hoy usted esté defendiéndolo como lo hace…
Mi compromiso es con la verdad. Independientemente de que fuera el alcalde la primera persona que denunciara el carrusel y que me señalara como uno de los protagonistas, eso no me impide decir la verdad. Mi compromiso de vida fue decirle la verdad a Bogotá y al país y esto hace parte de esa verdad.
¿Por qué los procesos en el carrusel van tan lentos?
Los que hemos colaborado con la justicia hemos puesto todo el empeño y la Fiscalía ha hecho un trabajo incansable. Pero el sistema de justicia es el que vuelve lento el proceso. Es indiscutible el trabajo que hemos hecho con la Fiscalía, que está tratando de hacer una labor ejemplarizante, pero falta mucho por saberse.
¿Esas mafias de la corrupción siguen vivas en Bogotá?
Creo que muchas de esas mafias siguen vivas y todas éstas fueron las que entraron a entorpecer la administración del alcalde Petro. Ahí es donde veo excesiva la decisión de la Procuraduría, porque si bien es cierto que quizá el alcalde improvisó por falta de experiencia, también lo pusieron contra la pared. Yo que revisé los números y utilidades de ese y otros contratos sé que el alcalde tenía razón en lo que hizo. Esto lo digo por mi compromiso con la verdad. Sí se orquestó una estrategia para lograr un resultado como se vio el lunes.
¿Qué porcentaje del Distrito manejó el cartel?
Se tenía el manejo de todas las entidades del Distrito. Con respecto al tema del control político, es decir el Concejo, se trabajaba con la coalición de gobierno.
¿Qué tanto se conoce del carrusel y qué tanto falta?
Estamos en la mitad. Falta la mitad de todo esto.
“Hay que decir la verdad”: Manuel Sánchez
El Espectador se comunicó con el abogado Manuel Sánchez, quien según Emilio Tapia conoció detalles del supuesto complot en contra del alcalde Gustavo Petro. De acuerdo con Sánchez, “en los pasillos de los entes de control y en el Concejo de la ciudad se hablaba de una estrategia promovida por los operadores privados que manejaban el negocio de basura. Dicha estrategia pretendía generar un caos sanitario y al mismo tiempo que se liderara una investigación en la Procuraduría para lograr el objetivo, hoy cumplido, de la destitución del alcalde”.
El testigo, quien junto con Tapia, el contratista Julio Gómez, el exsecretario de Salud Héctor Zambrano y otros, ha venido colaborando con el expediente del llamado carrusel de la contratación, también manifestó que en este proceso es necesario contar toda la verdad y “verdad fue que se armó una tramoya para sacar de la administración a quien se atrevió a denunciar el carrusel”.
jlaverde@elespectador.com
@jdlaverde9

ARTÍCULO DE FIDEL:

 Mandela ha muerto ¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid?

19 diciembre 2013

Fidel y Mandela

Por: Fidel Castro

Quizás el imperio creyó que nuestro pueblo no haría honor a su palabra cuando, en días inciertos del pasado siglo, afirmamos que si incluso la URSS desaparecía Cuba seguiría luchando.

La Segunda Guerra Mundial estalló cuando, el 1ro. de septiembre de 1939, el nazi-fascismo invadió Polonia y cayó como un rayo sobre el pueblo heroico de la URSS, que aportó 27 millones de vidas para preservar a la humanidad de aquella brutal matanza que puso fin a la vida de más de 50 millones de personas.

La guerra es, por otro lado, la única actividad a lo largo de la historia que el género humano nunca ha sido capaz de evitar; lo que llevó a Einstein a responder que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta sería con palos y piedras.

Sumados los medios disponibles por las dos más poderosas potencias, Estados Unidos y Rusia, disponen de más de 20 000 —veinte mil— ojivas nucleares. La humanidad debiera conocer bien que, tres días después de la asunción de John F. Kennedy a la presidencia de su país, el 20 de enero de 1961, un bombardero B-52 de Estados Unidos, en vuelo de rutina, que transportaba dos bombas atómicas con una capacidad destructiva 260 veces superior a la utilizada en Hiroshima, sufrió un accidente que precipitó el aparato hacia tierra. En tales casos, equipos automáticos sofisticados aplican medidas que impiden el estallido de las bombas. La primera cayó a tierra sin riesgo alguno; la segunda, de los 4 mecanismos, tres fallaron, y el cuarto, en estado crítico, apenas funcionó; la bomba por puro azar no estalló.

Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas.

A lo largo de la historia, hasta hace apenas un siglo y medio y antes de que las máquinas y robots, a un costo mínimo de energías, se ocuparan de nuestras modestas tareas, no existían ninguno de los fenómenos que hoy conmueven a la humanidad y rigen inexorablemente a cada una de las personas: hombres o mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, agricultores y obreros fabriles, manuales o intelectuales. La tendencia dominante es la de instalarse en las ciudades, donde la creación de empleos, transporte y condiciones elementales de vida, demandan enormes inversiones en detrimento de la producción alimentaria y otras formas de vida más razonables.

Tres potencias han hecho descender artefactos en la Luna de nuestro planeta. El mismo día en que Nelson Mandela, envuelto en la bandera de su patria, fue inhumado en el patio de la humilde casa donde nació hace 95 años, un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual.

Millones de científicos investigan materias y radiaciones en la Tierra y el espacio; por ellos se conoce que Titán, una de las lunas de Saturno, acumuló 40 —cuarenta— veces más petróleo que el existente en nuestro planeta cuando comenzó la explotación de este hace apenas 125 años, y al ritmo actual de consumo durará apenas un siglo más.

Los fraternales sentimientos de hermandad profunda entre el pueblo cubano y la patria de Nelson Mandela nacieron de un hecho que ni siquiera ha sido mencionado, y de lo cual no habíamos dicho una palabra a lo largo de muchos años; Mandela, porque era un apóstol de la paz y no deseaba lastimar a nadie. Cuba, porque jamás realizó acción alguna en busca de gloria o prestigio.

Cuando la Revolución triunfó en Cuba fuimos solidarios con las colonias portuguesas en África, desde los primeros años; los Movimientos de Liberación en ese continente ponían en jaque al colonialismo y el imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de la República Popular China —el país más poblado del mundo—, tras el triunfo glorioso de la Revolución Socialista Rusa.

Las revoluciones sociales conmovían los cimientos del viejo orden. Los pobladores del planeta, en 1960, alcanzaban ya los 3 mil millones de habitantes. Parejamente creció el poder de las grandes empresas transnacionales, casi todas en manos de Estados Unidos, cuya moneda, apoyada en el monopolio del oro y la industria intacta por la lejanía de los frentes de batalla, se hizo dueña de la economía mundial. Richard Nixon derogó unilateralmente el respaldo de su moneda en oro, y las empresas de su país se apoderaron de los principales recursos y materias primas del planeta, que adquirieron con papeles.

Hasta aquí no hay nada que no se conozca.

Pero, ¿por qué se pretende ocultar que el régimen del Apartheid, que tanto hizo sufrir al África e indignó a la inmensa mayoría de las naciones del mundo, era fruto de la Europa colonial y fue convertido en potencia nuclear por Estados Unidos e Israel, lo cual Cuba, un país que apoyaba las colonias portuguesas en África que luchaban por su independencia, condenó abiertamente?

Nuestro pueblo, que había sido cedido por España a Estados Unidos tras la heroica lucha durante más de 30 años, nunca se resignó al régimen esclavista que le impusieron durante casi 500 años.

De Namibia, ocupada por Sudáfrica, partieron en 1975 las tropas racistas apoyadas por tanques ligeros con cañones de 90 milímetros que penetraron más de mil kilómetros hasta las proximidades de Luanda, donde un Batallón de Tropas Especiales cubanas —enviadas por aire— y varias tripulaciones también cubanas de tanques soviéticos que estaban allí sin personal, las pudo contener. Eso ocurrió en noviembre de 1975, 13 años antes de la Batalla de Cuito Cuanavale.

Ya dije que nada hacíamos en busca de prestigio o beneficio alguno. Pero constituye un hecho muy real que Mandela fue un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario. Yo no dejaba de admirar su honradez, su modestia y su enorme mérito.

Cuba cumplía sus deberes internacionalistas rigurosamente. Defendía puntos claves y entrenaba cada año a miles de combatientes angolanos en el manejo de las armas. La URSS suministraba el armamento. Sin embargo, en aquella época la idea del asesor principal por parte de los suministradores del equipo militar no la compartíamos. Miles de angolanos jóvenes y saludables ingresaban constantemente en las unidades de su incipiente ejército. El asesor principal no era, sin embargo, un Zhúkov, Rokossovski, Malinovsky u otros muchos que llenaron de gloria la estrategia militar soviética. Su idea obsesiva era enviar brigadas angolanas con las mejores armas al territorio donde supuestamente residía el gobierno tribal de Savimbi, un mercenario al servicio de Estados Unidos y Sudáfrica, que era como enviar las fuerzas que combatían en Stalingrado a la frontera de la España falangista que había enviado más de cien mil soldados a luchar contra la URSS. Ese año se estaba produciendo una operación de ese tipo.

El enemigo avanzaba tras las fuerzas de varias brigadas angolanas, golpeadas en las proximidades del objetivo adonde eran enviadas, a 1 500 kilómetros aproximadamente de Luanda. De allí venían perseguidas por las fuerzas sudafricanas en dirección a Cuito Cuanavale, antigua base militar de la OTAN, a unos 100 kilómetros de la primera Brigada de Tanques cubana.

En ese instante crítico el Presidente de Angola solicitó el apoyo de las tropas cubanas. El Jefe de nuestras fuerzas en el Sur, General Leopoldo Cintra Frías,  nos comunicó la solicitud, algo que solía ser habitual. Nuestra respuesta firme fue que prestaríamos ese apoyo si todas las fuerzas y equipos angolanos de ese frente se subordinaban al mando cubano en el Sur de Angola. Todo el mundo comprendía que nuestra solicitud era un requisito para convertir la antigua base en el campo ideal para golpear a las fuerzas racistas de Sudáfrica.

En menos de 24 horas llegó de Angola la respuesta positiva.

Se decidió el envío inmediato de una Brigada de Tanques cubana hacia ese punto. Varias más estaban en la misma línea hacia el Oeste. El obstáculo principal era el fango y la humedad de la tierra en época de lluvia, que había que revisar metro a metro contra minas antipersonales. A Cuito, fue enviado igualmente el personal para operar los tanques sin tripulación y los cañones que carecían de ellas.

La base estaba separada del territorio que se ubica al Este por el caudaloso y rápido río Cuito, sobre el que se sostenía un sólido puente. El ejército racista lo atacaba desesperadamente; un avión teleguiado repleto de explosivos lograron impactarlo sobre el puente e inutilizarlo. A los tanques angolanos en retirada que podían moverse se les cruzó por un punto más al Norte. Los que no estaban en condiciones adecuadas fueron enterrados, con sus armas apuntando hacia el Este; una densa faja de minas antipersonales y antitanques convirtieron la línea en una mortal trampa al otro lado del río. Cuando las fuerzas racistas reiniciaron el avance y chocaron contra aquella muralla, todas las piezas de artillería y los tanques de las brigadas revolucionarias disparaban desde sus puntos de ubicación en la zona de Cuito.

Un papel especial se reservó para los cazas Mig-23 que, a velocidad cercana a mil kilómetros por hora y a 100  —cien— metros de altura, eran capaces de distinguir si el personal artillero era negro o blanco, y disparaban incesantemente contra ellos.

Cuando el enemigo desgastado e inmovilizado inició la retirada, las fuerzas revolucionarias se prepararon para los combates finales.

Numerosas brigadas angolanas y cubanas se movieron a ritmo rápido y a distancia adecuada hacia el Oeste, donde estaban las únicas vías amplias por donde siempre los sudafricanos iniciaban sus acciones contra Angola. El aeropuerto sin embargo estaba aproximadamente a 300 —trescientos— kilómetros de la frontera con Namibia, ocupada totalmente por el ejército del Apartheid.

Mientras las tropas se reorganizaban y reequipaban se decidió con toda urgencia construir una pista de aterrizaje para los Mig-23. Nuestros pilotos estaban utilizando los equipos aéreos entregados por la URSS a Angola, cuyos pilotos no habían dispuesto del tiempo necesario para su adecuada instrucción. Varios equipos aéreos estaban descontados por bajas que a veces eran ocasionadas por nuestros propios artilleros u operadores de medios antiaéreos. Los sudafricanos ocupaban todavía una parte de la carretera principal que conduce desde el borde de la meseta angolana a Namibia. En los puentes sobre el caudaloso río Cunene, entre el Sur de Angola y el Norte de Namibia, comenzaron en ese lapso con el jueguito de sus disparos con cañones de 140 milímetros  que le daba a sus proyectiles un alcance cercano a los 40 kilómetros. El problema principal radicaba en el hecho de que los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 —mil— hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreos.

Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos hasta decenas de kilómetros de nuestras tropas. Adicionalmente, una presa de 80 millones de metros cúbicos de agua situada en territorio angolano había sido ocupada y minada por combatientes cubanos y angolanos. El estallido de aquella presa hubiese sido equivalente a varias armas nucleares.

No obstante, una hidroeléctrica que usaba las fuertes corrientes del río Cunene, antes de llegar a la frontera con Namibia, estaba siendo utilizada por un destacamento del ejército sudafricano.

Cuando en el nuevo teatro de operaciones los racistas comenzaron a disparar los cañones de 140 milímetros, los Mig-23 golpearon fuertemente aquel destacamento de soldados blancos, y los sobrevivientes abandonaron el lugar dejando incluso algunos carteles críticos contra su propio mando. Tal era la situación cuando las fuerzas cubanas y angolanas avanzaban hacia las líneas enemigas.

Supe que Katiuska Blanco, autora de varios relatos históricos, junto a otros periodistas y reporteros gráficos, estaban allí. La situación era tensa pero nadie perdió la calma.

Fue entonces que llegaron noticias de que el enemigo estaba dispuesto a negociar. Se había logrado poner fin a la aventura imperialista y racista; en un continente que en 30 años tendrá una población superior a la de China e India juntas.

El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable.

Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: “Señor presidente, yo soy Castro”.

Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad. Una vida es un minuto en la historia de los pueblos, y pienso que quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes.

El imperialismo siempre reservará varias cartas para doblegar a nuestra isla aunque tenga que despoblarla, privándola de hombres y mujeres jóvenes, ofreciéndole migajas de los bienes y recursos naturales que saquea al mundo.

Que hablen ahora los voceros del imperio sobre cómo y por qué surgió el Apartheid.

Fidel Castro Ruz
Diciembre 18 de 2013
8 y 35 p.m.

«CUBADEBATE» http://www.cubadebate.cu/fidel-castro-ruz/2013/12/19/articulo-de-fidel-mandela-ha-muerto-por-que-ocultar-la-verdad-sobre-el-apartheid/